Valentino no entendía nada. Todo se había vuelto oscuro y estaba caminando sin dirección tratando de encontrar algo de luz. Gritó pidiendo ayuda, pero nadie respondía.
Entonces escuchó una voz cantando una canción que él conocía bien, había crecido escuchando esa canción. Ella siempre la cantaba cuando lavaba los platos, cuando regaba sus plantas o cuando tenía un mal día, pero conforme pasaba el tiempo y los problemas se convirtieron en más de lo que ella podía manejar, dejó de escucharla.
—Todo el mundo tiene algo, pero algunos no saben cómo manejarlo. Siempre tendiendo la mano en vano, solo tomando las cosas que no vale la pena tener. Pero no te preocupes por nada porque estaré al lado cuando lo compruebes —Era una voz masculina, suave y dulce.
Siguió esa voz hasta que el camino se comenzó a aclarar y viendo al frente divisó a un chico de espaldas podando un arbusto de rosas.
"Conozco esa voz y a esa persona"
—¿Matu? —preguntó.
El chico se dio la vuelta despacio y con una tierna sonrisa asintió.
—¿Por qué tardaste tanto? —Matías dejó caer las tijeras y corrió a su encuentro.
Ambos se abrazaron y mientras el italiano repetía cuanto lo había extrañado, él contestaba con disculpas.
—No tenemos tiempo para esto —Matías se alejó y lo tomó de la mano— debes ayudarme, estamos retrasados con los preparativos.
—¿Los preparativos? —indagó Valentino mientras le seguía el paso.
—De nuestra boda tontito. Mira, ya arreglé lo de las rosas, pero necesito que tú te hagas cargo de la comida para la fiesta.
—¡¿NUESTRA QUÉ?! —Se detuvo y soltó la mano del chico.
—Por cierto, no olvides pagarle a los meseros y al DJ.
—No, no —Sacudió la cabeza y tomó de los hombros a Matías— ¿Nos vamos a casar? ¿Eso cómo pasó?
—Pasó cuando llegaste —respondió como si fuera lo más obvio— Por eso estás aquí, ¿o no?
—No...
—¿Entonces qué haces aquí y por qué has estado tan obsesionado conmigo todos estos meses? —preguntó molesto tratando de soltar su mano.
"Oh, no, es una pregunta capciosa"
—Pues... porque te extrañaba y te quiero en mi vida —Apretó la mano del joven.
—¿O sea que no estás aquí porque me amas?
—Yo no sé...
—Mi niño —La voz de su madre detrás de él lo espantó.
Una mujer hermosa con el cabello castaño y ojos verdes apareció seguida por ciento de personas que conocían a Valentino, entre ellos fotógrafos y periodistas.
—¡Mamá! —Soltó rápidamente la mano de Matías— ¿Qué haces aquí?
—Me llegó la invitación de tu boda y noté que no era el nombre de una chica el que estaba al lado del tuyo, sino el de un hombre.
—¿Invitaste a mi madre? —preguntó Valentino enojado mirando a Matías.
—¿Eso quiere decir que usted es gay? —preguntó uno de los periodistas mientras escribía en su libreta.
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Arriba del Continente
RomanceValentino Alves no ha tenido una vida fácil, rechazado desde niño por su padre, sus amigos y la chica que le gusta, le hacían pensar que había algo malo en él y que estaría solo para siempre. Una noche en un bar cambió todo eso cuando unos hermosos...