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—¡Miren!—gritó un hombre con la cara recién lavada. 

Todos los que lo escucharon se le acercaron y miraron a donde apuntaba. Sacaron un poco de su cuerpo del barco, ya que no se creían que en un pequeño bote se encontrara un cuerpo tan pequeño. Uno de ellos sacó un catalejo, lo estiró y apuntó hacia el bote. Había lo que parecía ser una niña de tan solo diez años, tenía la cara manchada de carbón, su ropa estaba quemada y también un poco de las puntas de su cabello. Esa pobre niña no llevaba nada más y parecía que apenas había sobrevivido a una tragedia. 

Apenas respiraba y cuando los hombres gritaron para despertarla, no lo hizo. El capitán, un hombre con un traje perfecto y con una barba a medio afeitar, salió de su camarote cuando escuchó a uno de sus trabajadores llamarlo. Sus pisadas firmes hicieron que todos se apartaran de su camino y cuando sacó su catalejo les ordenó con voz segura y demandante a que vayan a por esa niña. 

Los marineros no dudaron ni un segundo y uno de ellos se amarró una soga en la mano para así tirarse al mar. Nadó con una gran habilidad hasta el pequeño bote. Agarró la orilla de este y, mientras sus compañeros tiraban, trajo a la niña con todo hacia el gran barco. 

—Es una pirata—susurró uno cuando sacaron del lugar. No solo la delataba su forma de vestir y sus tres trenzas, también era el tatuaje que tenía en la parte trasera de su brazo de una calavera. 

—Es una niña—dijo el capitán—llévenla al cuarto de mi hija, ella se encargará de ella. 

—¿Y si le hace daño? 

—Es solo una niña. 

Uno de los hombres cargó en su hombro al pequeño cuerpo y caminó hacia el cuarto más cómodo del barco. Tocó la puerta un par de veces y al recibir una respuesta femenina, abrió la puerta. 

En el barco solo se solían repetir unos cuantos colores, el café, blanco, azul y rojo. Eran los únicos colores que todo marino solía ver cuando estaba en el mar. Sin embargo, esa habitación era completamente distinto a todo el resto del lugar y a todos los barcos. La cama era completamente rosada, al igual que sus peluches y todo lo que ese lugar pudiera tener. Entre eso, la niña con el cabello claro que se encontraba en el suelo leyendo un libro. 

Nadie lo decía, ya que le temían a su padre, pero esa niña era la chica más extraña que todos hayan conocido. Muchos creían que eran los efectos de haberse criado en el mar, junto a los trabajos de su padre. Ambos parecían que ni siquiera eran capaces de pasar más de un día en la tierra. Una maldición que lo solían tener todos los grandes piratas. 

—¿Qué es eso?—la chica se levantó con rapidez y miró como el marinero dejó el cuerpo en el suelo. 

—La hemos encontrado en el mar, señorita Cho. 

—Es una pirata—susurró mientras se sentaba al lado del cuerpo. 

—¿Crees que puedas defenderte de ella?—la chica de rosado tocó la mejilla de la pirata y se acercó para mirar sus ojos cerrados. 

—Es solo una niña, señor. He luchado con verdaderos piratas—dijo agarrando una de las trenzas de la chica y lo miró con desagrado. 

El marinero afirmó con la cabeza y salió del lugar, dejándola a solas a las dos menores. En el mismo momento que la puerta se cerró, Cho Miyeon vio como la chica despertaba de golpe y antes que la pequeña le hiciera algo, le agarró de las muñecas, prohibiéndole hacer lo que claramente era su plan: Abrir los ojos y pelear. 

—¿Cuál es tu nombre?—preguntó con tranquilidad, Miyeon tenía mucha más fuerza que la menor, que no dejaba de luchar para alejarse de ella, ¿Cómo era que esa niña con un vestido rosado tenía tanta fuerza? 

—Soy la capitana Jeon—dijo con las muelas juntas y cuando trató levantarse, Miyeon se colocó sobre ella para impedirle cualquier tipo de movimiento. Dejando sus manos juntas sobre su cabeza. 

—¿Capitana? He escuchado de un capitán Jeon ¿No había muerto hace ya tres años? ¿Eres su fan? ¿No prefieres es mejor fanática del capitán Kim? En mi opinión es mejor ¿Has visto a su hijo? Tiene nuestra edad ¿Crees que herede el barco? Es algo torpe con la espada, una vez luché con él, lo que tiene de lindo, lo tiene de torpe, ¿lo conoces? 

—Kim Hongjoong, es un idiota, ni siquiera sabe hacer nudos. 

—¡Lo conoces!—le soltó las manos y mientras la pequeña capitana Jeon la golpeaba, se estiró para sacar algo de un cajón de su closet. Jeon, ante la curiosidad, se detuvo para mirar la libreta rosada que tenía, Miyeon pasó unas cuantas hojas y cuando sonrió le mostró un mapa dibujado a mano—¿Crees poder entrar ahí? Ahí es donde mi padre lo encarceló ¿Crees que se enamore de mí si lo sacó? En los cuentos las princesas salvadas suelen enamorarse de su rescatista ¿Servirá al revés?—frunció el ceño y negó con la cabeza—Yo quiero ser la princesa—susurró y tiró el cuaderno hacia su cama—¿Sí alguien me rescata de ti podré ser una princesa que se enamora de un príncipe? Quiero uno alto, un poco moreno, pero no mucho, que no tenga tantos rasgos asiáticos, pero que lo siga siendo ¿Si me caso con un príncipe, eso me convierte inmediatamente en una princesa? ¿Has visto el hijo del emperador de Japón? No es tan lindo, pero traté de coquetearle, ya que es lo más cercano a un príncipe que conozco. Aunque ni sé hablar japonés. 

—Creo que no funciona así. 

—¿No? 

—No sé—ambas chicas se quedaron pensando—¿Qué es ser una princesa?

—¿¡No lo sabes!?—chilló mientras se levantaba corriendo hacia uno de sus libros—Es algo fantástico, los piratas deberían de leer más ¿Sabes leer? Supongo que sí, los piratas necesitan ser inteligentes para leer mapas—sonrió al encontrar su libre favorito—si lees este, queras ser una princesa, pero no te dejaré serlo sin mí—se dio vuelta y no se encontraba nadie—¿Capitana Jeon?—caminó hacia su puerta que ya se encontraba abierta y vio que la chica estaba corriendo.

Miyeon levantó los hombros y volvió a entrar a su cuarto. Abrió su libro favorito y se volvió a acostar en el suelo, con las piernas alzadas, apoyadas sobre la pared. Su corazón se aceleró, emocionada de leer por milésima vez la historia sobre la bella durmiente ¿Cuándo llegará su príncipe azul a besarla para sacarla de la maldición del pirata? Ni siquiera era una pirata y lo tenía. 

—¡Miyeon!—entró gritando un marinero—¿Por qué dejaste escapar a esa niña? ¡Se robó la mayoría de nuestra comida y cerveza!—vio que Miyeon no apartó la vista de su libro —¡Maldita pirata! ¿Te dijo su nombre? 

—No—susurró. 

Capitana Jeon [Gidle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora