Koi no Yokan [GiyuuShino]

Dependencia

— Kochou-senpai... — la nombrada tenía su vista clavada en las mariposas que revoloteaban en un arbusto cercano a ellos en aquel monte — ¿Estas triste? —.

Las vacaciones de invierno habían terminado sin mayores problemas después de que Giyuu se había perdido en medio de la tormenta, la única consecuencia restante eran las constantes migrañas que sufría desde esa tempestuosa noche, las cuales muchas veces le obligaban a despertar a mitad de la madrugada por el dolor que sentía.

Los días en la primaría se marcaron por las tardes de estudio junto a sus amigos para los exámenes finales del año escolar, quienes se encontraban en tensión con el deseo de volver a ser todos compañeros. Ahora ya se acercaba abril y pronto conocerían sus nuevos cursos.

— ¿Kochou-senpai?— volvió a llamar al ver que no obtenía respuesta.

Shinobu pestañeó un par de veces antes de voltear a verle con una sonrisa en el rostro — Ne~ Tomioka-san... ¿Sabes que pasará este año en clases? —.

El pequeño se colocó de pie y caminó en dirección a los arbustos donde tantas mariposas se habían posado, ahora su semblante era levemente triste. 

—Sabito y Makomo ya no serán mis compañeros de clases... — respondió casi en un susurró ocultando el quebranto que sufrió su voz en el momento de hablar.

Caminando hacia donde el se encontraba puso su mano en el hombro de Giyuu intentando hacer que este le mirara — Tomioka-san... ¿ya les dieron los resultados de sus notas?—.

Él asintió — Hm.. No les fue bien, Urokodaki-sensei dijo que ambos estarán en la clase E —.

Al ver la expresión de tristeza en el rostro del ex-cazador, quien parecía que en cualquier momento lloraría por haber sido separado de sus amigos, supo que no podría darle la noticia que ella traía.

—Lo lamento mucho — susurró apretando ligeramente el hombro del muchacho — pero se que conocerás gente increíble en tu nuevo curso ¿En cual has quedado este año? —.

— En el A — suspiró. 

—Ara ara~ si que eres un chico inteligente Tomioka-san — respondió con alegría la menor de las Kochou — No te sientas triste ¡podrás seguirles viendo en los recreos! —.

Una brillante sonrisa se dibujó en el rostro de aquel de azulados cabellos — ¡Hm! ¡Seguiré compartiendo con ellos y Kochou-senpai en los recreos! —.

Por lo que pareció ser el brinco de un conejo en medio de los arbustos, cientos de mariposas comenzaron a volar por todos lados y las risas del chico invadieron el entorno.

Giyuu, inconsciente de los susurros de la historia pasada, estaba fascinado por la diversidad de la naturaleza. Mariposas revoloteaban alrededor de ellos, y los rayos del sol filtrándose entre las hojas creaban un escenario mágico. Pero mientras su atención estaba en el presente, el corazón de Kochou estaba atado a los hilos del pasado.