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Los días en las oficinas solían ser más relajado, hacía ya un año que Minho solía quedarse hasta tarde y eso no le disgustaba en lo absoluto, incluso lo veía más fascinante que regresar a su casa y tener que soportar esas pequeñas peleas y roces que diariamente tenía con Jisung.
No entendía lo que le ocurría, solía ser una persona alegre y sonriente que adoraba cocinar y pasar tiempo en familia, tenía un bello jardín al que le dedicaba todas las mañanas, sin dejar a un lado su afición por la música y el baile, además de ser carismático con quien le pasará por enfrente, haciendo así que en pocas semanas ya conociera a la mitad de sus nuevos vecinos, pero después de tres años de matrimonio aquella persona de la que Minho se enamoró comenzó a cambiar, solía pasar todo el día encerrado y por más que intentaba salir y disfrutar con su amado todo siempre terminaba en reclamos y pelas que duraban días.

En cambio Minho solía ser más calmado y silencioso, tenía aficiones pero en su mayoría se enfocaba en hacer cosas que no lo obligaran a relacionarse con mucha gente, no le gustaba la jardinera pero siempre compraba cosas nuevas para Jisung, cuando consiguió una oportunidad de trabajo en Seúl no dudo en tomarla, era el sueño de la pareja poder vivir en aquella gran ciudad sin saber que sería el detonante a que en estos momentos ambos no pudieran ni verse o entablar una conversación sin que los llevara a una discusión.

Los sábados en la mañana eran las únicas horas en que Minho y Jisung asistían juntos a un lugar como una pareja, no se ignoraban y al menos tenían la decencia de preguntarse mutuamente qué tal había estado su semana, era una tarea dejada por la terapeuta de pareja que ignoraban hasta el momento en que estaban esperando en aquella sala con paredes blancas.

—Familia Lee— una mujer de cabello rubio salió para llamarlos.

Ambos se pusieron de pie y caminaron hasta el interior de la oficina.
Sabían la rutina, no era la primera vez ahí así que sin más esperaron a que la terapeuta comenzara la sesión.

—Bueno señores Lee, ¿qué tal estuvo esta semana?— la mujer sonrió para ambos.

—Estuvo bien, logramos pasar estas semanas sin una discusión— comenzó Minho.

—De nuevo empezó a llegar por las madrugadas así que tiene razón, no discutimos porque ni siquiera nos vemos.

Minho miro de reojo a Jisung y soltó un suspiro, la mujer abrió su libreta y comenzó a escribir en ella.

—El trabajo está siendo pesado últimamente, regreso a casa lo más temprano posible.

Ambos se miraron con recelo, la tensión en la habitación se podía sentir, mientras que Jisung lanzaba una mirada cargada de enojo Minho apretaba su mandíbula conteniendo las ganas de lanzar otro comentario que los llevara a una pelea.

—Dime Jisung, ¿como vas con ese jardín?.

—Bien, aunque hay días en los que no tengo motivación para salir a el.

—Nunca lo hace— interrumpió Minho— lleva dos meses prometiendo que le dedicará tiempo y lo único que se mantiene con vida es el rosal.

El suspiro ahora salió de la terapeuta que de nuevo garabateó en su libreta mientras hacía su cabello para un lado.

—Minho, no estamos aquí para que se ataquen mutuamente— la mujer interrumpió antes de que Jisung pudiera contraatacar— lo mismo va para ti Jisung, hemos estado en sesiones cada quince días por medio año y sinceramente no veo intención en ninguno de ustedes de avanzar, cada sesión se vuelve como un ring de pelea donde ambos buscan atacarse hasta el cansancio, no existe comunicación y la confianza que antes se tenían podría decirse que es nula en estos momentos.

Ambos bajaron la vista para evitar el contacto visual con alguno de los presentes.

—Sean sinceros conmigo y díganme si saben lo que ha pasado en la vida de ustedes estos últimos tres días.

—No— confesó Jisung.

—No me e dado el tiempo, lo siento— Minho entrelazo sus dedos.

—Esto no es muy común, al menos no en mis terapias, pero realmente debo ser sincera con ustedes y sugerir el divorcio como alternativa, si ninguno está dispuesto a ceder sólo están prologando un daño.

*****

Todo el camino hasta el departamento fue silencioso, al llegar Minho se quitó la chamarra y se dejó caer sobre el sofá cerrando los ojos.

—Debemos de cambiar de terapeuta— Jisung se plantó frente a él.

—¿Otra vez?.

—Si.

—¿Y ahora por que?— lo cuestionó el rubio.

—No veo progreso con ella.

Minho recordó sus codos sobre sus piernas y peinó su cabello para atrás.

—Ya sabía.

—¿Que?.

Por unos segundos Minho se quedó en silencio, no quería seguir hablando y menos por lo que estaba por pronunciar, solo desataría una escandalosa pelea.

—Que dirías eso, siempre es lo mismo— confesó— cuando nos dan como alternativa el divorcio siempre sugieres que cambiemos de terapeuta— la voz de Minho se empezó a elevar— llevamos un año y medio así, ¿no estás cansado? Hemos visto más de cuatro terapeutas y todos nos dan la misma alternativa. La navidad en casa de tu familia fue agradable pero es difícil para mi fingir que no pasa nada frente a ellos, ya no quiero.

Jisung cerró sus ojos para evitar que de nuevo las lágrimas salieran, respiro hondo y tratando de sonar lo más calmado posible cuestión a su esposo.

—Entonces, ¿quieres el divorcio?.

No recordaba cuantas veces le había preguntado eso en el año, pero siempre temía por la respuesta, hasta el momento Minho se había negado, pero eso podría cambiar en cualquier momento y Jisung era consiente.

—Ji, no me refiero a eso— Minho se puso de pie pero fue demasiado tarde, Jisung ya estaba molesto y se había dirigido a la habitación donde se estaría encerrado el resto del día.

Una vez a solas Minho salió para el jardín, ese jardín que tiempo atrás estaba lleno de vida y color pero ahora solo podía ver hojas secas y yerba, camino hasta el rosal, la única planta con vida ahí, se cuestionada tanto porque su esposo cuidaba tanto aquellas flores, las rosas nunca le gustaron pero ahora era a lo único que le dedicaba tiempo.

Jisung lo miro desde la ventana, sentía un dolor en su estómago al verlo tan cerca de esas rosas, pero se prometió a sí mismo que solo el día en que Minho llegara a pedirle el divorcio revelaría todos esos secretos que guardaba el rosal.

*****
Holaa! Estamos de regreso de nuevo, con otra historia minsung no tan dulce como la anterior, pero que igual les va gustar mucho lo sé ❤️

Crónica de un matrimonio fallido (minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora