XXIII

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—¡No puedes arrepentirte!—gritó Yuqi al entrar al camarote de su capitana.

—Es muy peligroso y no quiero perderlas—dijo Soyeon al entrar a su propia habitación, cerrando la puerta para que no la escucharan discutir.

Estaban a una semana de las islas de indonesia donde hace un año que querían ir. Estaban a una semana de distancia de la razón de su largo viaje, de la misión que hizo a Soyeon juntarlas y entrenarlas sin parar por más de un año. Estaban a una semana de encontrar al capitán Kang y matarlo por arruinar la imagen de los piratas. Faltaba tan poco para lograrlo que Soyeon no era la única que tenía miedo ni Yuqi era la única que estaba enojada.

—Estuviste toda tu vida preparándote para este momento, capitana ¡No puedes rendirte solo por una pequeña inseguridad!—la apuntó con el dedo—. Entrenamos por un año sin parar para matar a ese hombre y no me digas que desperdiciamos todo eso.

—Si conocieras al capitán Kang no reaccionarias así—Yuqi resopló como respuesta.

—Si abrieras tus ojos y vieras la tripulación que tienes, no reaccionarias así ¡Matamos al capitán Kim sin siquiera recibir un rasguño!—se agarró su cabello y se puso a caminar en círculos—Matamos a ocho hombres sin siquiera teniendo a nuestra capitana ¿Notas el nivel del que estamos? ¿O no ves lo que has creado? Conviví con ellos cuatro días enteros, me contaron y me mostraron lo peligrosos que eran. Me hicieron pensar que lo de nosotras solo era un juego infantil guiado por una capitana con un estúpido sueño, les creí porque les tuve miedo—le agarró las manos a Soyeon y los apretó—. Le rogué a dios a que no vinieran a salvarme porque pensé que no íbamos a ganar, pero ver a Shuhua entrando dando balazos, me hizo entender que somos muchos mejores de lo que notamos.

—Ni siquiera mi padre pudo con el capitán Kang—su voz contenía un poco de desesperación y miedo—Luchó contra él toda su vida.

—¡Pues tu padre era un debilucho!—se dio vuelta y pateó una de las botas en el suelo para liberar un poco de su ira contenida—Y un cobarde por rendirse sin siquiera intentarlo. No quiero ofenderte, pero creo que tu padre no es nada a comparación a ti ¿Qué otra persona sobrevive más de 5 años en un pequeño bote?

—Casi muero más de una vez—Yuqi apretó los puños y se mantuvo firme al no tener la valentía de girarse para ver a Soyeon débil, porque creía fielmente que su capitana no era una mujer débil.

—¿Qué otra persona se pasó la vida robándole a marineros y a piratas?

—La verdad es que cualquier novato sabe hacer eso.

Yuqi se giró y sus pisadas hacia su capitana demostraban su enojo hacia ella.

—¡Pero tú tenías tan solo 10 años! Soyeon. Nadie más que tú fue un novato al nacer—le agarró de los hombros, obligando a que le viera los ojos, que viera como ella la veía—. Robaste, luchaste y te volviste una leyenda a los 10 años y te recuerdo que ahora tienes 19 años—aplicó fuerza en el agarre—. Soyeon, te has convertido en la capitana más joven en ser la más buscada en Asia.

—No tengo experiencias en peleas reales.

—Todas tus peleas fueron reales—le interrumpió con rapidez.

—El capitán Kang lleva más de 30 años matando leyendas.

—El capitán Kang no pudo matarte a ti cuando era niña y ya está viejo.

—El capitán.

—¡Deja de inventarte excusas!—extrañamente para ella, tenía ganas de llorar por como Soyeon se trataba a sí misma.

—¡No quiero perderte!—le gritó más fuerte.

—¡No perderemos a nadie!—su voz se rompió.

—En las peleas de este tipo siempre se pierde a alguien, aunque ganemos.

—¿Acaso no confías en Shuhua?

—Claro que confío en ella—Soyeon le agarró los hombros a Yuqi para obligarla a que le pusiera atención y pueda escuchar que su miedo era verdadero—, pero estaremos peleando con más de 20 personas a la vez. Con más de un barco y más de uno estar dando cañonazos. Es una misión suicida. Mi padre apenas sobrevivía y a mí me ocultaban siempre cerca de alguna vía de escape, a los 5 años murió mi madre porque me encontraron para.

—¿Y dejaras que es hombre viva?—preguntó con frialdad, interrumpiéndola—¿Dejaras que ese hombre que te arruinó la vida viva?

—No dejaré que me quite más cosas—su voz temblaba—. No quiero que ustedes mueran por una idiotez.

—¡No es una idiotez!—la soltó para alejarse al comenzar a llorar. No quería que la viera así—Tu venganza se volvió el propósito de todas ¿¡Cómo no puedes notarlo!?—apuntó la puerta—. Las cuatro entrenamos sin parar porque nosotras también nos queremos vengar.

—¡No quiero que te maten porque me gustas mucho!

—¡Y yo no quiero que te rindas porque sé lo que significa para ti!—le gritó más fuerte—Quiero verte matar a ese hombre que te arruinó la vida, Soyeon, quiero verte tranquila porque vengaste la muerte de tu antigua tripulación.

—No estás entendiendo—dio un paso hacia la menor, pero esta retrocedió mientras se limpiaba sus lágrimas— Yuqi, me gustas y soy capas de renunciar eso por ti.

Los siguientes movimientos de Yuqi fueron rápidos. Sus pasos fueron decididos y rápidos, cerrando la distancia entre ellas en un instante. Su mano se aferró al cuello de la camisa de Soyeon, y con fuerza, la atrajo hacia sí. Sus labios chocaron con los de Soyeon en un beso urgente y enojado. Haciendo que su capitana no pudiera creerlo por unos segundos, demasiado repentino.

Cerró los ojos y relajó sus hombros, aunque Yuqi no soltara su ropa, para así seguirle el beso. Guiándola al tener más experiencia, porque era el primer beso de Yuqi. Se alejó menos de un centímetro y beso su labio superior y luego al inferior. Quería que supiera que realmente la quería, lo mucho que la adoraba y admiraba, porque no hubiese logrado ser la capitana que era sin sus contantes comentarios, alagando sus decisiones y por sus ayudas.

La mano que agarraba a Soyeon se fue relajando y deslizó sus dedos con suavidad por el cuello hasta llegar a la nuca para atraerla más a ella. Yuqi inclinó ligeramente su cabeza, buscando un ángulo mejor, profundizando el momento. Ella también quería que supiera que la amaba, sus lágrimas delataban su desesperación en expresarse porque sabía que no era buena en eso.

Cuando sus pulmones reclamaron aire, se separaron, pero solo lo suficiente para mirarse a los ojos.

—Lo entiendo, pero te prohíbo que me conviertas en tu debilidad—susurró Yuqi—. Te prometo no morir, te lo prometo de verdad. Nadie morirá.

—Esas cosas no se pueden prometer—se acercó, quería besarla otra vez, pero Yuqi se alejó un poco y puso su mano entre ambas.

—Te vas a arrepentir por dejar todo por amor—susurró y se dio vuelta. Su corazón estaba tan acelerado que le mareaba—Y esa no es la capitana que me raptó—sonrió un poco y caminó para abrir la puerta, encontrándose con las cuatro chicas mirando el techo como si no estuvieran ahí para escucharlas. Soyeon sonrió al verlas y caminó hacia ellas con determinación, con el mentón en alto y con la misma mirada que puso cuando las mandó a matar a Hongjoong. Minnie fue la primera en ponerse en posición para cumplir sus órdenes.

—Shuhua, eleva el ancla y recupera el rumbo a Indonesia—la menor asintió y se fue corriendo—Minnie, prepara los cañones para disparar en cualquier momento. Miyeon ayuda a Yuqi con las velas y Soojin has uno de tus rituales de protección.

—Inmediatamente—dijeron todas para luego irse corriendo del lugar.

Soyeon soltó un largo suspiro, se apoyó en el marco de la puerta y se llevó la punta de sus dedos a sus labios. Aún podía sentir la calidez y el cariño de Yuqi. Miró hacia arriba, sin poder evitar sonreír al repetir una y otra vez el momento en su cabeza. Ya entendía el punto de Yuqi. Tenía que matar al capitán Kang para convertirse en la pirata que tanto deseo ser. Una pirata de verdad, a la antigua.


Esperemos que nadie muera...

[Yo igual tengo miedo porque no tengo nada planeado] 

Capitana Jeon [Gidle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora