XI

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La primera en levantarse fue Miyeon. Prendió la vela de su habitación al faltar dos horas para que el sol se asomara. Se sentó en una silla acolchonada que se trajo de su barco y comenzó a peinarse frente el espejo que también había traído. Se comenzó a arreglar como lo a hecho toda su vida y se sonrió al terminar.

Tenía el mismo estilo de siempre, con su vestido rosado, sus botas negras altas, sus cintas adornando sus muñecas y ahora, a pedido de Soyeon para parecer más una pirata, ocupaba un corsé negro de cuero que hicieron desarmando un pantalón de cuero. Se colocó el cinturón que sujetaba su espada y pistola y salió de su camarote al mismo tiempo que Minnie que tenía la habitación de al frente.

—Buenos días, su majestad—saludó Minnie con una buena reverencia para luego soltar un largo bostezo e ir a la cocina.

Minnie ya se encontraba vestida y lista para comenzar su día. Se había despertado una hora y media después de Miyeon. Con su pantalón de cuero café oscuro, su camisa blanca que ya estaba manchada por su propia sangre, un chaleco corto de color negro desgastado. No había ningún rastro que esa mujer era la heredera del trono tailandés. Eso le molestó a Miyeon ¿Tan fácil era dejar de ser una princesa? ¿Y por qué era tan difícil llegar a ser una?

Dio un paso y vio salir a Soojin con su falda negra, su corsé y camisa blanca que estaba a medio abotonado, ya que aún se encontraba media dormida. Ella había dormido con la ropa puesta. Miyeon hizo una cara desagrado al ver que ni siquiera se había peinado, tenía un cabello rojo hermoso y parecía no darse cuenta.

—¿Qué vamos a comer hoy?—preguntó Minnie que ya se encontraba sentada comiendo un pedazo de pan.

—Si Shuhua logra sacar algún pez, pescado con papa, si no, papa con papa—dijo mientras comía una manzana—o sopa de alga con papa, depende de lo que saque Shuhua. Estoy antojada de papa—las dos afirmaron con la cabeza, ya salivando al imaginarse el almuerzo. Miyeon se sentó al lado se Soojin y sacó una pera.

Soyeon tenía razón, no sabía sociabilizar. Sentía que no importaba lo que dijera, ellas la iban a mirar mal.

Era su primera vez que comía con alguien en mucho tiempo. En su barco le llevaban la comida a donde estuviera y la dejaban comiendo sola. No sabía si eso le pasaba por ser mujer, la capitana o por su personalidad levemente extraña, tal vez era las tres razones. Mordió la fruta y observó como las chicas conversaban sobre cuanto podía durar la comida que tenían. Parecían ignorar su presencia, ya que ni siquiera la miraban ¿Eso era ser tratada como princesa? Miyeon miró hacia otro lado y se encontró con Yuqi con el pelo completamente inflado.

—Soyeon dice que nos tenemos que preparar para entrenar—sus ojos apenas estaban abiertos—¿Quién despertará a Shuhua?—preguntó quitándole la pera a Miyeon, sentándose al frente suyo.

—Voy yo—dijo Soojin con desagrado.

—Seguro Soyeon quiere que nos enseñes a pelear—dijo Minnie cuando la pelirroja se fue—Soyeon ya nos enseñó todo lo que ella sabe, por lo que parece que notó que tú sabes más que ella.

—No sé más que ella, solo sabemos cosas distintas—estiró su brazo para sacar otra fruta, pero Minnie le alejó el recipiente.

—Deja que te lo prepare—susurró y comenzó a pelar una manzana—Pude notar sus diferencias de combate y de pensamientos. Soyeon nos dijo que debemos de mantener los pies inquietos, pero tú mantienes todo el cuerpo en movimiento ¿Eso te lo enseña la marina? Parece ser difícil de lograr.

—Solo lo hago porque así se ve más bonito mi vestido, me gusta que se alce al girar.

—Creo que eso ha respondido muchas preguntas—dijo Yuqi—Yo iba a preguntar los giros.

Capitana Jeon [Gidle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora