XIX

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La capitana miró rápidamente a Shuhua al ver a Soojin salir hablando y caminando de muy cerca de un hombre nómada bastante guapo. Esperó lo peor, sabia que lo que sentía Shuhua era algo tan fuerte que ya se imaginaba sacando sus pistolas y disparar sin dudarlo. Pero al ver que la menor sonrió al ver que Soojin estaba con alguien de su antigua tribu, se dio cuenta de que ella era la única que su forma de amar era tan intenso que tenía celos bastante tóxicos. Soyeon y Miyeon.

Shuhua alzó su mano para llamar la atención de las chicas. A todas les extrañó no verla celosa. A Soojin no tanto porque pensaba que tenían lo mismo en la cabeza. Su alma gemela no podía irse con otro, ya tenían la conexión inexplicable del destino que hacía que todo lo que hacía la otra, como tan solo existir, la enamoraba cada vez más.

Si Soojin le dijera a las chicas que Soyeon y Yuqi tenían la misma conexión, al igual que Miyeon y Minnie, puede que la entenderían, pero quería ver como se daban cuenta de que estaban hechas para la otra.

—Hola—saludó formalmente la menor, quería dar una buena primera impresión—¿Es un amigo de Soojin?

—Soy su padre—dijo con una sonrisa. Shuhua notó que tenían los mismos ojos.

—Ah...—le ofreció su mano—. Yo soy...—su mano temblaba y se estaba poniendo más pálida—ShuYeh hua—murmulló y antes que el hombre pudiera agarrarle la mano, la llevó al hombro de Soyeon y se desmayó.

—¡Shuhua!—gritaron las cinco a la vez.

El padre de Soojin comenzó a reír del momento, lo hacía con la misma suavidad que su hija. No pudieron notar su maldad en ninguna parte y es por eso que su buen ánimo contagió a las chicas.

Entre las risas el hombre cargó a la menor en su hombro. Miyeon soltó un suspiro, los genes de la familia de Soojin eran fantásticos. Ella también quería desmayarse para que un hombre tan buen formado la cargara, como una princesa en apuros. Minnie tiró de su mano al notar qué mirada se estaba yendo hacia sus delirios.

—¿Y dónde está el barco?

—¿No iras a buscar a mamá?

—No creo que les moleste que haga unas pequeñas señales de humo, ¿no? Además—se giró para apuntar a los soldados que estaban corriendo hacia ellos—. Nos van a volver a atrapar.

—Todo familiar es bienvenido a hacer señales de humo—dijo Soyeon, Yuqi la miró extrañada y notó que en realidad estaba un podo en desacuerdo. Esas cosas dejaría marcas en la madera, pensó Yuqi, pero no hizo nada más que comenzar a correr para que no volvieran a atraparla.

(...)

Soojin se dedicó a contarle sus aventuras en el pequeño bote mientras Minnie y Soyeon remaban y Yuqi sujetaba a Shuhua desmayada entre sus brazos. Nadie podía creer las grandes cosas que había hecho Soojin en sus años como nómada.

Desde que tiene memoria, nunca permaneció más de un año en una tribu. Antes de convertirse en pirata, jamás le interesó formar lazos de amistad con nadie. Su danza era un conjunto de enseñanzas de todas las personas que conoció a lo largo de sus viajes. A los 8 años estaba su primer recuerdo relacionado con la danza. Se había colado a un matrimonio arreglado únicamente para robar comida, pero se quedó para disfrutar de la fiesta y luego de bailar con la novia, le contó sobre del estilo de vida de un nómada. Tan libre que nadie necesitaba un matrimonio arreglado para seguir viviendo. El dinero era lo que menos importaba, solo importaba crear anécdotas y conocer las historias de las personas que se conocía en el camino.

A los 12 años, decidió ir más allá de Corea y se unió a unos comerciantes de especias y sedas. Durante ese tiempo, viajó a China, donde se quedó por unos meses. Allí, evitó socializar con la población local, porque no le interesaba conocer nuevos idiomas, y solo interactuaba con los nómadas coreanos que encontraba. Fue uno de estos nómadas quien le enseñó sobre astrología, y durante este período, tuvo un romance breve, que no dio muchos detalles, con un griego nómada que también estaba de paso.

Capitana Jeon [Gidle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora