Los 𝘰𝘮𝘦𝘨𝘢𝘴 fueron creados para vivir al lado de un alfa, quién proteja de ellos, así es cómo funciona. Así es cómo se debe formar una familia con el amor de un 𝐚𝐥𝐟𝐚.
Joaquín y Leidy dos omegas que tienen algo en común, buscan la felicidad...
"Nunca cierres tus labios a aquellos a quiénes ya le has abierto tu corazón."
- Charles Dickens.
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Leidy y Elyzabeth estaban de regreso al hotel ya con sus ropas secas, pero aún con arena en sus cuerpos, lo podían sentir, aunque lo ignoraban.
La pelinegra volvió hablar con sus amigos y se enteró de que Nikolás había tenido su primera cita oficial y su primer día de cortejo con el médico pelinegro en el cine que terminó en un momento de vergüenza para su amigo cuándo se tropezó y terminó en el suelo con la bandeja de palomitas y bebidas en su ropa.
Lo primero que hizo al leer el mensaje fué reírse, no lo podía evitar, su amigo es tan distraído que suele caerse en todos lados - cómo la vez que se cayó detrás de un reportero que estaba dando una noticia en vivo, ese día no lo podrá olvidar jamás -. Pero también recordó lo mucho que Nikolás ponía de su parte para que ésta relación que está empezando sea buena y no un fracaso.
Lo mucho que el omega ojiverde se esforzaba para no parecer que sus inseguridades lo mataban en su cabeza, se preocupó y preguntó al igual que sus amigos de saber qué fué lo que sucedió después y parecía que estaba escribiendo una parte de la biblia no dejaba de mostrar que seguía escribiendo.
Dejó su celular en la mesa de noche y Elyzabeth había salido de nuevo a recepción a pedir algo después de que se había dado un baño rápido. Leidy se quitó la ropa y caminó al baño, disfrutaría un poco de agua templada y burbujas en la bañera, pero si lo hacía terminaría arrullada y no hablaría con Elyzabeth cómo se lo propuso cuándo salieron del acantilado. Se bañó y se arregló con un pantalón holgado que le llegaba abajo de la rodilla y una camiseta verde de manga corta. Al salir del vestidor la alfa estaba ya en la habitación sentada en el sofá con su celular en mano.
— Hola, pedí que nos subieran la merienda a la habitación. — la alfa le sonrió de lado, dejando su celular en la mesa a un lado del sofá. — Mi amigo, Emilio, me ha mandado un mensaje, su madre nos invita a una cena, te quiere conocer y al omega de Emilio.
La pelinegra arqueó una ceja y se sentó a la orilla de la cama viendo a su alfa. — Porque me quiere conocer.
— Ella es como una madre para mí y Emilio es cómo mi hermano, así que le hace ilusión conocerte, si no quieres ir no hay problema yo puedo...
— Está bien, es sólo que me sorprendió sólo eso.
Elyzabeth sonrió y vió a la omega que no dejaba de jugar con sus manos, estaba nerviosa, lo notaba y lo podía sentir.
— ¿Qué sucede? Es de lo que me quieres hablar, sabes que por mí no hay problema sino me quieres decir nada de tu...
— ¿Me quieres en verdad? — la omega preguntó viendo a su alfa nerviosa, no tenía idea por dónde empezar, su plan de hablarle de su pasado se está volviendo un lío en su mente que no tiene ni la más mínima idea de por dónde empezar. Esa pregunta fué lo que salió de su boca nerviosa del porqué lo había preguntado ó de que puede contestar la alfa.
