Capítulo VI

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-¿Sigues enojada por lo del procontrol?-

-No- murmure mientras subíamos al piso principal donde se encontraba la familia Sato. -No estoy enfadada, pero te juro que excusas no le faltan para tirar ficha y ya nose si sentarme a reír o llorar- el día anterior había sido un mar de emociones que no estaba dispuesta a lidiar cada día.

-Te juro que se me ha olvidado contarte en la cafetería- sus palabras temerosas buscando comprensión de mi parte me confirman que es verdad. -Se lo he comentado sin mala intension, comenzamos a platicar y solo a surgido el tema, tienes razón cuando dices que no parece una niña cuando habla- Asiento y sonrió por entender perfectamente a lo que se refiere, ese efecto de "Asami Sato" en acción que simplemente te deja fluir sin darte cuenta de los límites.

-Lose Opal- Mi voz más serena intenta calmarla -No le des más vueltas te entiendo....-

Me mira con la ceja alzada y de un tirón en el brazo me frena en seco a mitad del pasillo.

-Espera, espera..... que si me he preparado para una platica de disculpa de una hora ¿algo más paso no es así? ¿Que no me estás contando?- pregunta sospechando cuál policía en medio interrogatorio entrecerrando los ojos.

Río al ver su cara, me ha atrapado, pero solo entro a medio nervios como si fuera estuviera culpable de algún crimen que no sabía acababa de cometer.

-De todos modos te vas a enterar, así que......- intento no prestar atención a las miradas que me echan las enfermeras desde que entro al hospital y Opal con la preocupación de disculparse poco se ha enterado que seguro soy el chisme de medio hospital. -Ayer me han dejado en recepción un ramo de rosas rojas-

Alza las cejas incrédula mientras su boca cae en la sorpresa de par en par, y no la culpo que desde hace años mi vida social y amorosa es nula.

-¿Y quien te ha regal....?- preguntando se interrumpe sola a media frase, muy a lo lejos logro escuchar el "click" de su mente atando todo los cabos sueltos -¡No! ¿Ella?-

Asiento riendo, pero que buena policía hubiera sido mi amiga. -Ella..... si, y son preciosas- siento el corazón alegrarse de recordarla y solo ruego por que mis mejillas no me delaten.

-Pero si no puede ni lavarse los dientes sola, ¿como ha hecho para hacerte llegar un ramo de rosas? ¿Te lo ha dicho?-

-Es tan terca que se hace la que no sabe- sale un par de risitas ante la idea de poder atravesar aquella barrera de sinceridad -Pero algo me dice que la visita de ayer tuvo algo que ver-

-¿Los del espejo?-

-Si- deben odiarme por mi comportamiento de ayer, jodida buena impresión siempre logró dejar.

-es que no se anda con rodeos La Niña ¿eh? Vaya que tiempo no pierde....- dice seguida de una carcajada.

-¿Me acompañas?- mientras continuo mi andar hasta la habitación -¿Que tal la noche?-

-Sigue sin querer ir al baño-

-Será terca-

-Pero si es la paciente mas feliz de la planta que hasta le damos opciones, tal vez mañana te haga llegar unos bombones- continua sus risitas traviesas sabiendo donde golpear -Si es el caso dile que también me gusta el chocolate-

La Chica de Fuego Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora