XXI

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Miyeon asomó su cabeza en por el bote y forzó su vista para tratar de ver bajo el agua. Era de noche y ni siquiera estaba la luna asomada. La única luz cerca era la del barco, que estaba a más de diez metros de ella, y la ciudad que parecía ser parte de las estrellas. Se mordió el labio con fuerza al no ver nada, no era la primera vez en esas condiciones, pero era la primera vez que se preocupaba de verdad de que aquella persona que estaba buceando por unas algas, no saliera del agua.

Se alejó de la orilla de bote y miró hacia el barco. Estaba asustada. Revisó en sus bolsillos e hizo un puchero al notar que no había traído su reloj. No sabía si había pasado 30 segundos o tres horas desde que Minnie se tiró al agua, pero parecía una eternidad desde su ausencia. Soltó un chillido y se tapó la cara con sus manos ¿Acaba de matar a una princesa? ¿¡Acaba de matar a una amiga!? Se levantó, se amarró el cabello para quitarse su vestido rosado que la última vez que se tiró al agua vestida la tela se volvió un poco áspera por muchos días. En ropa interior (que constaban en telas blancas que tapaban mucho su cuerpo, menos sus brazos y más abajo de su rodilla) puso su pie sobre la orilla, agarró aire y antes de poder lanzarse, Minnie salió del agua con una sonrisa.

—¡Las encontré!—exclamó alzando su mano derecha con las algas que Miyeon le había descrito—¿Pasó algo, mi majestad?—nadó hacia el pequeño bote.

—¡Pensé que te habías ahogado!—se agachó para ofrecerle la mano a Minnie—¿Por qué tardaste tanto?

—Cuando tenía 12 años me colaba a las clases de buceo de mis hermanos—le agarró la mano y sin ninguna dificultad se subió al bote—¿Y por qué te quitaste la ropa? Una princesa no debería de estar así ni siquiera cerca de las amigas más cercanas—soltó un suspiro y agarró su cabello para quitarle el exceso de agua—. Las únicas personas que pueden ver más allá de tus tobillos son tus sirvientas más fieles y tu esposo.

—¿Tu esposo ya te vio desnuda?

—Solo en nuestra luna de miel—Miyeon se tapó la boca del asombro.

—¿O sea, ya lo hicieron?—Minnie asintió con la cabeza—¿Y como es? Una vez leí un libro bastante subido de tono por error y

—No es como en los libros—la interrumpió.

—¿Es mejor?

—Es decepcionante—agarró los remos para devolverse, pero Miyeon le agarró las manos para que no remara.

—¿Me podrías describir como fue?—le preguntó mirándola directamente a los ojos y acercando su torso. Minnie dio una rápida mirada hacia abajo y sus mejillas se sonrojaron.

—Primero vístete—agarró su vestido para acercárselo—. Al principio fue bastante romántico, ya te lo puedes imaginar, luego de un largo camino en carruaje fuimos a una cabaña alejada de todo para poder tener... Nuestra intimidad—Miyeon estaba tan atenta al relato que ni siquiera agarró el vestido—. Aunque ya te dije que desde que una princesa nace, nunca tiene de verdad ni un solo segundo de privacidad. Tenía tres sirvientes al otro lado de la puerta y otros cinco por la cabaña.

—No creo que me importe mucho ese detalle.

—Cuando lo vivas notarás lo malo que es—miró hacia las estrellas—. El proceso fue más rápido de lo que me imaginé ¿Cómo lo puedo decir sin que suene vulgar? No hubo mucho roce entre nosotros, ya que solo quería llegar a la razón por la que mi madre dice que existo, tener hijos para agrandar la familia y tener herederos. Aunque ni eso logramos.

—¿No sentiste nada mágico? En los libros dicen que la calidez del momento es tan mágica que parecía que se volvían uno. Que sus almas se juntan y sienten explosiones agradables en todo su cuerpo.

Capitana Jeon [Gidle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora