Número desconocido:
Has sido seleccionado para iniciar este nuevo juego. Tu identidad como participante 53 ha sido registrada. Las reglas del juego serán enviadas en un instante.
Fruncí el ceño tratando de entender todo esto. ¿Se habrán equivocado de número? Salí del mensaje e intente eliminarlo de mi bandeja, pero no pude.
Cinco segundos pasaron cuando llegó la siguiente notificación de ese número desconocido:
"Las reglas del juego son las siguientes: Una vez dentro, no puedes salir. Cada vez que pierdas, un secreto tuyo será revelado. solo puedes escoger a una persona de 'confianza' para que te ayude en este juego. Tienes cinco oportunidades para salvarte, pero eso significa que tendrás que eliminar a una persona, Alex. Te damos la bienvenida a este juego. El mundo está lleno de injusticias, y la que tú hiciste es solo una de ellas."
Boss
La cabeza me daba vueltas desde hacía horas. No entendía qué estaba sucediendo, no había tomado mucho. Salí al patio trasero de la casa en busca de aire fresco y choqué con alguien fuertemente. Reconocí ese olor. Intenté enfocar la mirada, pero mis ojos no cooperaban. Me agarré la cabeza con fuerza y retrocedí tres pasos hasta chocar contra el vidrio de la puerta.
—¿Te encuentras bien? —llegó esa voz a mis oídos. Era la del chico con quien había tenido un momento vergonzoso la otra noche.
Negué varias veces con la cabeza, no podía hablar, las palabras no salían.
—Hey, me agarró la cabeza con ambas manos y me obligó a mirarlo fijamente —tienes fiebre y los ojos rojos ¿Te has drogado?
Intenté negar con la cabeza y entré en pánico por alguna extraña razón. Quise gritar fuerte que no me agarrara, pero era como si no tuviera voz. Miré el césped, luego mis manos, y después todo se volvió negro.
—¿Pero qué le ha pasado? —Estaba entrando a la parte trasera de la casa cuando veo esa escena— ¿Qué le has hecho?
Me agacho para inspeccionar a la chica morena que está tirada en los brazos del amigo de Luis, y lo fulmino con la mirada.
—Ella... Ella sola se cayó, no hice nada —dice él mientras recuesta a la chica en el césped—Creo que está drogada.
Frunzo el ceño y tomo su muñeca.
—Tiene pulso —digo más relajado —está desmayada, trae un poco de agua.
El amigo de Luis se levanta rápidamente y entra a la casa. Intento darle cachetadas suavemente, pero no reacciona. Joder, si esta chica está realmente drogada, nos vamos a meter en un buen lío.
La observo detalladamente, no la había visto antes, y si así fuera, la recordaría. Es morena, tiene el cabello largo que cae en ondas. Me fijo en sus ojos, que ahora están cerrados. Tiene demasiadas pestañas y pecas adornan sus cachetes y nariz.
—Aquí está —entra el amigo de Luis apresuradamente y me extiende el vaso. Cuando estoy a punto de tirárselo en la cara, el chico me agarra el brazo impidiéndome hacerlo.
—No creo que eso sea recomendable —me dice.
—¿Entonces para qué lo trajiste? —le pregunto fastidiado.
—Pensé... pensé que era para cuando la chica se levante, no para que se lo tiraras a la cara —dice atropelladamente y nervioso.
Lo miro fijamente.
—¿Me estás jodiendo? — le digo irritado.
—No, no lo hago
Miro de nuevo a la chica, que sin necesidad del agua, está abriendo los ojos.
—¿Dónde estoy?
—Bienvenida a la vida —le digo mirándola esta vez a los ojos.
Que asco,retrocedo varios pasos, sintiendo repulsión, y observo mis zapatos llenos de vómito. La chica sigue vomitando sin parar, como si no hubiera un mañana.
Observó el árbol que se mueve con tanta fuerza. Hoy lloverá. Miro el cielo para no tener que mirar esa escena horrorosa, porque lo más seguro es que me pondría a vomitar con ella.
Liam, el arquero del equipo de fútbol, le sostiene el cabello y está agachado con ella.
Cuando dejó de escuchar arcadas, ayudé al arquero a levantar a la chica, quien nos mira con confusión y desconfianza.
La entramos a la casa y la dejamos en uno de los muebles. La música aún se escucha fuerte y la gente va y viene por todas partes.
— ¿Qué pasó? —Liam me pregunta.
—Cuando iba a entrar a la casa ya estaba así —Rodé los ojos, fastidiado, se lo expliqué antes.
La chica nos mira a ambos y luego suelta una carcajada.
Enarco las cejas.
—Está drogada —digo alto para que me escuche Liam.
—No me digas —dice con ironía mientras se sienta al lado de la chica.
—Yo a ti te conozco — me señala a mí con sus dedos —Eres mi esposo.
Liam me mira divertido.
— ¿Estás sonrojado? —Me pregunta la morena— Pero no te quiero.
Frunzo el ceño.
No sé ni quién es.
—Mi verdadero amor es el arquero de fútbol —nos dice como si fuera un secreto —¿Lo conocen?
Después se vuelve a reír con más fuerza.
—Que estoy bromeando —se ríe de nuevo y se saca las lágrimas —miren el techo da muchas vueltas.
Vale, no seguiré aguantando a una chica rara, tengo mejores cosas en qué ocuparme. Por ejemplo, en el mensaje que me llegó hace unas horas.
—Me voy —Les digo.
—¡Ey! No puedes dejarme aquí con ella —dice Liam alto para que lo escuche —amigo de Luis, ayúdame al menos a llevarla al cuarto para que esté cómoda y pueda dormir.
Miro a la chica y luego cedo.
—Soy Alex
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Alay
Mystery / ThrillerAlay es una chica de belleza deslumbrante que desafía las normas establecidas. Harta de la hipocresía que la rodea, decide enfrentarse al mundo con determinación y coraje. Su objetivo: romper las máscaras que todos llevan y dejar su nombre grabado...