CAPÍTULO XXIV No es recelo

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Julia después de esa despedida en la que se sintió azorada ladeo y bajo su rostro para intentar reponerse y decirle lo siguiente a Elena:

-Señorita Katina creo haberle dicho que sin trucos.

-Volkova no es mi culpa que por mal cálculo tuyo me estés reprochando.

-¿¡Mal cálculo mío!? Por dios sí que es usted una cínica, ya déjese de esos juegos tontos.

-Más bien Volkova no te imagines cosas que no son y luego ¿quién es la narcisista? Crees que todo el tiempo estoy buscando algo contigo, no te equivoques, jajajaja, además sé que en el fondo te gustó ese acercamiento accidental.

-Sabe qué cierre la boca mejor me voy, ah por cierto no se preocupe regresaré a casa con el Profesor Utkin, nos queda de paso a los dos además que no creo que se empalmen nuestros horarios de salida y cada una tiene su agenda.

-Ah sí Utkin, no estoy muy convencida de que te lleve y tenga el mismo cuidado que yo honestamente, pero sí es difícil que coincidan nuestros horarios, bien Volkova te veo después.

Anastasia ayudaba a dirigir las lecciones de piano y Julia solo daba el visto bueno si eran acertadas las notas asignadas a sus compañeros, así transcurrieron los días hasta que era momento de ir con la Doctora Mila Solovióva.

Elena ya estaba por la tarde tocando la puerta de los Volkov, el padre de Julia aún no regresaba de la base militar, se llevaría por lo menos dos semanas revisando el mantenimiento de las aeronaves, Elizaveta abrió la puerta y muy gustosa saludó a Elena.

-Hola Lena qué alegría saludarte de nuevo pasa en un momento bajará Julia.

-Hola Liza gracias por tan espléndido recibimiento.

Elizaveta le gritó a Julia para que bajara.

-¡Julia si estás lista baja porque acaba de llegar Lena!

-¡Voy abuela, gracias!

Aprovechando que no estaba su padre para juzgarla a Julia le gustaba ser fashionista, llevaba una minifalda de mezclilla desilachada, con una sexy blusa calada que no dejaba nada a la imaginación, ni siquiera el top que iba debajo de ese atuendo, Elena no podía disimular mucho, parecía lobo cuando capta a su presa, Julia comenzó a hablar y como Elena estaba perdida en su mundo escuchaba las palabras lejanas.

-Ya estoy aquí, abuela nos vemos al rato, Señorita Katina si gusta ya podemos irnos.

Elena no emitía palabra alguna y Julia repetía las palabras.

-Señorita Katina si me escuchó, ya podemos marcharnos.

Elena seguía absorta, hasta que Julia le habló de una forma más enérgica y tocó su hombro.

-Señorita Katina le estoy hablando, ¿le sucede algo?

-Eh, aaammm, no nada sucede, sí vamos Señorita Volkova.

Elizaveta le hizo una invitación a Elena.

-Lena cuando regresen me encantaría que te quedaras a cenar con nosotras.

Julia discretamente le hacía señas a Elena para que se negara, pero obviamente no iba a ceder.

-Por supuesto Liza yo fascinada de probar todo tu talento y arte en la cocina.

-Bien las espero de regreso.

-Gracias Liza en un rato nos vemos.

Julia solo rodó los ojos en representación de su molestia ante la interacción de Elena y su abuela.

La pianista. ПианистDonde viven las historias. Descúbrelo ahora