Amante de todas (DC)

Capítulo 3: Las Arqueras.

DC Comics no me pertenece.

Solo me pertenece el OC, que he creado.

(Narra Dani)

Salí del Daily Planet, mientras sentía, aquello a lo cual llamé "El Tirón" y en mi mente, apareció un letrero de la ciudad Star City, a la cual yo tenía que dirigirme ahora.

Pero antes de eso, fui a comprarme un Perrito Caliente. Ya con algunas de calorías en mi cuerpo, tomé un respiro y me dirigí hacia allí.

Al llegar, utilicé una habilidad que Apolo me otorgó. Una a la cual ambos, hemos llamado "El Ojo de Helios", pues podemos posicionarnos en el sol, tener una vista desde las alturas y obtener conocimientos desde allí.

Star City está siendo atacada por la Liga de Asesinos, comandados en esta misión por el mercenario Deathstroke a quien Ra's Al Ghul, le ha pagado, casi diez mil millones de dólares, sólo para matar al Equipo de Green Arrow. También están Merlyn y la asesina Cupido.

Green Arrow, Red Arrow y Artemisa, enfrentaban a sus enemigos, tan bien como podían.
Pero el problema principal al cual ellos se enfrentaban, no eran los criminales de mayor rango, como Deathstroke, Merlyn..., sino a todos los soldados rasos, debido a que eran miles de millones, yendo contra ellos.

Y allí estaba la razón, para viajar desde tan lejos. La enamorada personal de Oliver Queen y asesina de muchos de sus enemigos, ella también se volvió su enemiga: Cupido.

Considerando que había visto suficiente, era el momento de utilizar, por primera vez, mi identidad secreta de héroe.

Los Olímpicos dijeron, que era algo que trajeron desde otro mundo, antes de que este fuera destruido.
Empuñé la fuente de poder, un cristal blanco, que tenía un suave brillo en su interior. Y en mi mente, aparecieron las palabras que debía decir, mientras escuchaba a Lady Atenea. -Esto, es algo que hemos traído desde otra dimensión. Lo hemos traído para que luches contra el mal. ¿El nombre de su usuario? Erik Reed, el Dragón Blanco.

Y eso era todo: Empuñar el cristal en mi mano y luego, gritarlo: - ¡White Dragon! -Una armadura blanca, apareció alrededor de mi cuerpo.

Crecí muchos centímetros y ahora, parecía un hombre adulto, con esta armadura blanca, fui a enfrentarme a la Liga de Asesinos, luchandoles a puño limpio, pero en ocasiones, si los tenía delante, entonches les arrojaba rayos, más que nada, para aturdirlos.

Cuando Green Arrow y Artemisa me vieron, sus ojos se abrieron, al verme enfrentar a los enemigos, que hasta hace unos instantes, los tenían a ellos, contra las cuerdas.

-Veo que puedes contra los papanatas de la Liga de Asesinos. -dijo mi enemigo. La voz susurrante de Atenea, me dijo su nombre al oído. -Pero no podrás contra un verdadero asesino a sueldo -Y se me lanzó encima, con su Katana, la cual yo bloqueé con el brazo, antes de soltarle una descarga eléctrica, haciéndolo retroceder y empuñé la Katana.

Mi enemigo desenfundó una espada más medieval y se me lanzó encima. Yo empuñaba una Katana y, apesar de que estaba hecha en pleno siglo XXI, las Katanas no eran las mejores espadas, incluso si no se empleaban los antiguos métodos de herrería japonesa.

Me agaché para esquivar su primer corte y le lancé una estocada a la pantorrilla. Le llegaron dos flechas por la espalda, haciéndolo rugir de ira y girarse para enfrentar a Green Arrow, Red Arrow y Artemisa, momento que yo aproveché, para asestarle un corte en la espalda, haciéndolo gritar y caer al suelo, de espaldas a mí.

-Lo tenemos -me dijo Atenea en voz alta.

-Lo sé -dije yo, alejándome de él, dejandole un pequeño recuerdo de mi: Un fragmento de la Llama del Tártaro, tan minúscula, como una minipingua.

(N/A: Minipingua: Canica Diminuta)

- ¡¿Quién eres, chico?! -Me preguntó Cupido, mientras se estaba dando a la fuga.

Le arrojé un disco que encontré en el traje y le entregué otro a Artemisa. -Con esto, sabrán donde encontrarme -Artemisa asintió, Cupido ya se había dado a la fuga y la policía llegó pronto, para arrestar a los miembros de la Liga de Asesinos y a Deathstroke. -Soy White Dragon -dije, antes de que el camión de la policía se fuera y cuando Cupido se alejó. Así que daba la impresión, de que solo era otro héroe, presentándose a sus aliados. Me alejé y escuche una dirección en mi cabeza, allí mismo, en Star City y allí me dirigí.

Se trataba de un hotel cinco estrellas y al entrar, el recepcionista me reconoció, diciendo que tenían una foto mía y que una mujer de mucho dinero, les pagó para que yo me quedara por un año entero, viviendo en el hotel, mientras continuaba mis supuestos estudios en la escuela.

Ya en la noche, entró por la puerta, Artemisa y grande fue su sorpresa, cuando también llegó Cupido, pero yo las calmé a ambas y les expliqué la situación: Una creación de los dioses, para corregir una broma cruel de Afrodita y Eros, lo cual resultó en que muchas heroinas y villanas, recibieran un miembro masculino.

Me desnudé para ellas, haciéndoles un baile y ambas, muertas de mortificación, se bajaron los pantalones.
Le di una larga lamida de Artemisa, quien estuvo a punto de lanzar un gemido, pero Cupido le tapó la boca a la heroína y entró en mí, tomándome por las caderas y comenzando a moverse.

Notando cuan descuidada era, agarré las nalgas de Artemisa, para darle una garganta profunda, mientras hacía sonidos, para que mi garganta vibrara.
Artemisa agarró mi garganta y nuevamente, Cupido le tapó la boca, para que no lanzara un gemido, sin ningún dejar de moverse dentro de mi, hasta que se descargó a gusto.

No esperaba sinceramente, que una adolescente, se viniera tanto. Me costó tratar su semilla, pero lo conseguí. Y, al igual que con Power-Girl y Supergirl, les dije que tomarán una decisión.

No entendí porqué Cupido lloraba, hasta que nos dijo, que ya no le quedaba nada, ni nadie y pidió quedárselo, si es que podía repetir conmigo. Yo acepté.

Artemisa me besó y dijo que, aunque lo disfrutó, no creía poder acostumbrarse e instantáneamente, su miembro se rodeó en una luz azul y desapareció.

Usando la manipulación del tiempo del primordial Chronos, (que yo acababa de darme cuenta que lo tenía) adelantamos el tiempo, hasta la mañana siguiente y los tres salimos de allí.

(¿Quienes siguen?)