Visitas Inesperadas

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Emma

Desperté a las 5 de la madrugada para ir al hospital, el día anterior había estado con todos los que entrarían a la operación conmigo estudiando detalladamente el caso y luego me vi obligada a llevarme a patricia a casa, ya que decía que la había dejado mucho tiempo abandonada, aunque la verdad es que tampoco quería dormir sola en esa casa tan grande.

—¿colacao? ¿Café?— pregunté en cuanto patricia salió del baño.

—que me expliques que tal va todo con la cantante— reía ella mientras  sacaba una de las tostadas que había en el plato.

—te daré un café—la ignoré y serví el café para luego llevarlo a la mesa y sentarme con ella. Pero su insistencia fue tanta que me vi obligada a responder su interrogatorio.—termino la operación y me vuelvo a Málaga,tenemos cosas que hacer—.

—¿cosas?— preguntó entre risas.

—eh, en serio son cosas importantes, lo nuestro no solo se basa en follar— y como si la hubiese invocado, mi móvil comenzó a sonar y su nombre apareció en pantalla.

—tan temprano que has despertado— tenía voz de que recién había despertado. Así que supongo que la desperté yo con los mensajes que le envié en cuanto desperté.

—tengo que hacer una operación y luego ir a por mis padres y volver a casa... tengo un poco de nervios— me levanté de la silla con mi café en la mano y caminé hasta mi habitación.

—soñé contigo—.

—¿qué soñaste?—pregunté mientras me estiraba en la cama.

—Que te dabas cuenta al fin que yo soy el amor de tu vida y me pedías que me casara contigo y yo decía que si, entonces creo que ya deberías pedirmelo porque si te demoras quizá cambie de opinión—.

—¿no has soñado eso,verdad? Es tu técnica para decirme que te pida que te cases conmigo—.

—bueno, un poco si. ¿Cuándo me lo vas a pedir, Emma? Mira que esta noche me he dado cuenta que no puedo dormir sin ti—.

—Malú me ha enviado una foto donde salías durmiendo con cande, no mientas, si que has dormido—reí.

—ya, pero dormí mal, dormí extrañandote... ¿Me vas a pedir que  sea tu esposa?—.

—podría ser... Depende ¿te lo mereces?—.

—a ver, me he portado muy bien últimamente, te he llevado a comprar esas piedras y llevo las mías siempre conmigo... Nunca en la vida me imaginé llevando piedras—.

—cuarzos, Vanesa, cuarzos—.

—pues, eso, que no he perdido ni uno y espero que lleves el de la piedra rosa porque ahora es lo único que nos puede mantener conectadas—.

—¿me has llamado solo para decirme que me extrañas y que te pida que te cases conmigo?—.

—emm... Si— su risa se escuchaba fuerte, mientras también se escuchaba que trasteaba en la cocina quizá.— hoy voy a comprar unas cosas ¿no le vas a comprar un regalo de cumpleaños a nuestra hija?—.

—hoy no es su cumpleaños—.

—Emma, no le quites la ilusión, mira que a ella le ilusiona muchísimo—.

—venga, comprale algo por mi—. Sabía perfectamente que a la que más le hacía ilusión era a Vanesa, así que no podía dejar que su entusiasmo se fuera.

—¿sabes? Aunque dormí con Malú, Pilar y Cande, sentí la cama muy sola sin ti— habló casi en un susurró.

—anoche me dió miedo estar sola en casa, no sé, quería que estuvieras aquí conmigo, así que patricia ha venido a quedarse a casa—.

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