Me dejaste ir

¿Donde esta Sergio?

Dos autos se estacionaron no muy lejos de la iglesia de Santa Margarita.
Había un fuerte aroma a flores por los diversos ramos esparcidos por todo el lugar.

Coronas expuestas en la entrada para dar la bienvenida y la vez la despedida.

Lazos con luces suaves colgaban del techo, dándole el aspecto de un lugar mágico.

Lewis observó con nerviosismo la entrada.
La mayoría de los invitados ya estaban ahí sentados, entre las bancas forradas de un color claro.

-no te pongas nervioso- le dijo Lance con su bonito traje puesto.
Era de un gris oscuro con su pajarita color azul cielo, el color de las damas.

-si no te hubiera querido no hubieras llegado tan lejos- lo ánimo Yuki con una sonrisa que le dio escalofríos.
Llevaba un conjunto parecido a Lance solo que este llevaba corbata.

-¡ya dejen al pobre en paz, par de arpías!- regaño Charles con una sonrisa muy grande.
Carlos no perdió la oportunidad de acercarse a conversar con el monegasco.

-tienes que respirar, o tendremos que llamar a una ambulancia- sus manos apretaron sus hombros y Fernando pudo sentir el estrés en ellos.
Lewis siguió aquel consejo.

Respiro con fuerza y recordó las palabras de su prometido.
Respiro y pensó en Sergio.

En su sonrisa.
En la forma en que su cabello se levantaba por todos lados cuando este estaba despertando.
En el olor suave y natural que emanaba como si de un perfume se tratara.

Tenía tantas cosas buenas que ese era el problema.
Había visto a su girasol, con algunas dudas surcando sus brillantes ojos.
Muchas noches le había asegurado el tapatío que era normal.
Eran cosas que aún no estaban resueltas para la boda.

Pero cuando lo obligaron a irse de su casa, para que la tradición siguiera, el miedo lo acompañó.

-tu traje es una obra de arte- le dijo Nico para distraerlo.
Era un traje de tres piezas a juego.
El chaleco y la chaqueta estaban bordados con hilos dorados.
Todo lo demás era negro.
Como la tradición indicaba.

-Mick también se encargó de hacerlo, bueno su equipo- corrigió cuando recordó cómo estaba el rubio por tener tanto trabajo.
Y es que enserio el traje que llevaría su esposo tenía muchos detalles.

Vio entrar a Toño, a Paola y a George.
El último entro y salió de nuevo.

Lewis ignoro a todos y salió a buscar a su compañero.
Los ojos azules y llamativos de Russell le reflejaban la misma incertidumbre que Sergio tenía hace algunos días.

George lo vio pero en seguida puso sus ojos en el camino.
Donde el auto de Sergio debería aparecer en cinco minutos.

-¿que va mal?- le preguntó sin una pizca de la inseguridad que estaba llenándole el pecho.
El otro lo ignoro solo medio minuto.
Lewis lo contó en su mente.

-perdimos el auto de Sergio- le soltó llevándose una mano a la boca, parecía que estaba a punto de ponerse a llorar.
-se supone que venía delante de nosotros, pero con el tráfico y la charla no se donde está-

Lewis suspiro un poco más aliviado.
George de Nuevo lo encaro.

-el ya debería estar aquí- le dijo con temor.
Lewis sintió que sus pies fallaban.

Y alguien lo sostuvo desde atrás.
Carlos había dejado su coqueteo para venir por el novio para encontrarse aquella escena.
Lo llevo hasta una de las bancas que estaban a fuera y le pregunta si necesita  un vaso de agua.

Las campanadas retumbaron con fuerza por todo el  lugar era la última de misa.
El sonido perforó su cabeza y se adentró hasta llegar a su corazón.
Su padre salió después acompañado de su ahora pareja.