𝐏𝐫ó𝐥𝐨𝐠𝐨

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Betty Noyes .ᐟ
«Baby Mine

Baby mine, don't you cry
Baby mine, dry your eyes
Rest your head close to my heart
Never to part, baby of mine

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—Y así... la dulce y bella princesa encontró a su destinado: El Príncipe Encantador. Se casaron y vivieron felices para siempre —Narraba Yae, quien estaba contándole un cuento para dormir a Scaramouche—. ¿Te gustó la historia, Kabuki?

—Sí, mami, ¿pero qué es "un destinado"? —Preguntó inocentemente Scaramouche mientras sus ojos se cerraban poco a poco.

—Bueno, un destinado es tu alma gemela, a la cual amarás más allá de lo entendible, ¿comprendes? Los destinados se aman, se respetan y se protegen el uno al otro... —Explicaba Yae a su pequeño hijo, quien ya se había quedado profundamente dormido con una sonrisita en sus labios.

Yae sonrió dulcemente y le dio un casto beso a su hijo en la frente. Se paró de la cama y caminó hasta la puerta del cuarto.

—Un destinado es quien dice tu nombre dulcemente, y sientes como tu nombre está a salvo en su boca. —Terminó de decir la mujer, para salir del cuarto y cerrar la puerta cuidadosamente.

Catorce años después, Scaramouche estaba recordando las palabras que le dijo su madre esa noche

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Catorce años después, Scaramouche estaba recordando las palabras que le dijo su madre esa noche. Por alguna razón se le habían venido a la cabeza mientras caminaba.

Scaramouche pensaba que lo único que no estaba jodido en su familia disfuncional era la relación de sus dos madres. Era cierto que Ei era una maldita malhumorada y todo el asunto, pero ella de verdad amaba a Yae Miko, la protegía y la valoraba aunque no fuera buena demostrando sus sentimientos.

Recordaba que sus madres le contaban que se conocieron en contra de su voluntad, pero cuando se vieron supieron que eran destinadas, y poco a poco y con mucho esfuerzo fueron moldeando un lindo matrimonio. Aunque las peleas no faltaran, su relación era lo único lindo que tuvo Scaramouche en su infancia y adolescencia.

Ahora Scaramouche estaba tratando de abrir la molesta puerta de su casa que no cedía en lo absoluto, puesto que Scaramouche no estaba en sus 5 sentidos después de haberse drogado en un bar.

Cuando la puerta por fin se abrió y él entró cuidadosamente, no esperaba toparse con su madre bajando la escalera. Al verlo, ella inmediatamente lo miró con desagrado y bajó las escaleras más rápido para poder confrontarlo cara a cara.

—¿Dónde carajos estabas, Scaramouche? —Ei preguntó abruptamente. Ella de verdad estaba enojada esta vez—. ¿Otra vez estabas drogandote con los apestosos vagabundos de los bares a los que vas?

—No es asunto tuyo, Ei —Scaramouche volteó los ojos con fastidio. Ya hace mucho tiempo había dejado de llamar "mamá" a Ei.

—¿Sabes qué puta hora es? Hueles asqueroso, Scaramouche. De verdad que me da asco solo verte —Dijo Ei casi temblando de la rabia que le causaba ver a su hijo actuar de esa forma—. Es desagradable pensar que eres mi hijo.

Scaramouche volteó los ojos con desagrado; estaba muy cansado para escuchar esa basura, así que inmediatamente arremetió contra la mujer frente a él.

—¡Mierda! ¡Siempre es la misma mierda contigo! Tengo veinte años, carajo. No soy un jodido niño al que puedes controlar cómo se te da la gana —Gritó Scaramouche para después apretar los dientes y mirar de forma desafiante a su madre—. No es tu maldito problema si me drogo, fumo, tomo o siquiera si me suicido, jodida vieja.

—¡Deja de ser tan grosero con tu madre! —Ei ya estaba cegada por el enojo y sentía como en cualquier momento todo se iba a ir a la mierda.

—¿Mi madre? ¡Mi madre es una maldita puta que no sabe controlarse! ¡Se desquita con un niño de apenas 10 años y le hace la vida imposible hasta su adultez! —Scaramouche no pudo más y sacó todo lo que tenía guardado en lo más profundo de su corazón—. ¡¿De verdad crees que mereces algún respeto de mi parte?!

—¿Qué está pasando aquí? —Intervino rápidamente una alfa de cabellos rosados que bajó rápidamente al escuchar los fuertes gritos—. Scaramouche, ¿por qué le hablas así a tu madre? Cálmate.

Aunque Yae Miko se paró en medio de los dos y los intentó calmar, Scaramouche terminó diciendo la última cosa que sacó a Ei de todos sus cabales.

—Tú no eres mi madre, Ei. Dejaste de serlo desde el día número uno en que empezaste a cagarla brutalmente como madre. No sé ni por qué mamá se fijaría en una loca neurótica cómo tú. —Dijo Scaramouche, con un visible desagrado hacia Ei.

Y pasó...

Ei empujó a Yae Miko y se abalanzó sobre su hijo. Le dio unas cuantas cachetadas que le rompieron el labio. Golpeó su cabeza contra el suelo y lo dejó aturdido para después empezar a decirle todo tipo de brutalidades cómo: "Mierda, tú tampoco eres mi jodido hijo" "Nunca en mi vida debí darte a luz" "Eres un maldito bastardo desagradecido que no merece absolutamente nada" y demás cosas que le dolerían a cualquier persona; pero ahí estaba el problema, el problema, es que a Scaramouche ya no le dolían. Habían sido tantas las veces que su madre le había recordado todo eso, que él simplemente ya no podía sentir el dolor que le desgarraba el corazón.

Yae Miko se asustó por el estado de su hijo y por lo descabellada que estaba actuando su esposa. Trató de separarlos, pero lo único que se ganó fue que Ei también se desquitara con ella y empezará a gritarle mientras lloraba y tomaba del cabello a Scaramouche.

Scaramouche finalmente logro quitarse a su madre de encima y corrió rápidamente hacia la puerta. Ei lo siguió corriendo y gritando, pero Yae Miko logró interponerse en su camino y la abrazó fuertemente para empezar a liberar feromonas que la calmaran.

Mientras tanto, Scaramouche corrió lo más rápido que pudo por las calles, y después de asegurarse de estar lejos de su casa, dejó de correr y empezó a intentar regular su respiración. Ei sí que se había vuelto loca esta vez.

Estaba muy enojado mientras caminaba de camino a casa de su único amigo. Murmuraba para sí mismo y no se dio cuenta del fuerte ruido de una moto acercándose hasta que esta estuvo lo suficientemente cerca cómo para atropellarlo.

[...]

Fin del prólogo

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Fin del prólogo...

 🚭 𝗗𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗼 «𝐊𝐚𝐳𝐮𝐒𝐜𝐚𝐫𝐚» 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora