IV

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Shuhua se encontraba en una habitación completamente gris con barrotes de hierro. Sus manos seguían amarradas y aunque se negaba de llorar, tenía muchas ganas de hacerlo. Estaba completamente sola en la celda de Corea. Nunca se imaginó que algún día estaría en un lugar así, un lugar sucio para gente mala. Shuhua, a pesar de su mal carácter, siempre fue una buena chica ¿Era ese el Karma por ayudar a Soyeon? 

Dejó de mirar la mancha de humedad del suelo y miró a un soldado que empujo a una chica con el cabello rojo hacia la celda. Shuhua tragó saliva. La chica no solo era hermosa, su cabello también lo era. Cuando el guardia cerró la celda, la chica miró Shuhua y le dijo algo que no entendió. Su sonrisa también era bella, al igual que su forma de vestir, que consistía en una falda larga morada, una camisa blanca suelta y muchas joyas y pañuelos de distintos colores, uno de esos estaba amarrada a su cabeza. Era la nómada más bella que ha visto en su vida. 

—No hablo coreano—era lo primero que Yuqi le enseñó decir en coreano. 

La chica afirmó con la cabeza y se sentó a su lado. Shuhua notó que estaba descalza. Sabía muy poco de los nómadas, eran algo parecido a los piratas pero en tierra. No tenían una imagen tan fuerte como los piratas, no muchos peleaban ni hacían caos. Aunque ya se imaginaba el porqué estaba en el calabozo, eran conocidos por ser ladrones. Al igual que los piratas, pero lo hacían de forma más pacificas. 

La chica le agarró con delicadeza la mano a Shuhua y miró con mucha atención la palma de su mano. La pirata se sonrojó de sobre manera y se avergonzó por las marcas de heridas que se había hecho cuando era pequeña al tratar mejorar la pesca y el cómo preparar el pescado. La nómada deslizó su dedo por las líneas y Shuhua sintió una cómoda cosquilla ¿Qué estaba haciendo? 

Los nómadas, a diferencia de los piratas, eran conocidos por ser muy artísticos y un tanto extraños. Había visto unos que bailaban en la plaza de su isla, también otros que vendían artesanías y hasta había otros que se dedicaban a contar cuentos de otros lugares. Los nómadas que llegaban a su isla eran lo que ya conocían a todo china y es por eso que iba a otros lugares, para conocer más. Sin embargo, nunca había visto una que hiciera lo que esa chica hiciera. 

Pasó sus dedos de en la línea cerca del pulgar y sonrió al verlo tan recta. La línea de al medio demostraba lo inestable que era, pero su sonrisa se fue al ver la línea de arriba igual a una que ya había visto. Extrañada se miró su propia mano, era la primera vez que miraba dos líneas iguales en distintas personas, con la misma cadena y misma longitud.

—¿Qué significa eso?—susurró Shuhua al notar el parecido.

La chica dijo algo que no entendió. Después la apuntó con el dedo y luego a ella misma para luego apuntar su corazón. Shuhua abrió bien los ojos y abrió la boca. No lo podía creer ¿Acababa de encontrar al amor de su vida? Ya no odiaba a Soyeon y a Yuqi por dejarla sola. Si algún día las volvería a ver, la abrazaría con mucho cariño para agradecerle por hacerle conocer a su esposa. 

La pelirroja no dejaba de acariciar la línea de abajo. Parecía preocupada al verla tan corta, pero Shuhua ya estaba fantaseando su vida perfecta con esa chica bonita ¿Ahora era una nómada? Aunque le tenía miedo al mar, caminar por tierra era mil veces peor que estar en el agua ¿Caminar bajo el sol? ¿Dormir entre las piedras? ¡Su pelo se iba a llenar de tierra!

Una piedra golpeó su frente y miró hacia arriba. Otra pequeña piedrita cayó en su labio. Se levantó del suelo y se acercó a la ventana que estaba cubierta con barrotes de hierro. Una piedra le llegó en la mejilla y miró hacia abajo, donde se encontraba Soyeon y Yuqi buscando otra piedra en el suelo. Cuando notaron su presencia. Yuqi se agachó y Soyeon se puso sobre sus hombros para que la alzara. 

Capitana Jeon [Gidle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora