CAP 33

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Ibamos llegando a mi departamento, Eliza no paro de llorar todo el tiempo, yo si fuera ella guardaba esas lágrimas para más al rato.

—Ya callate—le dije.

Después de adentrarnos al estacionamiento, estacione el coche y me baje, para abrir la puerta de Eliza.

—Vamos —le tendí la mano como todo un caballero.

—No me pienso bajar de aquí —me lo dijo segura de si misma.

—Pues sabes que? No te estoy preguntando —la pasiencia se me habia acabado.

La agarre del brazo y de un jalón la saque.

Quien putas se cree que es para desobedecer.

Así la ame tanto siempre tiene que tener en claro que el que manda en esta relación soy yo.

Ibamos camino al elevador, no teníamos que pasar por la recepción ni donde estaba la seguridad.

Rápido la meti al elevador, y una vez adentro, ingrese el código para que nos subiera al departamento.

Su llanto se intendificaba cada qué subíamos un piso más.

—Maldita sea Eliza Ya callate—le dije acorralandola con mi cuerpo.

Empecé a darle besos en sus mejillas para después bajar a su cuello.

—D-ejam-e—pudo decir entre sollozos.

—Creeme que eso es lo último que haré hoy, mañana y por el resto de mis putos días..

Seguía dándole besos, el calor que hacía en elevador, más la ereccion qué ya tenía,me daban ganas de...

Puta madre.

Era el sonido que me interrumpio avisando que ya estabamos en el piso.

Si no hubiera sido por eso me hubiera descontrolado y la hubiera hecho mía en ese instante.

Salimos del elevador y saque la tarjeta para abrir la puerta.

Una ves abierta avente a Eliza haciendo que esta callera.

Que estúpida mi amor.

Empezó a arrastrarse, para quedar lejos de mi.

—A donde vas mi amor—le dije jalandola del pie trayendola de regreso.

—SUELTAME!!! —me grito y empezó a patalear.

—YA CALMATE MALDITA SEA—le grite de vuelta.

La solté del pie y ella sola se paro del piso.

—Dejame salir Elías por favor —su cuerpo estaba temblando.

Se veía tan tierna haciendo eso.

Pero también me imaginaba como temblaria si fuera por otra cosa.

Ya saben a que me refiero.

Lentamente me acerque a ella y agarre su rostro.

—Sabes tienes razón — estaba a pocos centimetros de sus labios, esos labios carnosos qué extrañe todo este tiempo y que ahorita mismo tenia ganas de morderlos hasta hacerlos sangrar.

—Pero récordandolo bien, no, si es para casarte con el imbécil de mi hermano —le agarre su mentón ejerciendo una extrema fuerza haciendo que esta hiciera llorar más a mi ángel.

—Nunca, pero nunca vas a salir de aqui—la empuje haciendo que se cayera en el sillón.

—Y si sales va a ser muerta y creeme Eliza que ahora si me aseguraré de que lo estés.

Su rostro se combirtio en un poema.

Miedo,panico, se veia hermosa incluso.

—Eres un imbécil.

—Que dijiste? —me voltie a verla.

—Lo que escuchaste, que eres un imbécil, un hijo de Puta que nunca va a ser feliz.

Vaya al parecer ya le salió su lado valiente.

—Callate Eliza—sus ojos ya no reflejaban tristeza,lo que ahora transmitían era un odio tan profundo que aunque no lo crean una parte de mi se entristeció por eso.

Me odia.

Y eso es lo que me jode más.

—Alejandro es más hombre que tu y para que lo sepas lo amo como a nadie en este mundo — y eso jodio todo.

Mis manos empezaron a picar y mi corazón a latir rápidamente.

Sin esperarlo ya tenía mis manos alrededor de su cuello.

—Repite lo que dijiste.

—REPITELO!!! — le grite.

Ella no me contestaba por la falta de aire.

No se de donde saco las fuerzas pero logro empujarme y hacer que yo callera al suelo.

—Eres una... —mis palabras se quedaron en el aire.

Una bofetada.

Eliza me había dado una cachetada.

—E-lías per-don—me lo dijo con su voz temblando del miedo.

Hice puños mis manos.

Estaba más que cabreado.

Inhale y exale, y la mire como un loco desquiciado.

—Que te parece si recordamos aquellos tiempos mi amor —le dije sonriéndole y empezando a quítarme el cinturón.

—E-li-as n-o—empezó a alejarce.

De esta no te escapas bebe.








TERRIBLE OBSESION (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora