35. La vuelta

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Al día siguiente tomamos el vuelo que nos llevaría directo a casa, allí nos esperaba nuestra familia. Mi bolso de mano estaba muy desordenado por lo que me estaba esforzando en encontrar mi labial humectante, mientras lo revolvía dí con un papel escrito a mano:
"Somethin' changed in this heart of mine.
You know that I'm so glad that ya showed me"   H

Al leerla quedé en shock, era la letra de Jeff, solo que había escrito algo diferente esta vez. Recuerdo que en la primera estaba firmada con una T, ahora con una H ¿Que querrá decir?

-¿Qué tienes ahí?- preguntó curiosa Tracy. Rápidamente guarde todo en mi bolsa para que no lo viera, quería guardar esto para mí por ahora.

-Nada, un recibo que olvidé en mi bolsa.

2 semanas después, 17 de Marzo 1986

La visita a nuestras familias terminó siendo un éxito, cosa que nos sorprendió a ambas. Mi madre y mi padre tenian una relación estable, mi hermana Mia estaba mas hermosa y grande que nunca. Compartí muchas de las cosas que he vivido un año en California (quitando varias partes que no agradarían a la familia).
Pasé a saludar a mi antigüo jefe, en la tienda de discos. Al entrar sentí un aroma nostálgico, a madera y plástico viejo. Mi reencuentro con él fue algo inesperado, se notaba mucho más relajado que hacía unos años.

De un momento a otro estabamos esperando nuestras maletas para poder volver a casa, un poco de privacidad luego de estas 2 semanas era algo que necesitaba con desesperación.

Al llegar al edificio cada una se dirigió a su departamento, en mi puerta había unos periódicos los cuales junte del piso y dejé en la mesa al entrar, en un rato los leería. Primero me iba a dar un largo baño, con burbujas si encontraba el jabón. Un ritual sereno era evidentemente lo que necesitaba, duró alrededor de 40 minutos hasta que comencé a sentir que el agua estaba muy fría.
Luego de ordenar mi ropa en mi armario, y lavar la que había usado durante mi visita me recosté en el sillón dispuesta a leer los periódicos. El primero solo tenía noticias políticas, cosa que no podía importarme menos. El segundo hablaba de las nuevas tecnologías en el mundo de la gastronomía. Al tomar el tercero pense que seguirían siendo cosas que no importarían, pero que equivocada estaba. En la portada reposaba un título que me dejó en shock: "Tommy Lee y Heater Locklear ¿Un amor explosivo?". MIERDA.
Debajo había una puta foto de ellos saliendo de  un bar, tomados de la mano, él estaba tratando de cubrir su rostro con una gorra y lentes de sol, es un idiota. Lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos.

-¿Cómo pude ser tan estúpida de darle otra oportunidad?- exclamé a mi misma golpeando mi frente con la plama de la mano- Volvió a engañarme, era obvio que lo haría, me siento tan denigrada.

Salí en furia hacia su casa, esto no iba a quedar así. Llegué y golpeé la puerta con todas mis fuerzas, hasta que él abrió:

-Emma amor ¿Qué haces aquí? Se suponía que volvías hasta dentro de una semana- su voz se volvió temblorosa, él sabía por qué estaba aquí.

-¿¡¿Y todavía te atreves a decirme amor?!? ERES UN BASTARDO THOMAS LEE- levanté mi mano y golpeé fuertemente su cara- Me arruinaste, me humillaste como mujer, yo no merecía todos tus engaños Y AÚN ASÍ TE LOS PERDONÉ MIERDA- comencé a llorar mientras golpeaba una y otra vez su pecho- ¿¡¿Pero sabes qué?!? Ya no más- tomé aire y di un paso hacia atrás, clavé la punta de mis botas en sus huevos con la fuerza que acumulé a través de la furia, dejándolo retorciendose en el piso- Ojalá te pudras, cerdo.

Me alejé corriendo de allí, necesitaba estar sola asimilando todo lo sucedido. No dejaría que nadie nunca más me haga sentir tan idiota, tan reemplazable, tan insignificante.

(*)

El timbre me despertó, me encontraba tirada en mi sofá con el rimel corrido sobre mi rostro y muchos pañuelos usados a mi alrededor. Abrí la puerta sin importancia, era Dave.

-Emma- dijo felíz hasta que vió mi aspecto- ¿Querida que pasó?- preguntó con preocupación.

-Eso me pasó- señalé el periodico que reposaba sobre mi mesa- Odio a los hombres, no voy a confiar en ninguno nunca más- refunfuñé y volví a tirarme en el sofá- No necesito que digas nada, solo abrazame ¿Sí?

-

Lo que tú quieras, pero, dime que yo no entro en la lista de "odio a los hombres" al menos ¿no?

-Desde luego no Dave- sonreí débilmente y me envolvió en un abrazo tanto tiempo que volví a dormirme.

White Boy// IZZY STRADLINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora