Buenas compañias

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Era sábado y había mucho que hacer.

Stroll se lo recordó cuando lo llamo muy temprano.
¡Ni si quiera había salido el sol!
El canadiense estaba más entusiasmado que el, para elegir los colores principales de la boda.

Dejó el teléfono de nuevo sobre la mesa de noche de su lado y se acurrucó más en el colchón.
Lewis pronto lo atrajo a él y ambos volvieron a conciliar el sueño.

Estar entre los brazos de su amado, mientras olía la fresca colonia que ya llevaba pegada a él como la misma piel, lo ponía de buen humor.

Solo dos horas después el sonido del timbre que era constante los trajo del maravilloso mundo de Morfeo.
La cámara de seguridad y el parlante le advirtieron que era Lance y otras cuatro personas que parecían adictas a las bebidas energéticas.

-iré a poner la cafetera- le dijo Lewis que aún bostezaba y se abrochaba la bata.
El asintió y le envío un beso en el aire, el moreno hizo la acción como si lo atrapara.

Yuki saltó a sus brazos cuando abrió la puerta.
Checo lo sostuvo para que no cayera mientras que Lance entraba a la casa con una caja, seguido de Pato.

Quien si se detuvo a darle un beso en la mejilla.
Pato era uno de sus estudiantes, o lo había sido en el pasado ya que ahora estaba ejerciendo la profesión.

Antes de que pudiera cerrar George entró.
El chico lucia como siempre espectacular.
Con su estilo ole money.
Sonrió como siempre lo hacía, luciendo aún más espectacular de lo que ya era.

-mira lo que conseguí- also sus manos dejando ver los gruesos libros y folletos.
-vamos hacer que esto tenga algo diferente !algo que grite estoy aquí!- Checo lo dejo pasar.
Contagiado de pronto por la actitud tan célebre de sus amigos.

George era en realidad el compañero de trabajo de Lewis, alguien encantador.
Con una energía magnífica y demasiado atractivo.

Checo ya le había confesado hace mucho tiempo a ambos (Lewis y George) que tuvo cierto enamoramiento del segundo inglés.
Y ahora George solía bromear con eso, diciéndole a su compañero cada que lo veía. Que se cuidara o le robaría a su hombre.

-¿enserio un color oscuro crees que es el indicado?- dijo Lance mientras leía con cuidado las ideas que Pato y Yuki habían escrito.

-no intimides a mi hijo- apareció su prometido con la tetera en la mano y dos tazas.
Checo corrió a ayudarlo mientras iba por más de ellas y unas galletas.
Pato abrazo a Lewis mientras recibía una de las tazas.

Era verdad que para Checo, Patricio era como un hijo.
Lo había conocido desde muy pequeño y ahora que era mayor le causaba nostalgia.
A Lewis le gustaba esa forma protectora y tierna que su novio tenía para con el pequeño así que admitió que el también lo adoptaría.

Lance puso los ojos en blanco mientras le quitaba seriedad al asunto con un movimiento de mano.

-¿cómo está Nando? Escuche que estaba enfermo- pregunto el mexicano mayor, cuando entró con un sartén de galletas y las tazas faltantes.

-está bien, te lo aseguro solo no quiere ir a trabajar- el tono risueño ayudo mucho a que aquella preocupación se disipara.

-Gracias cariño, ahora ven y siéntate en mis piernas- dijo George cuando Checo le pasó su taza.
Las mejillas del mexicano se hubieran puesto rojas antes, pero estaba muy acostumbrado a que el inglés dijera ese tipo de comentarios.

-aun no son las diez de la mañana y Russell ya intenta quitarte a tu chico, yo que tú lo sacaría a patadas de tu casa- comento Yuki encantado por el ambiente.

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