The beast

7. Triste navidad

Los días pasaron y pronto esos días se convirtieron en semanas. Ya casi sería navidad. Tres semanas desde que Nunew llegó a Bangkok y empezó a vivir un encierro que poco a poco lo iba matando. A pesar de estar advertido por Net, Zee se aseguraba de hacer la estadía de su joven esposo nada agradable. No podía tocarlo pero si maltratarlo psicológicamente y en eso Zee Pruk Panich era todo un experto.

El trato que recibía Nunew era frío, casi como si fuera un esclavo. Zee lo tenía haciendo los deberes de la casa casi a diario. Los únicos momentos en los que Nunew había salido del departamento, fueron para ir a las oficinas del abogado Saetang a firmar la sucesión de las empresas que estarían bajo el poder de Zee hasta que Nunew cumpliera la mayoría de edad pertinente.

Nunew veía todos los días desde el balcón del departamento como el tiempo pasaba y cada vez se hacía más largo y más tormentoso.

–Sr. Panich, su madre ha venido a verlo – anunció por el anexo la secretaria de Zee.

– ¿Qué hace esa mujer aquí? Dile que pase –respondió Zee de mala gana.

– Hijito, ¿ya te has olvidado de tu madre? – la Sra. Panich hizo su ingreso a la oficina, acomodándose en el sofá ubicado en medio del recinto.

– ¿Qué quieres madre?, nunca viene a visitarme a menos que quieras algo – respondió Zee acompañando a su madre en el sofá.

– Las noticias sobre tu boda se han expandido como la plaga. -confesó ácidamente la Sra. Panich.

– Pueblo chico infierno grande ¿no?

– Esto no es gracioso Zee. La gente está murmurando sobre ti y ese niño.

– Que hablen lo que quieran, no me interesa

– ¡Pero a mí sí! Nuestra familia es una de las más tradicionales de la ciudad.

– ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué les explique uno por uno que ese mocoso es mi esposo y que me casé para conservar mi empresa?

– ¡Zee, esto es muy serio!

– ¿Has venido a interrumpir mi trabajo con estas estupideces? – Zee se puso de pie tratando de abandonar la discusión.

– ¡Hablo en serio Zee Pruk! Tenemos que hacer algo para parar estos rumores – la voz de la Sra. Panich era muy severa.

– Bien, tú ganas, que quieres que haga – se rindió Zee, sin ánimos de seguir discutiendo con su empecinada madre.

– La gente habla de ti y ese niño viviendo en el mismo departamento, muchos los han visto salir juntos cuando han ido a las oficinas del abogado Saetang.

– Gente estúpida que no tiene nada mejor que hacer que meter sus narices en los asuntos de otros.

– Gente que puede ser muy severa y lo sabes. De rumores como este se puede destruir toda una reputación muy bien ganada

– Y qué propones para callar la curiosidad de tus amiguitos.

– Quiero hacer una cena en casa con nuestros amigos más cercanos y presentaremos a Nunew como tu esposo de manera oficial.

– ¿Te has vuelto loca?

– Es lo único que podemos hacer.

– ¿Vas a hacer oficial que tu único hijo es gay?

– Pienso que si explicamos la situación adecuadamente ellos entenderán, al fin y al cabo la mayoría también se casó por matrimonios arreglados, no es nada que no hayan oído antes.

– ¿Qué tal si mejor lo publicamos en el periódico de los domingos?

– ¡Zee no estoy jugando!, además no es como si tú tuvieras esas preferencias, ambos fueron obligados y en dos años disolverán todo, ¿cierto?