Capitulo 12:

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Oscuridad 

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Oscuridad 

Miré mi reloj con ansiedad, las manecillas marcaban las diez y media de la noche. Aún faltaban treinta minutos interminables. Me encontraba perdida, completamente desorientada. Había seguido el camino tal como se me indicaba en el mensaje, pero parecía que cada paso me llevaba más lejos ni siquiera el GPS podía hacer bien su trabajo.

Exhalé un suspiro profundo, llena de frustración y un ligero temor. Me encontraba en los alrededores de Nébula, el bosque que compartía su nombre con la universidad y que bordeaba el pequeño pueblo de Brexley. El bosque era un lugar de misterios muchas historias que se circulaban entre los estudiantes. Muchas de estas historias parecían ser tácticas para asustar a los recién llegados, especialmente a aquellos que, como yo, habíamos llegado gracias a una beca.

Me abracé a mí misma, intentando combatir el frío que se colaba por cada poro de mi piel. El viento soplaba con fuerza, lo más probable es que una lluvia que caería en la madrugada, algo habitual en esta zona. El frío era un compañero constante, un aliado silencioso que nos recordaba nuestra vulnerabilidad y más en este momento.

Vestía un camisón amarillo de los Minions que me llegaba hasta los muslos, combinado con un par de jeans negros ajustados que encontré a la prisa. En mis pies  unas cómodas zapatillas blancas.

Decidí adentrarme un poco más en el bosque, a pesar de que el GPS insistía en que ya había llegado a mi destino. No veía nada a mi alrededor, solo la oscuridad que se cernía sobre mí. Podía haber dos opciones: el GPS no era de confianza, o los demás aún no habían llegado. Opté por la segunda opción y busqué una roca donde sentarme. La oscuridad era cada vez más densa y podía sentir como el miedo me presionaba el estomago.

La situación con Linda cada vez era más complicada. No nos habíamos dirigido la palabra, nos ignorábamos mutuamente y sabía que era mejor así. Sentía que aún tenía muchas cosas que decirme, pero estaba llena de ira y sabía que si intentaba sacar el tema, no iba a poder contenerme. Era mejor así. Linda y yo habíamos sido amigas desde que comencé en Nébula; era la única que no me hacía sentir fuera de lugar, que siempre me guardaba un puesto donde sea que estuviéramos. Pero también era cierto que me hacía odiarme, me recalcaba lo que no debía hacer, lo que había hecho mal, me hacía sentir insegura en mi propia piel.

Una lágrima rodó por mi mejilla. Rápidamente la limpié, me avergonzaba encontrarme en esta situación. Había sido muy ingenua, había dejado entrar a una mala persona en mi vida, aunque al principio no lo pareciera, así era. No sabía sus razones, pero tampoco podía escucharlas; nada justificaba tal acción.

—¿Estás bien? —Levanté la cabeza rápidamente, lo que me causó un pequeño mareo. Estaba muy oscuro, pero aunque fuera un ligero susurro, sabía que había escuchado perfectamente—. ¿Te sientes mal? —Insistió y miré hacia atrás. Me llevé una mano al pecho y di un pequeño respingo en mi sitio.

—¿Desde cuándo estás ahí? —Ignoré su pregunta.

—Primero que tú —se limitó a responder. Se acercó y se sentó a mi lado—. ¿Cómo estás?

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