Capitulo IV

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El hospital de ciudad República parecía más agotador que de costumbre, llegó a casa tirándome sobre el sofá para sentir todos los músculos tensos relajarse después de la jornada tan desastrosa, intento cerrar los ojos para sumirme en esos minutos de paz que tanto añoraba desde que entre a la casa, pero esa sensación que se esparce dentro de mi se niega a concederme el gane, una sentir tan agradable y embaucador que a pesar de saber que el día siguiente será peor a este, solo quiero que den las 8 de la mañana para regresar al trabajo.

Se que es un error, cada segundo que pasó a su lado o cada palabra que logra tomarme por sorpresa solo inclina la balanza hacia el lado equivocado, ese lado que he estado a punto de caer, desvaneciéndome en el aire como una hoja que lleva el viento. Es tan perfecta que me niego a aceptar es la realidad, esperando alguien me despierte abruptamente de esta amarga y maravillosa broma de la cual no saldré ilesa. De cualquier manera debo mantener el control de la situación antes de cometer alguna tontería de la cual me arrepienta o peor aún, sea algo ilegal.

Reviso mis mensajes pues fuera del hospital mi vida social ha desaparecido estos últimos días, contestó solo a las personas más relevantes para dejar al mundo seguir su rumbo sin mi, masajeando mi sienes agotadas.

-Pero que estoy haciendo..- recuerdo la última platica con Asami antes de salir de mi turno, un suspiro es todo lo que sale de mis labios.

***************Flashback*****************

Recorro el pasillo hasta entrar en esa habitación, Yasuko parecía estar hablando con alguien pero al percatarse de mi presencia me hace señales de que pase a revisarla sin problema.

-Que tal sigues? -

-Bien y tu?- Parecía una conversación tan monótona como nunca habíamos tenido.

-Igual, gracias por preguntar, dime ¿te sigue doliendo?- regreso la mirada penetrante que me hecha, y noto la recriminación que hay en ellos por mi prolongada ausencia.

-Apenas, pero estoy bien- Pero claro que con ese carácter tan seco y frío tenía que recibirme, esas reacciones donde se hace la fuerte. -Empezamos......-

Su semblante serio me comienza a preocupar, mientras ella destapa su pecho para la curación noto esa actitud de "Solo has tu trabajo y vete" pero me niego a salir sin antes causarle aunque sea una leve sonrisa de esas tan suyas que te reinician la vida.

-Mañana te consigo una pijama más práctica- Sin contar con una amable actitud solo quiero que se sienta cómoda aquí.

-Gracias pero no hace falta, me puedo quedar con el camisón..- Su mirada fija en el techo.

-¿Apoco ya le has agarrado cariño?- digo con un tono de broma para aligerar la tensión.

-En realidad no, pero no te molestes...- Busco el enganche de sus ojos en los míos consiguiéndolo con éxito, tan expresivos pero sin llevarnos a ninguna parte quedamos una eternidad mirándonos, me resigno al no tener respuesta y suspirando empiezo por los látex mientras ella regresa su mirada al techo.

-Sabes he encontrado algo interesante en los estudios- al fin veo una grieta en su postura rígida y la tensión del momento comienza a aminorar.

-¿Enserio? Que ha sido..- mi oportunidad de sacar el tema que tanto me ha dado vueltas y me muero por preguntarle.

-Que tienes el pensamiento más desarrollado que mucha gente que conozco para tus diecisiete años- intento hacerle saber de sus altas capacidades han sido descubiertas pero ella baja su mirada al piso.

La Chica de Fuego Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora