¡Esa sonrisa es falsa!

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El camino de regreso a casa fue bastante gris y apagado, a pesar de que el sol aún estuviera presente.

Se sentía completamente diferente al que había recorrido aquella misma mañana, pero a pesar de todo, era el mismo.

Su pecho era oprimido por un sentimiento que no sabía explicar con palabras, era como estar enfermo sabiendo que estaba sano. Más bien le recordaba a la vez que cuando era más pequeño, Kyojuro, el antiguo vecino, se arrojó sobre el jugando a las luchas y cayendo sobre sus pulmones le había dejado sin aire por un par de segundos.

Llevando una mano hasta su esternón presionó levemente, intentando calmarlo, pero no podía.

Sin darse cuenta ya había llegado al condominio, debía apresurarse o Tsutako se podría preocupar.

- Estoy en casa - dijo desanimado al entrar.

- Okairi, mi vida - saludó de vuelta su madre que había llegado temprano del trabajo, envolviéndole en un cálido abrazo - ¿Qué ha sucedido Giyuu? - preguntó automáticamente cuando con ese poder especial, que sólo las mamás tienen, se dio cuenta de que algo no iba bien con su pequeño hijo.

Él sólo se refugió en sus brazos intentando no dejarse llevar por lo que estaba sintiendo en ese momento, debía ser un niño grande. Pero al sentir las caricias en sus puntiagudos cabellos no pudo contenerlo, y unos sollozos fueron ahogados en el pecho de mamá.

- Ara ara~ ¿Dónde está tu accesorio de mariposa Shinobu-chan? - preguntó a su hermanita al verla aparecer con su corto cabello de mechas violáceas cayendo libre por su cuello - ¿No has podido encontrarlo? -

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- Ara ara~ ¿Dónde está tu accesorio de mariposa Shinobu-chan? - preguntó a su hermanita al verla aparecer con su corto cabello de mechas violáceas cayendo libre por su cuello - ¿No has podido encontrarlo? -.

Mientras esperaban a que sus padres llegaran a casa, las hermanas habían comenzado a arreglarse puesto que los vecinos le habían invitado a cenar con ellos durante esa noche de viernes.

- ¿Por qué mi cabello no es hermoso como el tuyo nee-san? - preguntó con evidente tristeza.

- ¿De qué estás hablando preciosa? Me encantaría que mi cabello tuviera unos hermosos mechones violáceos como los tuyos - dulcemente acarició su mejilla - Ve a colocarte uno de tus vestidos y yo te peinaré luego ¿Si? -.

- Me siento enferma nee-san - suspiró desanimada la muchacha - ¿Realmente tengo que ir? -.

La mayor le observó confundida y con el rostro cargado de preocupación - Ne~ Shinobu-chan ¿Pasó algo malo? en la mañana parecías muy emocionada cuando te conté que Tsutako-chan nos había invitado a cenar a su casa -.

Claro que había estado emocionada, le hacía mucha ilusión compartir con la familia Tomioka, pero no en estos momentos.

Después de haber escuchado aquellas palabras que le cortaron como afiladas navajas simplemente podía preguntarse si hacía bien con acercare al menor de ellos.

- Iré a dormir - susurró por voz baja, y con la energía de un muerto viviente subió la escalera para marcharse a su cuarto.

Kanae le observó afligida.

Koi no Yokan [GiyuuShino] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora