CAPÍTULO XIII El estira y afloja

44 1 2
                                    


Después de esa escena colmada de erotismo se escuchó el timbrar de que habían llegado a la planta baja y por ende se abrían las compuertas mantuvieron la mesura, salieron y Alina le dijo lo siguiente:

-Elena me encantaría tener un encuentro más íntimo contigo después por ahora debo irme tengo otras encomiendas, ¿te parece si te llamo?

-Me parece más que bien Alina, solo que quiero dejar algo muy claro.

-Tú dirás Elena.

-No quiero nada serio, no busco una relación oficial, ni compromisos, mucho menos que mezclemos nuestro trabajo en la firma con lo que llegue a suceder en la cama, ni escenas de celos si salimos con otras personas.

-Es lo mismo que te iba a proponer, tú bien sabes que soy socia del bufete y no quiero que mi prestigio y el negocio se venga abajo por situaciones personales, ni a mí y ni a ti te conviene, ambas estaríamos envueltas en problemas muy serios, y están de por medio nuestras carreras, quédate tranquila por esa parte, me tengo que ir, adiós.

-Gracias por entender, adiós espero tu llamada.

Alina y Elena se despidieron con un beso en cada mejilla. Al siguiente día Elena estaba de muy buen humor por su contribución en la firma Scheglov, había llegado en su automóvil al estacionamiento del Conservatorio, estaba con tiempo de ventaja antes de la clase con Volkova, entonces la vislumbró, estaba en la cafetería formada y muy concentrada en lo que parecía a lo lejos una partitura, era su oportunidad de acercarse sin el engorroso de Dmitry Utkin, ahora que lo pensaba bien el tipo constantemente estaba pegado a ella como una lapa, tendría que investigar quizá por medio de Nastia porque tenían tanta interdependencia, y descartar si había algún tipo de romance, aunque eso no le importaba tenía tanta confianza en sí misma para quitarlo del camino si se diera el caso, fue a en busca de su presa muy decidida, se posó detrás de ella y emitió el sonido de su voz cerca de su cuello, justo detrás de su oreja con la fiel intención de estremecerla:

-Buen día Señorita Volkova.

Julia se sobresaltó en un arco reflejo volteó y quedó cerca de su rostro, pero se retiró discretamente para evitar esa cercanía.

-Buen día Señorita Katina.

-Yo también entraré en la fila así que la acompañaré en lo que toca nuestro turno, espero no le moleste, perdón por mi intromisión pero esa pieza no me da la impresión de conocerla.

-No me molesta de cualquier manera como usted dijo va en busca de su turno, en cuanto a esta obra musical no creo que nadie la conozca.

-¿Por qué?, ah creo saber, es porque seguramente es una composición de usted ¿cierto?

-Está en lo correcto, pero bueno no importa.

Julia se limitó a guardar la partitura en su portafolio, no le gustaba platicar acerca del tema de su talento y lo grandiosa que podría llegar a ser al dar a conocer su música.

-Debería de importar si es algo que le apasiona hacer, veo que no se siente confortable si continuo hablando del asunto, igual cambio el rumbo de la conversación. Sabe sé que a veces soy volátil, pero quiero disculparme por mi exaltación en la oficina del director aquel día.

-No se preocupe lo mejor es dejar atrás la página y enfocarnos en lo que nos compete: las clases.

-¿Puedo hacerle una pregunta?

-Dígame Señorita Katina.

-¿Por qué es tan intransigente en la relación alumno-profesor?, es decir; ¿por qué no permite un acercamiento más fraternal?

La pianista. ПианистDonde viven las historias. Descúbrelo ahora