—No te colocarás eso —Me gritó Linda en medio del pasillo horrorizada —Entra de nuevo a la habitación y ponte algo decente por el amor de Dios.
—Esto está muy cómodo —Marylen le dijo mirando su atuendo, seguía plantada en la puerta que daba a su habitación, las dos vivían en un apartamento juntas —Hace mucho frío allá afuera.
La miro con súplica, Linda tenía la extraña costumbre de conseguir lo que quería, ya tenía muy claro que se iba a terminar cambiando.
— Len, no vamos a un entierro —Dijo la castaña—Además, una vez en la fiesta estarás sudando como un pollo, hazme caso.
Marylen suspiró y entró a su habitación. Una vez allí, se miró en el espejo cuerpo completo que tenía, llevaba unos pantalones clásicos negros y un buzo ancho negro con un dibujito en la parte izquierda de Pucca, traía un bolsito azul para guardar el celular y un chongo en su cabeza. Después de meditarlo un poco, vio que tal vez no era el atuendo correcto.
Comenzó a rebuscar en el closet y por primera vez se sintió súper mal, se le aguaron los ojos, sí tal vez era una tontería pero no sabía cómo todo lo que hacía era un fastidio, ni siquiera podía vestirse bien, ella no pertenecía ahí.
Diez minutos después se sentía un poco mejor, había encontrado un short y una camisa morada que le había hecho un nudo para verse más atrevida.
Se miró al espejo, llevaba la cara limpia, miró el chongo y lo decidió, cuando su cabello cayó en ondas por sus caderas, una sonrisa tiró de sus labios, le gustaba su cabello, por hoy lo dejaría suelto.
Salió de la habitación y siguió hasta la sala, Linda no la había notado aún, estaba concentrada en su celular con el ceño fruncido, algo iba mal, su cara no tenía color y estaba muy pálida.
—Linda —Marylen se acercó pero Linda fue más rápida y apagó el celular —¿Pasó algo?
Linda reaccionó negó varias veces con la cabeza.
—No, vamos allí a divertirnos —Linda sonrió forzadamente
Marylen desconfiada la miró con duda, pero su amiga ya se encontraba de pie.
Llevaba un vestido azul corto y unas botas cuissard que le quedaban de maravilla, haciendo ver sus piernas infinitas y en secreto Marylen la envidió.
Se sintió la peor amiga del mundo.
—Ya voy para allá, Luis. Calma —le contestó Alex, y luego le colgó.
Estaba sentado en el balcón de su habitación con un cigarrillo en los labios.
—Voy a hacer lo que se me la puta gana y no tienen ningún derecho de decidir sobre mi vida —le contestó de mala manera a su abuela, quien se había pasado toda la vida cuidándolo a él. Se sintió mal, pero cuando tomaba, decía cosas que no quería —Yo no puedo vivir de eso
Se le aguaron los ojos y se recostó en la pared para luego sentarse en el piso. Su abuela lo miró con pesar y, como pudo, se agachó a donde él estaba.
—Hijo, a veces nunca llegamos a hacer lo que nos propusimos, todo en la vida no es como lo planeamos, eso no significa que no lleguemos a ser felices con ello —Su abuela le acarició la cabeza —. Vas a cantar y ser grande, lo sé. Pero mientras, ayuda a tu abuelo, él te necesita para cada cosa. También existe un tiempo, y sé que lo lograrás, pero eso no significa que sea ahora. Puede ser incluso en otra vida.
Su abuela vivía creyendo que íbamos a tener oportunidades en otras vidas, estaba convencida de que no todo terminaba aquí, que seguiríamos, pero él lo dudaba.
—Quiero serlo en esta vida —sollozó y a su abuela le dolía verlo en ese estado. Ebrio, le traía recuerdos dolorosos de su hijo, del padre de Alex —Abuela, yo sé que seré grande, no es una tontería, necesito que lo entiendan.
Negó repetidamente con la cabeza, esperando que todo fuera un estúpido sueño, que no se encontraba debatiendo sobre su vida.
—Piénsalo hijo, después estoy segura de que elegirás lo correcto, pero ten en claro algo, hay una vida que te espera, alguien allá afuera te espera y necesito que escojas la opción correcta para llegar a conocerla.
Alex se encontraba confundido, así que no le dio mucha importancia a lo que su abuela quería decir. Ella siempre creía cosas muy raras.
Dos semanas después, estando en una fiesta, recibió una llamada telefónica, su abuela había muerto. Llegó corriendo a su casa a pesar de su estado, se sentía tan mal por no estar con ella en su último momento de vida, su abuelo se encontraba en la sala mirando hacia el suelo con los ojos llorosos, había perdido el amor de su vida.
Su abuelo lo miró y le soltó, entre rabia y sollozos:
— ¿Qué piensas hacer con tu vida? ¿Estar así de fiesta en fiesta? —Caminó hacia él y Alex sentía que se volvía pequeñito —La vida no te espera Alex, la vida pasa, la vida se acaba.
Y fue testigo allí, Alex, de la primera lágrima contenida que tenía su abuelo y sin pensarlo dos veces lo dijo:
—Estudiaré.
Un mes después se encontraba en Nebula, lo cual no le sorprendía, sabía desde un principio que sería parte de esa universidad prestigiosa, lo que él quería antes era estar ahí, pero en la facultad de música, no en esa carrera que tanto odiaba.
El folleto decía: "En Nebula, forjamos futuros entre estrellas, donde cada sueño cobra vida, donde lo imposible se torna posible, acercándote siempre al éxito", y a pesar de toda la mierda que lo rodeaba, sonrió y le pareció que su abuela tal vez tenía razón, era un poco loco todo, pero estaba seguro de que encontraría a alguien aquí.
¿Quién serás? —pensó. Estaba seguro todavía después de tantos años que alguien lo esperaba, tal vez era la única manera de seguir sintiendo que su abuela vivía y lo guiaba en el camino de esa persona.
Se levantó del suelo y se dirigió a la habitación.
Miró la guitarra que reposaba en la cama y se dijo que tal vez todo no ha sido tan malo, ¿no?
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Alay
Mystery / ThrillerAlay es una chica de belleza deslumbrante que desafía las normas establecidas. Harta de la hipocresía que la rodea, decide enfrentarse al mundo con determinación y coraje. Su objetivo: romper las máscaras que todos llevan y dejar su nombre grabado...