XVIII

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Vietnam. Según Soyeon era el país con las playas más hermosas; según Minnie eran los mejores vecinos; según Soojin, es el país con la fruta más deliciosa. El resto de las chicas creían en todo lo que ellas le decían. Yuqi, Shuhua y Miyeon se encontraban mirando la tierra con emoción. A simple vista, Vietnam parecía ser un lugar perfecto para unas grandiosas vacaciones, el sinónimo de paraíso. Hasta Miyeon, que odiaba totalmente pisar la tierra, estaba emocionada de ir.

Shuhua soltó el ancla y todas se prepararon para subirse al pequeño bote. Iban a hacer una estupidez para que la atraparan y necesitaban ahorrar energías para ello. El plan era simple y totalmente individual. Destacarían por sí solas, por separado les demostraran que eran una gran amenaza para que luego, cuando supieran que estaban trabajando juntas, se dieran cuenta de que eran imparables.

Todo pasó al mismo tiempo, pero partamos por orden, con Cho Miyeon.

Con su espada en su cadera y sus pasos juguetones irregulares, la gente supo inmediatamente qué tipo de persona seria. Las personas miraron la botella de alcohol en su mano y pensaron que deberían de hacer algo antes de que llegara a la mitad. En ese momento la chica del vestido rosado estaba en desventaja y entre que más bebiera, más difícil sería vencerla.

Miyeon se detuvo en la mitad de una plaza, un lugar hermoso lleno de árboles y artesanos bien vestidos. Se llevó la botella a su boca y comenzó a beberlo con rapidez. Unos soldados comenzaron a notarla y caminaron hacia ella, pero cuando ya estaban cerca de ella, ya se había terminado de beber la botella.

—¡Buenos días!—gritó, aunque el sol ya estuviera ocultándose, y tiró la botella, rompiéndose al chocar contra un árbol.

Los soldados le dijeron algo que ella no entendió y sacó su espada, lista para pelear contra todos. Se sentía invencible, parecía serlo. Minnie, quien miraba de cerca lo que pasaba, pensó que era una exageración del plan de Soyeon, aunque no esperaba menos. Estaba ebria y en sí ya estaba loca, en ese momento no se estaba controlando. Se sentó en una banca, para vigilar de que hiciera algo no permitido por Soyeon.

—¡No me toques el cabello!—gritó al mismo tiempo que introdujo todo el filo de su espada en el abdomen de un hombre bien vestido. Luego de eso, mientras sacaba la espada, alzó su pie para patear a otro. Su estilo de pelea había cambiado con el tiempo, no solo porque ya no tenía que ocultar su personalidad entre sus compañeras, sino que también Soyeon le recomendó ser más libre, desastrosa y así, más pirata—¿¡Acaba de intentar tocarme!?—lo dijo con tanto desagrado, que el otro soldado no podía imaginarse que podía estar diciéndole—. Si tocan mi pelo, mi cara o mi vestido, los mato—murmulló, dio un giro y de una estocada, enterró su espada a otro soldado por cortarle parte de su vestido—. Tengo que salir bonita.

Giró la espada entre sus manos, resaltando su extraña delicadeza femenina al pelear. Retrocedió para esquivar el movimiento de una espada que iba directo a su corazón. Peleaban muy mal, se dio cuenta con facilidad. En el momento que vio a los ojos a uno de los soldados, solo para intimidarlo, notó que el efecto que estaba dando era completamente distinto a lo que daba cuando era de la marina. Los piratas solían quedar embobados con su belleza, peleando y tirándole piropos, a su ego le encantaba escucharlo. Sin embargo, en ese momento, su enemigo tenía miedo de verdad. Eso también le estaba gustando a su ego. Movió sus hombros para que sus movimientos fueran más femeninos y coquetos. Era la primera vez que notaba tanto la diferencia de ser capitana loca de la marina que ser una pirata.

Caminó entre saltitos hacia su próxima víctima.

¿¡Pero que pensaría su futuro esposo!? Se detuvo de golpe y se tapó la boca con sus dos manos, soltado la espada en el proceso. Maldita sea, pensó entre el pánico. Una buena princesa no debía de disfrutar como el resto la temiera, eso nunca pasó en todos los libros que se leyó. Eran chicas delicadas e inocentes. Alzó sus brazos como signo de rendición, pensó en arrodillarse para mostrar un poco de arrepentimiento. Pero recordó que Minnie le dijo que una princesa nunca se arrodillaba ante alguien. Mientras esposaban sus manos, también recordó cuando escuchó que Minnie dijo que quería verla de cerca cuando gobernara su país con su hermano. Si pensaba que se vería bien, es porque puede que haya nacido para ser una reina ¿No había dicho Soojin que estaba destinada en conocer a Minnie? En ser la reina de Tailandia, puede que no como se lo imaginaba, pero también existían las reinas crueles.

Capitana Jeon [Gidle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora