« — Ya no eres la Osa Menor... —.» Eran las palabras que se repetían una y otra vez en su cabeza.
La situación no pintaba para mejor. Los ojos de Giyuu habían vuelto a cerrarse ¿Y que más podía esperarse? El frío calaba tan dentro de su húmedo cuerpo llevándolo a la hipotermia, la inconsciencia y el delirio.
Pero Shinobu no reaccionaba.
En aquel preciso momento, el deseo realizado frente a kamisama hace tantas décadas atrás no parecía más que una tortura para dos muchachos que no lograban terminar de entender lo que ocurría tanto a su alrededor como en sus propios corazones.
Las memorias y sentimientos de una venenosa mariposa atrapados en el cuerpo de una niña de doce años, por petición propia, revolvían el subconsciente de un pequeño de siete, dejando su veneno actuar hasta lo profundo de su alma.
— T-tomioka-san... — susurró como si esperara una respuesta que no conocía.
Por más que costara aceptarlo, ellos no eran los mismos de hace 100 años atrás. Sólo se estaban aventurando en un misterio llamativo, sobretodo la pequeña mariposa, quien cumplía nada más que el anhelo que se despertaba dentro de ella gracias a la petición realizada por su vida pasada.
El brillo de sus ojos desapareció en el momento que se dio cuenta que no recibía respuesta por parte de su acompañante —¡Tomioka-san! —.
¿Qué estaba haciendo?¿Por qué no podía reaccionar?
El pequeño cuerpo entre sus brazos caía sin fuerzas y ella no podía hacer más que llorar a su lado.
Pero ya fue suficiente.
Apretó sus dientes y un ligero — Tsk — escapó de sus labios.
Usando todas sus fuerzas colocó a Giyuu en su espalda, y sosteniéndolo por su piernas comenzó a caminar con gran dificultad de regreso a casa.
Iba con tanto cuidado para no resbalar que llegaba a sentir que apenas avanzaba, no quería rendirse pero todo el panorama se veía tan desalentador.
— Es mi culpa... — susurró — Todo esto es mi culpa... —.
Las lagrimas deslizaban pero no podía darse el lujo de secarlas, la verdad ni siquiera importaba ya que las gotas de lluvia cumplían la labor de llevárselas con ellas hacia la tierra.
— Si tan solo no tuviera estos recuerdos... —.
Un paso, seguido de otro, un pequeño desliz que le hace mantenerse quieta para no terminar de bruces en el piso.
— Si tan solo no te hubiese encontrado... —.
Su boca se abrió al sentir los pequeños brazos rodear su cuello. Giyuu se aferraba a ella con todas sus fuerzas y un débil — Sabía que vendrías, senpai — escapó de sus labios.
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Koi no Yokan [GiyuuShino]
Fiksi Penggemar«¿Qué es esta sensación? Pues cosas que sólo su alma sabía y que únicamente él tiempo podría revelar. Este sentimiento... Simplemente es inevitable.» Disclaimer: Ni Kimetsu no Yaiba ni sus personajes me pertenecen, son obra exclusiva de Koyoharu Got...