Tres

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Emma

-yo también te amo y mucho - susurró mientras yo me intentaba hacer un espacio entre su silla y sus piernas.

-yo te amo más y por eso quiero que seas sincera y me digas que es lo que ha pasado, me preocupa que yo sea la culpable de algo, me preocupa que tu te metas en problemas por mi culpa...-.

Vane suspiró y cerró sus ojos fuertemente, como intentando así ignorar lo que yo había dicho o quizás solamente le dolía demasiado la cabeza como para estar despierta.

-me dijo que había caído muy bajo al liarme con una tía joven y con hija, que ella no apoyaba la relación y no sabía porque acepté estar contigo si yo toda la vida dije que aún no quería hijos. Intenté darme el tiempo de explicarle todo, de contarle detalladamente nuestra historia y hablarle de candela, le dije que era una maravilla y que se diera el tiempo de conocerla y de conocerte, pero Emma, me ha dicho que no quiere porque solo estas conmigo por el dinero o porque "no tienes otra manera de mantener a tu hija" - lo último lo dijo riendo irónicamente - no te voy a mentir, le dije cosas que no debía, saqué historias de hace tiempo atrás, todo lo que me había guardado y allí me dió un pequeño golpe en la mejilla... Solo eso -.

-sigues teniendo roja la mejilla - hablé bajito intentando ignorar todo lo que había dicho.

-pero no me duele - respondió mientras subía su mirada hacia mí rostro - Emma, mírame - pidió.

Mis ojos se encontraron con los suyos, el color miel y el verde, haciendo guerra de cual decía más cosas a la vez, haciendo una guerra, en el intento de que solo quedara un ganador... Era obvio que color ganaba, por fuerza y ganas.

-yo prefiero estar tranquila contigo, que sin ti y acatando ordenes de mi madre. Créeme que se acabó el tiempo donde hacía todo lo que ella me pedía, donde estaba con tíos para hacerla feliz a ella y donde terminé con Malú para así estar con el hombre que según ella era "el indicado para mi" - confesó.

Sus ojos se cristalizaron pero no soltaron ni una lagrima, el color de sus ojos se volvió más cálido y su cuerpo tembló.

-¿por eso terminaron? - pregunté, no quería indagar, pero a la vez necesitaba saberlo.

-mi madre me hacía la vida imposible cuando estaba con Malú. ella con su gira, yo con la mía. no teníamos tiempo para vernos, y cuando al fin podíamos estar juntas y nuestras agendas no lo impedían, mi madre llamaba a mi móvil, inventaba enfermedades, que si no podía respirar, que mi padre se sentía mal del corazón, cualquier cosa que se le ocurriera con tal de que yo tomara el coche y viajara a Málaga. Con el tiempo esas "enfermedades" duraban más, cada vez más y allí apareció Pablo, un chico moreno de ojos verdes, tres años mayor que yo, mágicamente estaba todos los días en casa y bueno...- Vanesa no quiso continuar la historia, se movía en la silla como si esta estuviese llena de clavos.

-bien, entiendo... Si quieres puedes irte a duchar mientras yo cocino ahora para luego ir a buscar a candela-.

Ella accedió y fué a la ducha, sentía el agua correr, pero controlé mis ganas de ir y besarla bajo el agua, recorrer su piel con mis dedos y bajar por su cuerpo dejando besos. Apoyar su cuerpo en los azulejos y hacerla mía, tan mía que olvidara el dolor de cabeza y todas las historias tristes que tenía para contarme y solo quedaran las hermosas, los momentos especiales en donde su sonrisa era la que destacaba.

Me fui a la cocina y allí me adentré en mis pensamientos, en cosas tan mías, que no escuché cuando Vanesa estaba moviendo unas copas a mi lado.

-estas desordenado-regañé mientras agregaba las ultimas cosas a la olla que hervía.

-no estoy desordenado, estoy organizando la mesa - se defendió.

ESTA VEZ SÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora