Capitulo 1: Washington

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—¿Irnos?, ¿quien lo decidió?—preguntó molesta.

—Yo, hace cinco minutos—respondió acercándose a su oído—no están seguras aquí, tenemos la sospecha de que fue un ataque directamente hacía ustedes.

—Pero antes derrumbaron otro edificio, ¿por qué lo harían si éramos su objetivo principal?—recordó Sherry, incorporándose en la cama al oírlo.

—Esconder la verdad, fingir que fue una coincidencia—guardó silencio cuando Shepherd, el paramédico, entró nuevamente a la ambulancia.

—¿Todo en orden?—preguntó ante la tensión.

—Si, ya nos estamos por marchar—le respondió Claire.

Todos subieron a la camioneta de Chris. Sherry, quien se encontraba en el asiento trasero, dormía pacíficamente abrazada a Cop y envueltos en la cobija que anteriormente le habían dado a Claire.

—Sospechamos de Umbrella, creemos que quieren borrar del mapa a sus enemigos—dijo el mayor de los Redfield, con la mirada en el camino.

—¿Se han visto ataques similares?

—La semana pasada desapareció sin dejar rastro Parker Luciani, era el compañero de Jill y un miembro activo en la B.S.A.A, lo buscamos desde entonces—relato seriamente.

—Aún no entiendo porque tu solución es enviarnos fuera de Nueva York—comentó.

—Agradece que no te iras fuera del continente.

—¿Agradezco?—pregunto indignada—creo que puedo decidir por mi misma mi vida.

—Puedes, claro que puedes—aclaro—es más, quiero que lo hagas, pero estamos hablando de que podrían asesinarte en cualquier momento, a ti y a Sherry.

Ambos miraron momentáneamente por el retro visor. Quería quedarse, depender de sí misma si era necesario, y lo haría de no ser que no sólo se encontraba ella involucrada, su orgullo quería salir a la luz, aunque cedió al comprender la urgencia de la situación.

—¿Y es necesario quedarme con Leon?

—Kennedy es en el único que confió ahora mismo para cuidarte, más bien, para vigilarte—se corrigió echándole una mirada.

—Precisó una niñera—río con sarcasmo

—Lo que precisas es protección, si quieres llámalo guardaespaldas—dijo con una leve sonrisa burlona, recibiendo de parte de Claire una mueca que escondía una risita—se que las cosas no acabaron bien, toma esta oportunidad como unas vacaciones para reconciliarse.

—Eso es para los matrimonios que planean divorciarse, no para mí.

—Como quieras, pero deberán verse a los ojos todos los días. Hazme el favor de no lanzarlo por la ventana.

—No prometo nada—advirtió.

Al detenerse, vieron la casa moderna y espaciosa, no era por pura casualidad, puesto que la pareja fantaseaba con tener varios hijos. Al atravesar la puerta, Jill se acercó a recibirlos rápidamente, envolviendo a Claire en un abrazo. Las guío a ambas invitadas a su habitación, suponía que luego de tal experiencia querían dormir en el mismo sitio por precaución, y no se equivocaba, muy pocas veces lo hacía. También les ofreció un baño, el cual aceptaron gustosas.

Haunt: Sangre y sacrificio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora