Past

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Su mañana comenzó con un dolor agudo de cabeza, sus ojos estaban hinchados y le dolía la garganta.
Charles le había dejado una nota como disculpa por no poder almorzar con el.

Desde hacía más de tres meses que se instaló como parasitó en el penthouse del de cabellos rizados, el monegasco decía que era lo mejor que el no tenía que estará solo, además que las financias del mexicano aún no eran buenas.
Desde que dejó su trabajo el no tenía una entrada fija de dinero y sus ahorros eran un fantasma.

Se dio una ducha, se vistió y tomó su café con tres aspirinas.
Vio el frutero y el pan en la mesa del comedor pero el hambre era otra cosa que había perdido, como su dignidad.

Le recordó su mente y el dolor simplemente no desapareció. Esperaría un par de horas y si no tomaría otra vez las aspirinas.

Para Sergio era suerte pura el que su rummi no estuviera, así no se enfrascaba de nuevo en una charla sobre el buen comer y otra sobre su mala noche.
No quería preocupar a nadie, aquello le parecía la última gota del vaso que cada vez estaba más lleno y el no sabía que iba hacer si el agua se derramaba.

Llego al despacho con el ánimo hasta el suelo, el día era un completo caos, lluvia y viento.
Le costó más tiempo conseguir un taxi que prepararse para salir.

Nada mas llegar una montaña de papeles estaba esperando por él.

Era su tercera taza de café en el día, estaba en las ultimas de sus contratos cuando entró una bonita señorita.

-¿cómo puedo ayudarle?- le preguntó con una sonrisa ella estaba muy bien vestida.
Su reloj le indicó que pronto sería su hora del almuerzo.

-quiero asesoría para mi divorcio- estaba muy decidida.
No era la especialidad de Sergio.

-no creo que el sea el indicado si me permites interrumpir- los ojos almendrados del madrileño lo escanearon con indiferencia.
Una bella sonrisa para la dama y un gesto de indiferencia para el.

Ella miro primero a Sergio y luego a Carlos.
Como preguntando si era lo correcto.

-es verdad, no es mi especialidad el abogado Sainz te dará mejores consejos que yo- la mirada de Carlos entonces se paseo por el despacho notando en el cesto de la basura dos frascos de aspirinas que parecían estar entre bolsitas de azúcar y envase de crema para café.
En el escritorio aún descansaba un frasco a medio terminar.

Ambos se retiraron sin decir nada mientras la atención del segundo latino se enfrascaba en la historia de su posible cliente.
Las palabras antes mencionadas definitivamente no iban dichas por la especialidad que Sergio manejaba, Carlos quería remarcar las malas decisiones de su ex amigo.
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Sergio observó el cigarro en sus manos, el no fumaba.
Pero cierto compañero le había indicado que aquello podría favorecer su ansiedad, después de todo sabía que su aspecto no era el mejor.
Podía escuchar las pláticas dentro de la sala donde generalmente almorzaban.
El estaba en el balcón suspirando.

¿Por que?
Se preguntó sin despegar su vista del pequeño objeto en sus manos.
Estaba desecho y si, estaba luchando.
Pero de nuevo la pregunta surcaba su mente ¿para que?
Era una mierda, por que quería volver a ver a Max, con quien no había terminado por completo o eso sentía el.

¿Que había hecho mal?
Su mente se encargaba de repetírselo cada que quedaba libre de ocupaciones.
¿Que le había faltado?
Se removió en el lugar con esos pensamientos ácidos que lo hacían querer llorar.

Quería verlo y darle una buena bofetada, tal vez dos.
Se las merecía y tal vez aquello lo hiciera sentir mucho mejor.

Yuki le había sugerido que siempre podían "encontrarse por accidente con la pareja de este y dejar salir algún truco"
Aquello le sacó una sonrisa, Yuki había hecho hasta lo imposible para vengarse en su nombre.

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