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Era el año 2018, un año más en las vidas de Third Reich y URSS.

Un año más en el que parecía que el germano seguía bastante enfermo. Por más que iban con médicos donde no se pudieran albergar registros, estos no encontraban que estaba mal con el alemán, quien solía padecer de intensos dolores de estómago después de las comidas, su apetito había disminuido e incluso vomitaba seguido.

Esos a URSS comenzaba a preocuparlo en exceso, porque no tenía una respuesta ante el estado delicado de su esposo y este parecía no hacer más que empeorar.

—Estoy harto, iremos al hospital —comentó URSS, suspirando y comenzando a juntar los distintos documentos que tenía de Reich.

Todos modificados, obviamente.

—No... se me va a quitar, solo debo reposar y no comer pesado —alegó Third, sintiendo su estómago pesado y revuelto.

—Eso llevas diciendo mucho tiempo y ya me cansé, quieras o no te voy a llevar al médico... el nieto de Luda* tiene su propia clínica privada, hable con ambos y aceptaron tratarte.

Aun y con todas las protestas del alemán menor, URSS tomo sus cosas y al alemán en brazos y lo subió al auto. No fue un camino muy largo, de apenas veinte minutos en el coche, pero URSS tuvo que detenerse al menos dos veces para dejar a Third vomitar a la orilla del camino.

Cuando llegaron a la clínica, alguien ya les esperaba, era un hombre de mediana edad llamado Luka.

—Señor Iván, por aquí por favor —le indico.

En todo tiempo, URSS llevaba en brazos a su esposo, quien se sentirá lo suficientemente agotado como para protestar. Fueron llevados a un consultorio, donde deposito a Reich en la camilla de examinación.

—¿Qué es lo que le pasa? —pregunto el humano, colocándose el estetoscopio en los odios.

—Malestar estomacal severo, ha empeorado en los últimos meses, apenas come, vomita y le duele, se la pasa en cama casi todo el día y ya es muy preocupante.

Aunque la voz de URSS sonaba tosca, Reich sabía que más bien estaba preocupado y asustado.

—Comprendo, ¿ha tomado medicina?

—Ranitidina, omeprazol, butiliocina, riopan, y no sé qué más le han llegado a recetar —recito de memoria el eslavo, solía ser el que surtía las recetas del alemán.

—La ranitidina ya no suele usarse porque genera ulceras gástricas —mencionó el medicó, palpando el abdomen del alemán.

En un punto, Reich se quejó bastante y sintió ganas de vomitas por la presión, pero se aguantó.

El medico volvió a presionar la zona y URSS tuvo que tomarle las manos al menor para que no terminara golpeando al humano.

—Esta zona se siente sumamente dura, como su hubiera algo, voy a mandarlo ahora mismo a rayos X para poder deliberar que hacer.

—¿Qué cree que sea?

—En el mejor de los casos su intestino dejo de trabajar y hay eses solidificadas atrapadas, en los peores casos puede ser su intestino torcido o un tumor, por eso quiero los rayos X.

Los dos ex países palidecieron. ¿Un tumor?, dado que ya no eran países, no sabían cómo es que funcionaba realmente su organismo ahora, pero si sabían que siendo países las enfermedades no eran algo que pudieran padecer, o no al menos las que fueran congénitas.

Y pensaban que seguía siendo así, no por nada URSS seguía fumando hasta una cajetilla diaria.

Con bastante pánico, URSS llevo a Third al área de rayos X, donde hicieron al alemán ponerse una bata y recostarse sobre una mesa especial.

Cervezas y VodkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora