Nico
Santa mierda.
Llevo en la misma posición casi tres horas; acostado mirando el techo de mi habitación mientras revivo nuestro beso una y otra y otra vez. ¡Ha sido fabuloso!
Ay, no, que feo.
¿Fabuloso un beso? ¿Que edad tengo? ¿Noventa? Luego de besarnos un poco más y subirnos al auto de vuelta a nuestras vidas, no sabía que pensar, la cabeza prácticamente me daba vueltas. Es la primera vez en mi miserable vida que daba el primer paso. ¿En qué estaba pensando? En nada, obviamente. Nunca pienso antes, siempre es después.
Pensé que el viaje sería incómodo y escucharía las palabras «No debió pasar» y «Olvídalo» pero Isaac no mencionó el beso y lo agradezco. En mi mente eso fue solo un sueño y quiero que permanezca así.
No habrán mas besos.
No me malentiendan, me gusto, mierda, me encanto besarlo, fue la mejor sensación de mi vida, pero (los «peros» dan miedo) no quiero ilusionarme y luego terminar con el corazón roto. Debo mantener mi cabeza fría y mis piernas en la tierra.
Si, eso debo hacer.
Ese fue un beso como cualquier otro.
No importa si fue mi primer beso con un chico.
Tampoco importa si no puedo sacármelo de la cabeza.
Mucho menos importa si tengo ganas de llorar.
Me quedare en mi zona de confort e ignorare todo lo demás. Para que eso suceda, debo fingir frente a Isaac que ese beso nunca sucedió, que fue un producto de su muy inestable mente.
Sip, es un muy buen plan.
Mantener mis sentimientos a raya.
Una vez decidido eso, me levanto de la cama, no soy capaz de dormir. Ya son las ocho de la mañana y extrañamente tengo ganas de salir a caminar. Tomo la correo del perro y lo llamo para acomodarle el arnés. Una vez listos, salimos al parque.
Las calles están casi vacías a estas horas y más si son vacaciones.
Al llegar, miro a todas partes, asegurándome que cierta persona no esté. Una sensación de alivio e irritación se instala en mi pecho, pero ¿que mierda? ¿acaso estoy irritado por no verlo? A mi no me importa, para nada.
Doy dos pasos y siento mi cuerpo moverse en forma de látigo.
Cookie corre a toda velocidad mientras intento mantener el ritmo, pero en cierto punto termino tropezando y siento arrastrado por todo el parque. Grito y chillo, pidiéndole a Cookie que se detenga. ¿Desde cuánto el parque tiene tantas piedras?
Cierro los ojos esperando lo peor.
—¡Quieta! —grito—. ¡Perra del demonioooo! ¡Auxilioooo! ¡La poseyó un demonio! ¡Antes no era así! —me intento sacar la correa de la mano, pero como el pendejo que soy, me doy cuenta que la tengo toda enrollada en la muñeca—. ¡Cookie, mírame, tu no eres así! ¡Que alguien detenga este nahuel! —lloriqueo—. ¡Si quería morir, pero no así!
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La teoría de cómo amar. #pgp2024
Teen FictionCuando un accidente trunca las oportunidades de Isaac de convertirse en una de las mayores estrellas de la natación y le quita toda esperanza, su vida se viene cuesta abajo, siente que, con cada terapia, le arrancan un trozo de su alma, arrebatándol...