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07 . Controlar, prohibir

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Canadá, tan lindo lugar como siempre lo decimos aquí, ¿verdad? Hogar de dos dulces esposos que viven tan felices, con las típicas peleas matutinas y su bipolaridad compartida para a las horas estar siendo los hombres más cariñosos del mundo, simplemente perfecto.

Probablemente para Noah no sea la mejor forma de iniciar la mañana, pues encontrar su celular roto en el suelo no es lo mejor del mundo.

Mientras su amado esposo en la cocina hacia el desayuno, gruñó con molestia por aquella escena que sabía perfectamente la razón de que ocurra. Se dirigió a la cocina tras limpiar el desastre causado en el suelo, tirando su teléfono a la basura con desdén. Pero Anderson aún no salía de la cocina, creía que era para evitarlo, sí, de seguro era eso.

- Buenos días. -

Pronuncio el moreno con un claro tono de enojo al entrar a la cocina, el mestizo volteo y le sonrió como un hipócrita total.

- Buenos días, cariño. -

Dijo en respuesta, sirvió el desayuno en una bonita vajilla color blanca con dorado y tazas color negro como el carbón. Anderson se sentó para empezar a comer, sin mirar a su marido.

Este sabía bien porque pasaba esto, y era destestable.

- ¿Me podrías explicar el por qué mi celular estaba roto? -

Cody murmuró algo nulo, dejando su tenedor a un lado para mirar con una bonita sonrisa a su pareja, enseñando sus lindos dientes blancos. Y sin agujeros, claro.

- Probablemente no estaría roto si me hubieras hecho caso ayer, y no haberte ido con la zorra que tienes por compañera de trabajo. -

El hindú se quedó en silencio, sabía bien lo que significaban esas palabras, había sido un idiota.

- ¡Pues disculpa por querer divertirme de vez en cuando! -

- Claro, y la forma de hacerlo es verte con una mujer casi todos los días. -

Noah gruñó, tiro su plato al suelo y salió de la cocina para hacer su rutina matutina con la pequeña esperanza de que a su esposo se le quitará aquel humor tan detestable. No es lo mejor despertar y ver actitudes así a su ser amado, lo abrumaba.

-

Las horas pasaron, ninguno se había hablado durante todo el día pues sentían que no era necesario, ¿y cómo no? Si Cody no era quien se disculpaba quizás él nunca lo haría.

La puerta fue ligeramente abierta, Noah se colocaba una chaqueta de felpa para salir de su hogar y las llaves sonaban al caer de su bolsillo. Al agacharse para recoger estar, un zapato las piso y tiro hacia atrás, Anderson lo miraba con una seriedad única, quizás hasta con enojo e irá.

- ¿A donde vas? -

Cuestionó, aunque sabía bien a donde se dirigía el hindú. El mencionado tan solo calló, cerro la puerta con cuidado y miro con casi la misma expresión a su esposo.

- Te voy diciendo que si llegas a salir de aquí tu vida va a ser el mismo infierno, sabes bien que no me gusta que te veas con esa chica. -

Noah lo medito varios segundos, sabía que su pareja le estaba prohibiendo el irse a hacer cualquier cosa con su compañera, haría muy mal en desobedecer las órdenes de su marido.
Asintió, quitándose la chaqueta y caminando de regreso a la habitación matrimonial de ambos.

Aquella noche sería como todas las demás, donde después de una estúpida pelea terminaban durmiendo abrazados o teniendo sexo, tan típico de ellos dos.

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