31. Secuestro

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Zee corrió fuera del departamento sin tener un rumbo fijo. Ni siquiera pensó en usar el ascensor, sólo corrió directo por las escaleras, tratando de gastar todas esas energías que la furia le provocaba. No quería seguir lastimando a su esposo.

El eco del llanto de su esposo seguía punzando dentro de su cabeza con cada paso que daba. La mirada aterrorizada de Nat pasaba una y otra vez frente a sus ojos.

Ni él mismo podía creer lo que había hecho

Ni él mismo podía creer que habían sido sus propias manos las que golpearon con fuerza contra el rostro de su inocente esposo.

Ni él mismo sabía, en qué momento todo se salió de control.

Corrió escaleras abajo con excesiva velocidad, hasta que sus pies tropezaron entre sí, haciéndolo caer de bruces contra el suelo, ambas palmas de las manos extendidas para evitar golpearse el rostro.

Zee lloró.

Lloró amargamente por lo que acababa de hacer. Lloró todo lo que pudo, esperando botar toda la rabia y el asco que sentía de sí mismo.

Continuó su camino hasta salir del edificio, sin importarle el dolor punzante en sus piernas y espalda. Todo lo que quería era huir. Huir lo más lejos posible antes de seguir lastimando a la persona que tanto amaba.

Huir de su propia realidad y de ser posible, retroceder el tiempo y jamás haber perdido el control.


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-Traje las compresas que me pediste. - Max entró a la habitación con un recipiente de agua fría y unas toallas-

-Gracias... aún tiene algo de temperatura. - respondió Nat, recibiendo los instrumentos y colocándolos en la mesita al lado de la cama

Nunew yacía en la cama del cuarto de visitas en el departamento de Max.

Nat colocó las compresas frías sobre la frente del muchacho para que aminorara la fiebre, que notaron al segundo que Nunew ingresó al departamento seguido por Nat.

-¿Qué tiene ahí? - Max señaló una marca violácea alrededor del cuello de Nunew y trató de remover la sábana que lo cubría.

-No es nada, retírate para que pueda atenderlo. - Nat hizo a un lado la mano de Max, evitando que removiera la sábana

-¿Qué fue lo que pasó?, ¿por qué lo trajiste aquí? - interrogó Max con voz seria

-Ahora no Max, necesito curarlo... - Nat tomó gentilmente a su novio por el brazo, retirándolo de la habitación.

Nunew empezó a moverse entre las sábanas, dejando caer algunas lágrimas entre sus ojos cerrados.

Nat regresó al lado del muchacho, limpiando su rostro con la toalla que llevaba en manos.

The beastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora