Capítulo 28

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Pasó por su lado mientras él temblaba, las lágrimas bajaban por su rostro e intentaba recomponer los pedazos de su corazón. Por un momento sus piernas fallaron y sintió que se caería al suelo, todas las fuerzas se habían esfumado de su cuerpo, la voz había desaparecido. Bok andaba a paso casual, acababa de destrozarlo con unas simples palabras, y el pelinegro sentía como si una apisonadora le hubiera pasado por encima, destrozando cada uno de sus huesos. Felix no parecía haberse inmutado. Correría e iría a intentarlo de nuevo, pero se acabó, el peliazul había ganado, él se había roto, estaba tan roto que apenas podía moverse.

"Así se hace". El peliazul sonrió, hasta que más tarde escuchó un sollozo, y la sonrisa fue esfumándose lentamente de su rostro. Parpadeó. ¿Qué acababa de hacer? Dio media vuelta y tragó saliva, el pelinegro seguía de pie en su lugar, sus ojos estaban fijos en los del chico de cabello azul, él estaba roto.

Él estaba roto y era su culpa.

"He aquí tu venganza, ¿no es algo exquisito?" Pero no, era como si la venganza hubiera sido como un boomerang, porque sintió que le faltaba aire. Bok había doblado sus alas, como si las hubiera golpeado con fuerza, había intentado romperlas. Empezó a andar hacia él, hasta tenerlo delante. Él no se movió, aunque Felix estuviera acercándose. Se sentía la peor persona del mundo, culpable, se sentía pésimo, se sentía hundido, destrozado. Él había destrozado a su ángel. La venganza era amarga cuando de amor se trataba. Los ojos de Felix estaban fijos en los de él, él podía verle ahora. Era él, él había vuelto. El pelinegro esbozó una débil sonrisa y Felix lo rodeó fuertemente con sus brazos.

—Lo siento. —susurró, y él soltó un pequeño sollozo. Pasaron minutos, él seguía en pijama y zapatillas en medio de la calle, debería sentirse incómodo, pero jamás se había sentido mejor. Felix se separó de él y agarró sus mejillas, juntó sus labios con los de él, y no pasó de sus labios a pesar de que él dejara más acceso, no se lo merecía. Malditas voces... Estúpidas... Estúpido él por dejar que volvieran a controlarlo. ¿Por qué habían vuelto? Se separó de sus labios y lo miró. —Me satisfaces como nadie lo hace, ¿me oyes? —susurró, y el pelinegro bajó la mirada, pero Felix agarró su mentón y se lo impidió. —¿Me oyes? —repitió.

—No es necesario que mientas. —dijo, dolido aunque pretendiera no sonar de aquel modo.

—No sabía lo que decía. —dijo. —No pensaba con claridad. —dijo, plantando otro beso sobre sus labios. —Dios, lo siento. —susurró. Algo dentro de Felix lo estaba apuñalando. ¿Cómo había sido capaz de hacer eso?

—Estoy bien. —murmuró, y el peliazul lo alzó en brazos, sorprendiéndolo. Lo cogió como aquella vez cuando él estaba malherido, y aquello hizo que su mente se llenara de recuerdos.

Felix anduvo con él en brazos de nuevo hasta el interior de la casa y cerró con el pie, yendo al sofá y sentándose con él sobre su regazo. Había estado en silencio durante demasiado tiempo.

—Perdón. —repitió Felix, y el pelinegro lo miró.

—Está bien, no importa. —murmuró él, en voz baja. Las palabras seguían ahí, en su cabeza. Sabía que no era Felix el que hablaba, pero no podía evitar que doliera, que doliera mucho. Felix acercó sus labios a los de él y lo besó, con suavidad. El pelinegro cerró los ojos mientras el peliazul acariciaba sus labios. No podía dejar de pensar en ello, él quería dar el paso, estaba listo para ello, pero tal vez Felix pensara que sólo quería hacerlo por aquella satisfacción, cuando no era así.

—Deja de pensar en eso. —murmuró Felix al ver que estaba sumido en sus pensamientos.

—Quiero dar el paso. —murmuró él, y Felix torció la cabeza, el pelinegro vio algo chispear en los ojos del otro, culpabilidad. —No... No por eso, Felix. Antes de lo que pasó... Yo ya lo había pensado. —murmuró, con las mejillas levemente rojas.
El peliazul se mordió los labios. No merecía aquello después del daño que le había hecho, no estaría bien. Sentía no merecérselo, el placer de tenerlo a él. No.

Lee Yong Bok | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora