𝙀⁸ - "𝙔𝙖𝙠𝙪𝙯𝙖"

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·˚ ༘₊· ͟͟͞͞꒰ ♘ - ヤクザ

Sana corría lo más rápido que sus piernas le permitían. Era su segunda semana en Japón y nada le pareció anormal hasta ahora.

— Maldita sea...

Huía de un grupo de hombres que la estaban siguiendo, lo llevaban haciendo desde el centro comercial.

No tenía idea de quiénes eran. O si pertenecían a algún grupo Yakuza, pero su instinto de mujer le indicaban que sí.

Dobló en la esquina, pero un auto negro salió de un callejón bloqueandole de paso.

— M-Mierda...— Se quejó. Retrocedió desesperada.

Se dió medía vuelta y corrió en la dirección opuesta. Sacó su teléfono móvil y marcó el primer número que aparecía en sus contactos.

Necesitaba ayuda.

𝙇𝙇𝘼𝙈𝘼𝘿𝘼.

- Hola Sana...

La menor respondió de mala gana. Afortunadamente, le contestó a la primera a Sana. Generalmente solo ignoraba sus llamadas.

- T-Tzuyu.

La voz desesperada de Sana, la preocupó.

- ¿Qué pasa?

- U-Un grupo...Un grupo de hombres me ha estado siguiendo, c-creo que son Yakuzas.

- ¿Qué?, ¿en dónde estás?

- C-Cerca del mirador Tsūtenkaku...

- Escondete. Iré por tí.

- Avísale a mi Padre, por favor.

Su voz estába temblorosa.

- Sí...No cuelgues, quédate en la llamada.

Un fuerte sonido se escuchó del otro lado de la llamada. Eso alertó a Tzuyu.

- M-Mierda...

- Sana, ¿qué sucedió?

...

𝙁𝙄𝙉 𝘿𝙀 𝙇𝘼 𝙇𝙇𝘼𝙈𝘼𝘿𝘼.

— ¿Sana?

Tzuyu dejó su móvil a un lado, corrió escaleras arriba e irrumpió en la oficina del Señor Minatozaki. Estába teniendo una charlar con su Padre.

— Tzuyu.— Su progenitor la miró molesto. Había interrumpido de una manera muy descortés, ni siquiera había tocado la puerta.

Él no tenía idea de lo que estába pasando.

— S-Sana.— Hizó una pausa para recuperar el aliento — Está en peligro...

El Señor Minatozaki se levantó en seguida y caminó hacía ella.

— ¿En dónde está? — Preguntó con seriedad.

— Cerca del mirador Tsūtenkaku.— Respondió rápidamente.

El hombre salió de la habitación, bajó las escaleras y se subió a su auto. Conduciría hasta allá, tenía que ir por su hija.

Tzuyu bajó las escaleras y se acercó a uno de lo los hombres que se encargaban de cuidar los auto móviles del Señor.

— Dame las llaves.— Le ordenó sujetandolo de la camisa.

— P-Pero Señorita.

— ¡Damelas!

𝙂𝘼𝙈𝙀𝙎 𝙊𝙁 𝙏𝙃𝙀 𝙈𝘼𝙁𝙄𝘼 ˢᵃᵗᶻᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora