six

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Ahora no dejaba de pensar en que estaba actuando como un idiota con Tom porque en serio parecía estar preocupado por mí. Eso no dejaba que pudiera tomar mi siesta tranquilo y me hacía arrepentir de haber echo ese drama para que me saquen de la escuela.

«¿Por qué soy así?»

— Ay... — pronto me llegaba un mensaje de papá diciendome que esté pendiente porque el delivery estaba a punto de llegar con la comida. Bajé de mi habitación para sentarme en la puerta a esperar. Me abrazaba a mi mismo con los ojos cerrados. Arrimé la cabeza en la puerta.

De la nada otra imagen de Tom.

— ¿En serio? — fruncí el ceño mordiendo todo mi labio inferior con fuerza, cada que trataba de pensar en otra cosa mi mente siempre vuelve a él. — Eres un idiota, Tom Kaulitz.

"¿Por qué?"

— ¿Por qué? — frucí más el ceño. — ¡Salte de mis pensamientos!

"No es mi culpa."

— ¡Lo és porque no dejo de pensarte, idiota! ¡AGH! — me daba golpes en la cabeza sin ser brusco. — Ya hasta me hablas, ¿qué más falta? ¿qué estes aquí y me beses? Maldición. — suspiré con más fuerza. Clarito sentí cuando algo suave tocó mis labios. Abrí los ojos asustado y empujé a la persona que estaba frente a mí. Al verlo bien me di cuenta de que era Tom.

El rostro se me tiñó de la vergüenza.

— Joder, yo... yo... ¡lo siento, Tom!

— ¿Soy un idiota, entonces?

— Sí.

— ¿Sí? — arqueó una ceja.

— ¡No! ¡Digo que no! Ay, no sé. — Tom estalló en carcajadas mirando mi rostro de frustración. — ¡Ya!

— ¡Okay, okay! — le di un golpe suave en el brazo sonriendo también. El chico del delivery llegó al fin. Recibí la comida e hice entrar a Tom hasta el comedor para compartirle mi comida a lo cual se negó y estaba sentado mirandome con atención en lo que comía.

«Se me olvidó hasta como tragar y el apetito se me bajó.» — dejé la comida de lado para guardarla en el microondas.

— No has comido nada.

— No me da tanta hambre.

— Mhmm, bueno. — suspiró acercandose hasta mí para abrazarme de la cintura. Miré la pared de la cocina, el techo, la nevera, la ventana... — Estoy muy agotado de jugar fútbol.

— No juegues.

— No quiero pero me obligan. — lo abracé también. Hizo que tomara impulso para cargarme entre sus brazos hasta llevarme al sofá y sentarse conmigo encima justo al lado de donde estaba su mochila. Pude sacarle la gorra sin su permiso y dejar solo aquel gorrito negro que tapaba hasta su frente. Acaricié su mejilla.

Pegué mi frente con la suya a ojos cerrados y lo besé.

— ¿Cómo te sientes, niño bonito?

— Contigo aquí mucho mejor, Tom. — sonrió de lado con las mejillas ruborizadas.

¡He puesto rojito a Tom!

Se veía muy tierno.

— ¿Me pasas mi mochila? — estiré la mano y un poco mi cuerpo para acercar la mochila hasta él. Con atención vi que sacó una fundita negra grande. — Mi hermana antes de venir aquí me acompañó por esto.

«Un ramo de girasoles.»

— No sé si te gusten. — miré embobado las flores entre mis brazos. Me bajé de él para sentarme bién en el sofá y acariciar el ramo con felicidad.

•.¸♡ 𝑵𝒊𝒏̃𝒐 𝑩𝒐𝒏𝒊𝒕𝒐. ♡¸.• "𝟏-𝟐"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora