ELEVADO

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Cuando llegamos al Helipuerto del hotel y Fernando vió el helicóptero su cara expresó una gran sorpresa, me causa gracia el como se agrandan sus ojos y se ilumina su rostro; en verdad él no se da cuenta de su belleza.

-Alguna vez has subido a un helicóptero Habibe?- Le pregunte con una sonrisa disfrutando de su reacción.

-No jamás! Pero definitivamente siempre he querido viajar en uno-. Responde alegre y sale corriendo al helicóptero, parece un niñito.

Subimos y me aseguro de ayudarlo a colocar el cinturón de seguridad en su cuerpo, empiezo a maniobrarlo hasta que comienza a elevarse del suelo, Fernando se agarra de mi antebrazo con fuerza, yo me río de su nervios y él me hace un puchero a modo de reproche.

-Nunca imaginé que sabes volar helicópteros, es increíble, dime mi amor, acaso hay algo que no sepas hacer? Cada día me sorprendes más-. Me dice con un tono pícaro en sus palabras.

-Tengo entrenamiento militar, me enseñaron a pilotear varios vehiculos aéreos, aunque si hay algo que no sé hacer y es cocinar, la verdad es que lo hago de lo peor, te digo que podria quemar hasta el agua hervida-. Le comento haciendo que el suelte una risa estruendosa y encantadora, amo su risa y verlo alegre, es así como quiero que este siempre.

-Con que te causa mucha gracia eh? Veamos si te sigues riendo ahora Habibe-. Sin que se lo espere hago una maniobra que hace que el helicóptero vire hacia un lado, él se asusta y me agarra aún más fuerte.

-Ahh! No hagas eso que me asusta Tareck-. Exclama asustado y yo vuelvo a enderezar el helicóptero, tomo su mano y la beso para que se tranquilice.

-No temas Habibe, yo nunca te pondría en peligro, disfruta de la vista que tienes ahora frente a ti-. El suspiró aliviado y empezo a mirar el paisaje de la cuidad de los Ángeles desde el aire, sonrió y se quedó completamente fascinado con lo que veía, yo por mi parte estoy embelesado con él.

Estuvimos en el aire al rededor de media hora mientras llegabamos a nuestro destino; una costosa playa privada exclusiva llamada Rosarito Beach donde solo se puede tener acceso con mucho dinero de por medio, compré una propiedad aquí solo para divertirme lejos de las miradas curiosas de la gente del hotel cuando llegué a California, aquí puedo hacer lo que quiera sin necesidad de ser discreto, nadie sabe de esta casa excepto Fahad, él y yo solíamos traer invitadas para pasarla bien con ellas aquí sin los guardaespaldas ni otra persona que pudiera estorbar. Hace tiempo que no la usamos, ahora puedo estar a solas con Fernando sin límite alguno, ya no puedo esperar.

Aterrizo con cuidado en el Helipuerto que esta a un lado de la casa, es casi de noche, puede verse el atardecer, cuando apago los motores volteo a ver a Fernando, él me mira con una expresión que conozco muy bien, está exitado, se le nota, rápidamente se quita el cinturón como puede y se abalanza sobre mí para besarme intensamente; yo le correspondí de la misma forma, puedo sentir el calor de su boca en mis labios, su lengua ansiosa buscando la mía; no soy capaz de decir cuanto tiempo duró aquel beso, solo se que cuando falto el aire nos separamos con la respiración entrecortada.

Fernando se acerca y me abraza, mientras yo reparto besos en su cuello que le arrancan suspiros mientras aventuro mis manos por debajo de su playera para sentir su piel, el también empieza a acariciar mi pecho por encima de mi camisa, el calor empieza a sentirse en el aire.

-Hay algo que quiero probar contigo, si logras adivinar solo dime que lo haga-. Susurró él en mi oído haciendo que mi piel se erize, creo que sé que es lo que quiere y definitivamente le dire que sí.

EL DESEO PROHIBIDO DEL PRÍNCIPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora