Era mi tercer día de vacaciones, y tengo que admitir que me estaban sentando de maravilla. Me había centrado en mis redes sociales y en subir contenido, pero dedicando la mayoría de tiempo a mis actividades favoritas que normalmente no tenía tiempo para hacer.
Me desperté y respondí un par de mensajes que me habían escrito mis dos chicos favoritos, Pablo y Pedro. A los dos les avisé en su momento de que me iba a tomar una semana de vacaciones y aunque no les dije la razón en concreto, los dos lo sabían. Abrí primero el mensaje de Pablo, que eran un par de videos graciosísimos que me alegraron la mañana, y después de responder abrí el de Pedro. Él se había preocupado muchísimo desde el momento en que le dije que me iba a tomar la semana libre, y me escribía cada dos por tres para asegurarse de que estaba bien. Contesté a su mensaje diciéndole que todo iba bien y que ya tenia más que superado todo lo que había pasado con el portugués.
Obviamente era completamente mentira. Pedro lo sabía y yo también. La herida del portugués seguía abierta y escocía, joder si escocía. Lo que más me dolía de todo era haber pensado que entre nosotros dos iba a pasar algo cuando claramente yo solo era un pasatiempo para él, su manera de entretenerse en Barcelona.
Me levanté de la cama sacando esos pensamientos de mi cabeza, me había prometido a mí misma que no le iba a dedicar más atención a João ni a lo que había pasado.
Fui al baño para lavarme la cara y maquillarme un poquito, tenia la intención de grabar un vídeo para YouTube y no quería que pareciera que acababa de salir de la tumba. Una vez lista me cambié el pijama por algo un poco más mono pero igual de cómodo, y me dirigí hacia la cocina para desayunar algo.
Justo acababa de hacerme mi café con leche cuando oí el timbre de mi casa sonar ¿Quién narices era ahora? No estaba esperando a nadie. Pensé que tal vez era un paquete de estos que me enviaban las marcas pero, madre mía, que equivocada que estaba. Abrí la puerta y me encontré con los ojos de cierto portugués al que llevaba evitando des de hacia días.
Pude sentir como mi corazón se paraba. Nos sabía como me debía sentir. Al principio era una mezcla de confusión y sorpresa, pero rápidamente se convirtió en rabia ¿Quién cojones se cree este chaval para presentarse en mi casa después de hacérmelo pasar tan mal?
- ¿Puedo ayudarte? - le pregunté lo más seca que pude
Tuve que asegurarme de que no me temblara la voz, porque por muy enfadada que estuviera con João, seguía teniendo el mismo efecto de siempre sobre mi.
- ¿Por qué ya no vienes a trabajar? - me devolvió la pregunta
Me sorprendí. Desde cuando le importaba a este que fuera o no al trabajo, si total, me iba a ignorar igualmente.
- Lo siento João, no es de tu incumbencia
- No, vamos Clara, no hagas esto - me pidió
Si ya estaba enfadada no puedo ni explicar como aumento mi rabia. ¿Pero este tío es imbécil? Me ignora después de decirme que le gusto ¿y tiene los huevos de venir a mi casa a decirme que no sea una borde con él? Como no salga de esta casa ahora mismo lo sacaré yo misma por las orejas
- ¡¿Pero tu eres imbécil?! - le grité sin poder contenerme
Los ojos de João se abrieron con sorpresa y vi como daba un paso para acercarse a mí. Retrocedí dos pasos, no podía dejar que me tocara o me rendiría ante él. Aprovechó que yo había tomado distancia para entrar en mi casa y cerrar la puerta detrás suyo
- Por favor Clara, déjame hablar contigo, dame una oportunidad para intentar solucionarlo
Entré en un debate interno. Una parte de mi quería echarlo de mi casa a patadas y soltarle todos los insultos que había almacenado en mi cabeza solo para él, pero mi otra parte racional me decía que debía darle la oportunidad de explicarse, y luego ya si eso lo echaría de mi casa. Me decanté por la segunda opción, aunque me costó bastante.
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Is it worth it? - João Félix
Roman d'amourEn el vibrante escenario del fútbol mundial, donde la pasión y la destreza convergen, surge un romance inesperado entre João Félix, la estrella del FC Barcelona, y Clara Hernández, la encantadora hija del renombrado entrenador del equipo. Entre los...