libertad

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Vanesa

Él estaba frente a mi, tan alto como lo recordaba. iba todo de negro, su rostro estaba cubierto y una pistola me apuntaba directamente, tiré a Emma del brazo para que quedara justo detrás de mi, para poder ser una especie de escudo, sus brazos se aferraron a mi cintura y podía notar que estaba temblando. Necesitaba encontrar fuerzas para sobrellevar esta situación, porque logré darme cuenta que Antonio no había venido directamente a matarme o ya lo habría hecho desde que apareció frente a mi.

–igual podrías quitarte la puta máscara para que no te veas tan cobarde como lo has sido siempre– dije retrocediendo un poco, ya que la distancia del arma y mi cuerpo era poca.

–vane...–me advirtió Emma entre susurros.

–esto tenía que ser solo entre nosotros dos, hermanita– dijo Antonio quitándose la máscara negra– no me gustaría dejar sin madre a mi hija–.

Decidí que quería sacar a Emma de esto, por lo que tendría que pensar rápidamente en mi plan, mi corazón iba a mil por hora, pero sabía que el no sería capaz de apretar el gatillo, incluso yo lo haría más rápido que él en estas circunstancias.

–sería de cobardes dispararle a quien no tiene nada que ver aquí y sería más cobarde dispararle a quien ha luchado sola por la hija a la que tú has abandonado ¿No crees?– pregunté mientras seguía retrocediendo mientras veía de reojo la ventana de la habitación.

Sentí como cargó el arma y como ya estaba lista para disparar, y por unos segundos mi cuerpo se estremeció.

Emma tendría que salir de aquí por la ventana, no había otra opción, tenía un leve presentimiento de que en la puerta alguien esperaba a Antonio y no iba a arriesgarme a dejarla sola con otros. Saltar de una ventana tampoco era seguro, pero comparado con la otra opción, era la mejor.

–hagamos una cosa, esto es entre los dos ¿Quieres matarme? Hazlo, me da igual, pero deja que Emma salga de aquí–.

Por una parte no quería dejar ir a Emma, porque podría ser la última vez que la tenía a mi lado, mi vida dependía de mi, de lo rápida que puedo llegar a ser, pero para eso necesitaba que Emma estuviera fuera de nuestro alcance, para así no tener nada que perder.

–¿Estás dispuesta a que te mate por dejar ir a esta? No me jodas, Vanesa, pensé que valorabas un poco tu vida, pero ya veo que desde que decidiste follarte a la que yo me follé primero tu capacidad de pensar correctamente se ha ido a la mierda–

–mira cómo estás, definitivamente yo no soy la que perdió la capacidad de pensar– respondí mientras abría la ventana con mi mano izquierda–¿Tan malo te crees y no pudiste hacerte cargo de tu propia hija? ¿Ya te has enterado que tiene el apellido?– pregunté soltando una risa irónica.

Disparó al aire. Yo cerré los ojos y sentí como Emma se aferraba aún más a mi cintura, sus manos se apretaban a mi camiseta con fuerza. Su cuerpo y el mío eran uno.

– déjame sacarla de aquí– pedí.

–si no sale por esa puta ventana en cinco segundos las mato a las dos... y tú ni te atrevas a escapar– dijo acercándose más a mi y apuntando mi pecho con la pistola.

Esta vez no había distancia que separara el frío metal de la pistola de mi cuerpo.

–tirate de la puta ventana, ya– dije obligando a Emma a soltarme.

–vane, no– dijo mientras lloraba– no te voy a dejar–.

–que me dejes, joder... Salta de esa puta ventana ahora mismo o te juro que lo nuestro llega hasta aquí–.

–vane... Por favor– dijo entre sollozos.

Y mi corazón comenzó a romperse, esta era la despedida,mientras tenía  la pistola directamente en mi pecho y a ella queriendo quedarse a mi lado sin importar nada, intenté replantear mis pensamientos, pero era inútil, iba a ocurrir lo que pasaba por mi cabeza porque no había otra escapatoria.

–salta de esa puta ventana, Emma– dije intentando mantenerme fría para que me hiciera caso.

Tenía que mantener a Antonio frente a mi, y si Emma bajaba sería mi momento perfecto para atacar, solo necesitaba que saltara de la ventana de la habitación, porque no era capaz de hacer nada con ella frente a mi. No quería convertirme en lo que ella tanto teme.

No dijo nada más y se acercó a la ventana, sus ojos ya no me miraban directamente y cuando ya estaba del otro lado lista para saltar, moví mi mano hasta mi cintura y saqué la pistola que había sacado de casa cuando todo comenzó. Ese era el motivo por el cual debía entrar a casa, me había preparado muchísimo tiempo, Ana y yo estábamos preparadas para poder defendernos de cualquier forma. Ana juró protegerme y yo le juré lo mismo a ella, solo que esta vez me tocaba afrontarlo solo a mi.

Apunté a su abdomen mientras el seguía apuntando a mi pecho, me miraba directamente a los ojos y no se había dado cuenta del arma que le rozaba el cuerpo. Comencé a respirar lento, necesitaba hacer tiempo para que Emma ya estuviera con la seguridad de donde vivíamos y si tenía suerte con la policía que debía estar cerca.

–me hubiese gustado que esto fuese distinto– aseguró mirándome a los ojos y retrocediendo, fijándose en que esta vez si tenía con que defenderme.

Y en ese momento salió el primer disparo hacia mi, luego de una frase que era una despedida. Cerré los ojos y apreté el gatillo de mi pistola, la cual sostenía con mis dos manos. Solo uno había logrado el objetivo y el otro había fallado el tiro, porque en estos momentos el pulso nos temblaba.

Abrí los ojos y toda la habitación tenía sangre, caí al suelo, todo daba vueltas, volví a tomar la pistola fuertemente en mis manos, no quería tenerla lejos, necesitaba defenderme porque sabía que vendrían más. Mi corazón latía fuerte, mi cuerpo comenzaba a ponerse frío y lo ví nuevamente logré ver la pistola frente a mi, apuntando a mi cien. Cerré los ojos, apreté nuevamente el gatillo de mi pistola para luego escuchar uno, dos, tres, cuatro y cinco disparos. Había llegado el fin de esta persecución, sentía como mi cuerpo se desangraba por dentro, pero por fuera no podía ver si tenía sangre, escuché voces de hombres, muchos hombres, mientras a mi solo me invadían las ganas de vomitar, estaba mareada, pero incluso en esos momentos, solo podía pensar en Emma, en que si lo había logrado, que al fin podría tener la vida que tanto quería, esa que siempre soñó y que tantas noches me contó mientras sus ojos brillaban.

"Algún día tu pesadilla va a terminar" le juré.

"Vane, es difícil que termine". Me respondió bajando la vista.

"Si fuera por mi, haría que todo esto termine ahora... Haría lo que fuese necesario por que tú estés bien, daría mi vida por ti, Emma, daría mi libertad... Lo daría todo".

"No puedes renunciar a lo que te hace feliz, corazón" aseguró ella mientras tomaba mi mano.

"Tu me haces feliz, por eso renunciaría a todo lo demás para que tú puedas ser tan feliz como yo lo soy contigo".

Le juré que daría mi vida y mi libertad por ella y hoy ví todo pasar frente a mi. Mi vida, que pasaba en forma de película, ignorando mi infancia, mi adolescencia y esos largos momentos donde la vida no tenía sentido... Solo llegaban a mi recuerdos de mis amigos, mi banda, los conciertos, las firmas, la tropa coreando mi nombre, Emma con su sonrisa perfecta y sus labios rojos, Candela con su risa contagiosa y esos ojos que me volvían loca, porque esa era mi vida, sin buscarlo, sin planearlo, había logrado lo que soñé tanto tiempo. Ella lo había cambiado todo y yo había cambiado junto a ella.

Y allí en ese momento solo pude pedir que esta libertad que ahora vendría para Emma fuese tan hermosa como ella la había imaginado.

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Felices fiestas ¿No?🎄

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