II. Realidad

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Una semana después de sucesos sin importancia, Hyunjin tuvo un pequeño inconveniente en el trabajo a causa de sus prisas, insignificante pero a la vez gigante que causaría un gran cambio en su vida y en la de más personas.
El pelinegro se encontraba trabajando en el restaurante limpiando los platos, mientras que Minho atendía las mesas. Era peligroso andar sin cuidado en la cocina en horario laboral, cuando todos los cocineros estaban haciendo su trabajo y paseando con ollas calientes en las manos de aquí para allá. Hyunjin estaba limpiando tranquilamente hasta que escuchó un grito.

—¡Hyunjin, cuidado! —una olla le cayó en la cabeza antes de que él siquiera pudiera reaccionar, mareándolo un poco. —Dios, lo siento, tío. ¿Estás bien? —le preguntó Manuel, uno de los cocineros, sujetándolo del hombro.

—Sí. —murmuró el pelinegro tambaleándose. Y de improvisto cayó al suelo. Se hizo el caos en la cocina y todos dejaron lo que hacían para ir a atenderlo, preocupados.

Finalmente optaron por llamar a una ambulancia, Manuel se sentía culpable y estaba muy preocupado, tal vez el pelinegro pasara unos cuantos días en el hospital por su culpa. Minho se enteró en seguida cuando su amigo sufrió el accidente, y lo acompañó al hospital. Su jefe era comprensivo y dejó que fuera con él, preocupado por la salud de su trabajador.
Lee Know estaba preocupado, porque sabía que la cabeza de Hyunjin era un tanto delicada después del accidente sucedido cuatro años atrás, y que no debía recibir más golpes. Aunque lo que nadie sabía todavía, era que el pelinegro iba a recibir otro golpe todavía más fuerte llamado "realidad".

—¿Él está bien? —le preguntó a una de las enfermeras que pasaba por allí.

—Lo siento, joven, yo acabo de llegar. —le respondió la chica pasando de largo, y él empezó a moverse de un lado a otro, preocupado.
Debería llamar a Jisung y a Jeongin para informarlos, pero no quería preocuparlos, porque esperaba que fuera un golpe sin importancia y que simplemente hubiera afectado a su equilibrio y nada más.

—¿Parientes de Hwang Hyunjin? —preguntó un médico, y él se levantó rápidamente, esperanzado.

—Soy yo, ¿cómo está? —preguntó atropellándose con las palabras.

—Bien, confundido. —respondió, y Minho asintió con la cabeza.

—¿Es algo grave? —le preguntó, y el doctor negó con la cabeza.

—No, ha sido un golpe insignificante, simplemente un mareo. —explicó.

—¿Puedo pasar a verlo? —preguntó, y el doctor asintió.

—Habitación diecinueve. —le dijo. Minho le murmuró un "gracias" y anduvo directamente por el pasillo hasta la habitación que el doctor le había indicado, dio dos golpecitos en la puerta y la abrió, encontrándose con Hyunjin mirando por la ventana cerrada.

—¿Hyunjin? —dijo, en tono neutro. Su amigo giró la cabeza hacia él con un ceño levemente fruncido.

—¿Qué ha pasado? —murmuró.

—Te has dado un golpe en la cabeza. —explicó Minho suavemente.

—En el trabajo, sí. —murmuró el pelinegro, como si lo recordara.

—¿Te sientes bien? ¿Estás mareado? —le preguntó, y Hyunjin negó con la cabeza, mientras regresaba su vista a la ventana.

—Felix... ¿Ha venido a verme? —murmuró, y su amigo sintió como si su corazón se parara.

—¿Qué? —susurró, creyendo que no había escuchado bien.

—Minho, ¿cuánto tiempo ha pasado? —susurró dolido. —Él... Él no se acuerda de mí.

Lee Yong Bok | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora