𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚: 2

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—¡Kazy, bájate de inmediato del sillón! —Exclamó Kazuha, sosteniendo del pie izquierdo a su hijo en el aire y observando con desesperación cómo su hija se trepaba en el reposabrazos del sillón

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—¡Kazy, bájate de inmediato del sillón! —Exclamó Kazuha, sosteniendo del pie izquierdo a su hijo en el aire y observando con desesperación cómo su hija se trepaba en el reposabrazos del sillón. 

Bajó al pequeño Yuri al suelo y salió corriendo para agarrar a la bebé, quien estaba a punto de caerse del mueble: —Cariño, ya te dije que no eres un mono. Si te caes, no vas a tener una cola con la cual sujetarte —El joven platinado exhaló y negó mientras la bebé balbuceaba cosas sin sentido y se reía.

Suavemente puso a la bebé en la caminadora y miró a Yuri, sintiendo que se quería morir en ese preciso momento al verlo lleno de marcador permanente negro: —Hombre, si solo te he dejado por unos segundos, ¿de dónde sacaste eso? —Preguntó con confusión, quitándole el marcador de entre las manos—. Ahora pareces un punketo tatuado... 

Kazuha sintió un pequeño tic en el ojo al intentar quitarle el marcador con toallitas húmedas y que no sirviera en lo absoluto. El joven respiró hondo y sintió cómo la caminadora le tocaba suavemente la espalda y la bebé intentaba colocarle una peluca de princesas.

—¿Esa no es la peluca que manchaste con avena? —Preguntó mirando con algo de cautela y desagrado la peluca. Finalmente cedió y se la colocó soltando un largo y profundo suspiro—. ¿Me veo bonita?

La bebé tomó su chupón y se lo metió a la boca mientras negaba, riéndose al ver cómo a su padre se le distorsionaba la expresión.

Yuri tocó su hombro y le entregó un tutú rosa, pidiéndole que se lo pusiera y jugaran los tres a la hora del té. Kazuha se rio suavemente y se colocó el tutú. Ayudó a sus pequeños a sacar el juego de té de juguete y los tres se pusieron a jugar, charlando como si fueran un grupo de verdaderas viejas chismosas... —A excepción de Kazy, quien solo podía balbucear de enojo cuando su papá no le servía del té invisible—.

Siguieron jugando durante un rato. Kazy maquillaba a su padre y Yuri se encargaba de pintarle las uñas de rosado mientras él les charlaba de sus aventuras en motocicleta cuando era más joven, soltero y sin hijos. 

En ese momento, el sonido de la puerta abriéndose los alertó a los tres, quienes inmediatamente voltearon a ver al recién llegado con los ojos resplandecientes. 

Scaramouche cerró la puerta con un suave puntapié mientras caminaba torpemente con unas enormes bolsas de cartón en sus manos y las dejaba sobre la barra de la cocina. Miró a la sala y parpadeó varias veces mirando a Yuri todo lleno de marcador permanente; Kazuha con una fea peluca manchada de avena, un tutú rosa chillón y las manos mal pintadas de rosado; miró también a su hija en la caminadora, con el chupón en la boca y una Barbie sin cabeza en las manos. 

Los cuatro se miraron fijamente en silencio, para después salir corriendo hacia Scaramouche. El de cabellos índigos chilló mientras veía cómo una estampida se iba encima de él.

Kazuha empujó suavemente a Yuri y se rio maliciosamente al verlo caer en el tapete de rompecabezas de fomi, pero la vida se lo devolvió tropezándose con la caminadora de Kazy y cayendo al suelo con un crujido de su cadera. Finalmente, ambos niños corrieron hasta su padre y se amontonaron debajo de él como pequeños roedores esperando a que este los cargara.

 🚭 𝗗𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗼 «𝐊𝐚𝐳𝐮𝐒𝐜𝐚𝐫𝐚» 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora