La vida suele ser un conjunto de situaciones aleatorias que se juntan para crear recuerdos, pueden ser buenos o malos.
Y eso lo sabía la pareja, habían vivido lo suficiente para saberlo bien.
Por eso disfrutaban de cada momento de sus nuevas vidas.
Reich gustoso veía a sus hijos jugar en el jardín trasero, Reiviet y Nazviet iban contentos jugando con espadas de madera que URSS les había hecho.
De pronto sintió un peso en su pierna, bajo la vista y vio a su pequeña Bernadette de cinco años mirarle con una sonrisa.
— Papi, tengo hambre — dijo con su dulce voz.
— Bueno, supongo que debo alimentarte entonces — con una sonrisa se inclinó para tomar a su hija en brazos, sintiendo un dolor en su vientre — Ugh... Creo que dentro de poco tendré que dejar de cargarte, ya me dolió...
— Pero no peso mucho...
— Pero ya estoy algo viejo, cielo.
La niña río y abrazo a su papá mientras esté la llevaba al comedor y la sentaba en una silla.
Mientras le prepara un simple emparedado a la pequeña, el dolor no se fue, trato de ignorarlo, tenía tantos achaques por la edad que no pensaba darle tanta importancia a ese dolor.
Se sentó a acompañar a la pequeña, escuchando a sus dos hijos entrar a beber algo después de tanto correr.
La puerta de aquella casa se abrió y se escucharon pasos pesados, se escuchó el cierre de la puerta y pronto quedó a la vista URSS, quién volvía del trabajo.
— ¡Papi!
— Bienvenido a casa, cariño — Reich se levantó para recibir a su esposo, pero una punzada de dolor lo hizo gemir y terminar de rodillas en el piso — ¡Ah!
— ¡Reich! — URSS se acercó corriendo, esquivando a su hija que se había levantado de su silla y miraba a su padre con miedo.
— ¡Hay sangre! — exclamó Nazviet, señalando a su padre.
URSS reviso a Third y vio una mancha de sangre en sus pantalones.
Lo levanto en brazos y miro a sus hijos.
— Necesito que se queden, Rei, cuida a tus hermanos hasta que venga Ucrania, no debe tardar, debo llevar a su padre al hospital — camino apresurado a la entrada, donde tomo sus llaves y salió de la casa.
Los tres pequeños corrieron a la sala y vieron a sus padres a través de la ventana, viéndoles partir en el auto de forma apresurada.
Reiviet supo que algo estaba muy mal, no era normal que nadie sangrara de abajo, eso sus padres se lo habían dicho, y por las caras de sus hermanos supo que ellos estaban asustados.
— Vengan, llamemos a Ucrania para que se apresure, vera que vati estará bien — el mayor tomo las manos de sus hermanitos y los llevo al sofa de tres plazas.
Debía llamar a su hermano.
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Cervezas y Vodka
Fanficmini escenas, one shots y cosas varias sobre Third Reich, URSS y los hijos de este peculiar matrimonio, Reiviet, Nazviet y Bernadette. trataré de escribir lo que había en el anterior pero no prometo que esté todo.