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Y este es un bonus que por allí me pidieron pero no recuerdo en donde en si.

Sabían que algo pasaba, era muy obvio.

El primero en notarlo fue URSS.

Rusia solía ser bastante holgazán respecto a limpiar en donde comía, simplemente ponía su plato y se sentaba, no le importaba si había migajas. Pero ahora se ponía a limpiar hasta con cloro la mesa y la barra antes de sentarse a comer.

Después notó que no le veía a los ojos.

URSS comenzó a sospechar, ¿su hijo estaría consumiendo algo y no quería que su padre lo notará al verle a los ojos?

Aquella sospecha se fue a la basura cuando esa misma semana le entregaron una prueba anti drogas de su hijo y salió negativa.

¿Que era entonces?

No tuvo una idea hasta que le pidió ayuda a su hijo a limpiar el departamento y este se negó a ayudarle cuando llegaron a depurar el armario.

—Rusia, es solo ropa.

—No, gracias, quién sabe que cosas del tío haya ahí —dijo con repelús el chico, mirando a otro lado.

—¿De que estás hablando?

—Eh... Nada... Mejor limpio tu armario de abrigos.

Después estaba Reich, quién lo primero que noto fue la negativa de sus hijos a comer en la mesa del comedor.

—No entiendo está afición que están teniendo los dos de comer en cualquier lado menos la mesa del comedor.

—Somo adolescentes, no le busques lógica —refuto Democrática, comiendo.

—Ale, tu eres el más elocuente, ¿Por qué? —Third miro a su hijo, quien le evitó la mirada observando intensamente su plato.

—La monotonía es algo fastidiosa, tengo suficiente de rutinas con Can, no es queja, solo me gusta hacer cosas diferentes cuando no estoy con él.

La respuesta del alemán mayor era bastante convincente.

Era perfecta en realidad.

Demasiado perfecta para ser real.

Así que ambos padres sentaron a sus hijos juntos.

—Muy bien, los tres han estado actuando de forma rara ultimamente, ¿Que rayos les está pasando? —preguntó con firmeza Reich.

—No estamos actuando raro —responfieron a la defensiva los adolescentes al mismo tiempo.

—No somos estúpidos, escupanlo ya —dijo ahora URSS.

—Cuando ustedes apenas van, nosotros ya regresamos hasta dos veces —la frase de Reich era la clásica entre padres, pero muchas veces muy certera.

Lástima que Ali tuviera una inclinación terrible a hacer malas bromas con cosas serias.

—Supongo que eso es una forma de decirnos que lo han hecho más de una vez en el comedor —murmuró.

Ambos padres palidecieron.

Rusia y Alemania Federal palidecieron.

Aunque Ale no tardó en reaccionar y darle un puñetazo a su hermano mientras Rusia le soltaba un pisotón.

—¿Q-qué a-acabas de decir? —preguntó asustado el alemán mayor.

—No dijo nada, es medio idiota, ya sabes que a mamá se le cayó de pequeño —le respondió Ale a su padre, sonriendo de forma forzada.

Cervezas y VodkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora