Parte 1: El comienzo

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ISAAC


En este mundo existen dos tipos de personas.

Las que aman las mañanas.

Y las que las odian con toda su alma.

En estos momentos, me inclino por el segundo grupo. Mi cabeza me duele. El hombro está matándome. Y mi tía no tuvo una mejor idea que pasar su aspiradora un día sábado a las nueve de la mañana.

Me destapo sin ganas de levantarme.

Ni de vivir.

Pero eso ya es pan de cada día. Me levanto arrastrando todo mi ser hasta la cocina, en la cual mi tía disfruta de un trozo de torta y un té. Parpadeo, aún con el ruido de la aspiradora de fondo, y observo la sonrisa radiante que me regala la mujer frente a mí.

—Podrías apagar esa cosa si no la estas usando. —apunto a la sala.

—Nunca la uso.

—¿Entonces para que esta prendida?

—Para despertarte —dice simple—. Es un truco que las mujeres utilizamos.

—¿No pensaste en despertarme como una persona normal?

Su sonrisa se agranda.

—¿Y lo divertido?

La ignoro.

Celia siempre ha sido así. Mamá solía decirme que le gustaba jugarle bromas y entrometerse donde no debía, solo para causar un poco de alboroto. También me decía que eso volvía sus vidas muy divertidas. Aunque la mayor parte del tiempo le tocaba calmar el caos que mi tía creaba.

Saco un trozo de pastel y me siento a su lado.

Esa personalidad tan despreocupada y revoltosa, hizo que aceptara pasar un tiempo en Mallorca. Estar a su lado me hace olvidar un poco el caos que estaba siendo mi vida. Sentía que estaba ahogándome. Lo que antes me relajaba y ayudaba a pensar, estaba volviéndose un peso enorme. Una atadura de cadenas gruesas.

—Necesito que hoy me hagas un favor —mi tía me saca de mis pensamientos—. El café abrirá tarde hoy, pero tengo un par de entrevistas para el nuevo empleado. ¿Podrías encargarte de eso?

Estoy tentado a negarme, pero, ¿tengo otra cosa mejor que hacer? La respuesta es sencilla: No.

Apenas llegue hace una semana y la he pasado encerrado en mi nuevo cuarto. Debo admitirlo, no es sano. Pase toda la maldita semana revisando los perfiles de mis compañeros de equipo y amigos. Ignorando por completo sus intentos fallidos de ponerse en contacto conmigo.

Sé muy bien que ellos no tienen la culpa de nada, pero no puedo evitarlo. La rabia y envidia se apoderan de mi cada vez que los veo siguiendo sus sueños mientras yo... ¡Maldición! Yo estoy aquí, en una Isla que ni siquiera conozco, sin amigos, sin metas, sin nada más que una maleta con ropa y recuerdos que quiero arrancar de mi mente.

—Sí, no hay problema. —respondo tragando todo lo que tengo atorado.

Un chillido agudo perfora mi oído izquierdo.

—¡Gracias! Olvide por completo que hoy tengo un compromiso muy importante.

—De todas formas, no tengo nada mejor que hacer.

Su rostro se relaja, una mirada comprensiva se apodera de sus grandes ojos dorados. Es una combinación de ámbar y amarillo. Su cabellera de oro la hacen ver como una muñeca de porcelana. Su estatura diminuta y rasgos delicados.

—Debes estar a las diez y media. No seas grosero, ni los intimides, ¿de acuerdo?

Una media sonrisa tira de mi labio.

La teoría de cómo amar. #pgp2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora