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Ya han pasado varios días desde la fiesta de Alex y de aquel incómodo momento.

La mujer que vi a aquella noche no la he vuelto a ver o a lo menos que no me diera de cuenta.

Estos días he estado encerrada en la biblioteca no he dejado de leer viejos artículos con respecto a la desaparición de aquellas personas. También he tratado de buscar información de las víctimas pero encontrar a su familia en el pueblo es más complicado de lo que pensé.

Amy no ha parado de salir con varios amigos que hizo de la fiesta, creo que hasta a disfrutado del pueblo más que yo.

— Señorita Leslie, su auto ya está en la entrada.- aviso el mayordomo.

— Gracias George, nos vemos luego.- dije y éste asintió.

Salí de la casa y observé que uno de los autos del señor Dupoint no estaba en su lugar.

Eso quiere decir que...

— ¿Vas a salir?- di un brinco del susto al ver a Alex a mi lado.- ¿Te asusté?

— Eres un...- él soltó una risa por lo bajo.

— ¿Soy un qué?- dijo acercandose más a mí.

— Un tonto.- dije cuando se detuvo a poco centímetros frente a mí.- Aléjate.

Estaba vestido con ropa deportiva.

"Le queda muy bien".

— ¡Oh vamos!- lo empujé apartandolo.- ¿Puedo ir contigo?

— No.

— ¿Por favor?- pidió.

— No, ¿Acaso no tienes nada que hacer?- pregunté y negó.- ¿Quizá cumplir una orden a tu padre?- volvió a negar.- ¡Ah ya sé! George necesitaba ayuda en el jardín deberías ayudarle.- dije y éste frunció su ceño.

— No eso sería ensuciarme y como ves estoy limpio y quiero seguir así.- dijo y se cruzó de brazos.

— Entonces busca que hacer, adiós.- dije subiendo rápidamente al asiento del piloto.

— ¡OYE!- lo escuché gritar y al encender el auto aceleré saliendo de la mansión.

Tarde casi diez minutos en llegar al pueblo. Habían muchas personas caminando y entrando a varias tiendas.

Aparque el auto cerca de la heladería ya eran casi las 5pm y los lugares nocturnos no tardarían en abrir.

Entre a la heladería habían varias personas disfrutando de su helado, me acerque al mostrador y los incontables sabores de helados estaban a mi vista.

Pero solo buscaba uno.

— Hola ¿Qué tal? Bienvenida a Caliscrem ¿Qué deseas ordenar?- un chico del otro lado del mostrador me habló.

Tenía una apariencia un poco sombría pero sus ojos azules y su cabello negro se hacían resaltar muy bien, quizá lucía así por su vestimenta oscura y los tatuajes que resaltaban en su cuello y brazos. Y el plus eran sus pircings en sus orejas y ceja.

Por el ánimo en qué hablo supuse que no quería estar ahí.

— Hola, estoy decidiendo el sabor. Pero ¿Tienen explosión de oreo?- pregunté y el reviso una pequeña lista.

— Lo lamento pero no.- dijo y frunci mi rostro lo debió notar porque se rió.- ¿Te puedo recomendar uno?- preguntó y asentí.- Bien, el de tres chocolates es muy delicioso.

— ¿En serio?- pregunté emocionada.- Dame uno por favor.

El chico se dispuso a preparar mi helado observé todo lo que hacia aunque se viera como si no quisiera estar aquí prepara muy bien los helados.

[Verano]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora