CAPÍTULO V La firma de abogados y algo más

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Otro preludio más en la rutina de la Universidad de Lomonósov, el día particularmente estaba con el sol en plenitud, sin embargo; el cielo azul intenso se encontraba emborregado, lo que significaba cierta inestabilidad atmosférica y por ende el inicio de los frentes fríos, el otoño se aproximaba con el romanticismo típico de algunos filmes que lo proyectaban, se escuchaban los pasos de los estudiantes a lo largo de los pasillos como una sonata inconclusa y falto de todo ritmo y cadencia, se sentía a leguas las prisas incontenibles por llegar a las aulas antes de que el profesor diera de narices con un portazo a los que osaban con llegar tarde.

A ella por ejemplo no se le daba eso de la puntualidad, al parecer era uno de sus defectos, tenía un sueño tan pesado que si sonara algún tipo de alarma para prever un incendio, simulacro o lo que fuera se quedaría ahí sin inmutarse, todas las mañanas aún con un singular letargo acalla la tan sonora alarma, para nuevamente continuar soñando sin abrir un segundo los párpados para dicha acción, y cuando menos se lo espera sus pensamientos le recuerdan que es día de actividades escolares y ve la hora en el reloj de su buró, y como proyectil se impulsa desde su cama hasta el suelo, casi tropezando con todo y lanzando algunos improperios se va despojando de la pijama, abre a todo lo que da la regadera para darse un duchazo de forma apresurada.

-¡Demonios!, siempre me debe de suceder lo mismo llegar tarde, y precisamente con Ilya Morozov en Sistemas Jurídicos Contemporáneos, debo darme prisa para que no me dé su típico sermón.

Como su cuerpo le permitía rápidamente después del baño elegía el atuendo adecuado para ir a la facultad, peinarse y un discreto y sencillo maquillaje para no invertir más tiempo del que no disponía.

Descendía por las escaleras de su apartamento para no tener que esperar el elevador, al llegar al estacionamiento sin distracciones sube a su auto, como bólido sale a la mayor velocidad permitida de las diferentes calles de Moscú, desesperada en cada alto retumbaba los dedos en el volante, solo miraba la hora en el auto estéreo murmurando lo siguiente:

-¡Carajo porque no avanzan rápido si el semáforo desde hace horas que cambió a verde!

Por fin ya arribaba a la facultad pero había otra situación encontrar donde aparcar, con toda la adrenalina a flor de piel, porque ya debía estar entrando al aula, para su mala suerte le ganaba algún otro auto, hasta que por fin pudo hallar un sitio, tomando su portafolio y cerrando sin querer con un fuerte portazo su carro, sale corriendo activando la alarma al mismo tiempo, como si los mismos dioses se interpusieran en su camino había quedado lejos, por lo que debía emplear una enorme energía cinética y calórica para poder llegar justo a tiempo.

Esquivando estoicamente a cada estudiante que se le atravesara de improvisto llega patinando detrás del Profesor Morozov, él voltea para tomar el pomo de la puerta y al verla hecha un desastre por cumplir su objetivo, el de llegar a su clase por supuesto expresa:

-Hay cosas que nunca cambian, no es cierto Señorita, entre de una vez, ah y una cosa por favor respire porque si no se asfixiará, no quiero en mi consciencia su vida, si viera lo sonrojada que está por contener el aliento.

Sólo se escuchaban algunas risas discretas a lo lejos, ella apenada solo logró decir por la falta de aire:

-Sí señor, lo siento.

Como pudo tomó su lugar acostumbrado, y sacó sus herramientas de trabajo que requería en esos instantes, así dando comienzo la clase.

Pasadas casi dos horas en la que concluía la asignatura, la asistente del director interrumpió:

-Buenos días Señor Morozov, disculpe que interrumpa su clase pero debo dar un aviso a una de sus estudiantes.

-No se preocupe Señorita Ivánovna ya estaba concluyendo la sesión de hoy.

Ella al escuchar su nombre acude con la Señorita Ivánovna, por lo que debe presentarse en aquél momento a la oficina del director.

Toca la puerta y del otro lado le dicen que pase, y es el Señor Mikhail Smirnov director de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lomonósov:

-Buen día pase y tome asiento.

-Sí, gracias, me dijo la Srita. Ivánovna que me mandó a llamar, usted dirá en qué puedo servirle.

-Así es, bien como alumna destacada del último año de la carrera y habiendo ya elegido su especialidad en Derecho Penal, goza del privilegio de postularse a alguna de las mejores firmas de abogados para ir poniendo en práctica sus habilidades ya en casos reales. Bien le entrego los folletos de todas las opciones para que en breve me haga saber cuál para tramitar los documentos necesarios.

-De hecho Señor no hay necesidad de tanta demora ya sé a qué firma me iré, será Scheglov y Asociados.

-Vaya se va por la puerta grande, bien gestionaré los trámites, ah por cierto, otro detalle que quizá no sea tan buena noticia, como recordará un requisito que se debe de acatar en Lomonósov es cursar y aprobar uno de los talleres culturales o deportivos para poder graduarse, y veo en su expediente que usted lo ha omitido, y por obvias razones debe de hacerlo sin excepción este año.

-Pero Señor eso es intrascendente, soy primera en la clase e incluso de mi generación, porque por ese pormenor no se me permitirá graduarme.

-Mire eso es indiscutible es reglamento de la Universidad, es parte de la curricular para seguir con el prestigio de Lomonósov, de que sus estudiantes tienen una formación completa e integral, hay actividades que puede tomar aquí, o en otros institutos porque la Universidad desde hace dos años ha hecho acuerdos externos que la han favorecido, porque han enriquecido mucho la experiencia de los alumnos al conocer más a fondo la carrera de un atleta o artista, así que piense en qué se va a desempeñar y nos avisa.

-De acuerdo, si no tengo otra opción.

-Bien por el momento es todo Señorita, me despido porque debo atender otros asuntos.

-Sí, gracias por el informe Señor, yo también me despido.

A lo cual se estrecharon las manos y se retira de su oficina.

Transcurrieron algunos días cuando le llegó el aviso que estaba lista y aprobada toda su documentación para presentarse a la firma de abogados "Scheglov y Asociados", por lo tanto debía acudir ese día para hacerlo oficial y la conocieran, arribó a las enormes y elegantes oficinas, le dijo a la recepcionista el motivo de su visita a lo cual le respondió:

-Sí adelante, de hecho ya la está esperando uno de los representantes y asociados que está al tanto de su visita programada.

Se comunicó por el teléfono para anunciarla.

-Puede pasar es aquella oficina enfrente de usted a mano derecha.

-Gracias.

Toca la puerta y le anuncian que puede pasar, ingresa y se encuentra a una mujer de aproximadamente 26 años, rubia de ojos verdes aceituna, elegante y esbelta, la cual la detalla de manera escrutadora, ella se da cuenta del efecto que ha provocado en aquella rubia, a lo que le dice:

-Hola, qué tal, así que eres la nueva asistente de derecho penal para realizar servicio social en la firma. Soy Alina Scheglova.

-Así es, mucho gusto, así que es una de las importantes socias, no esperaba que usted me recibiera, es un honor.

-Eres linda y tienes mucho porte, espero que también explotes todo tu talento para litigar, bienvenida al bufete.

-Agradezco la atención y ojalá llene las expectativas de todos los que representan a esta importante asociación.

En medio de toda esa euforia que corría a través de sus sistemas, mantenían fijas sus miradas, toda una aventura sin precedentes daría inicio, una turbulenta historia que se entrelazaría con otras más.

Mientras tanto después de ese evento un tanto excitante, ya tenía decidido que actividad complementaria realizaría para cumplir el requisito que le demandaba la Universidad para poder graduarse, sería en una de las opciones externas, sin pensar lo que le esperaba en aquel lugar.

La pianista. ПианистDonde viven las historias. Descúbrelo ahora