Capítulo 7: Lo malo de ser bueno

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Diario (Día 1)

La última vez que vi a la Dra. Casala, me aconsejó que comenzara un diario en el cual pudiera expresar las cosas más profundas que me cuestan decir en voz alta. En vista de los acontecimientos recientes he decidido hacerle caso, porque siento que voy a explotar.

No es fácil hablar de este tema con nadie, todos a mí alrededor creen que soy una persona normal, lo que sea que normal signifique, y es por eso que no logro hablar con nadie de Matías.

He pensado últimamente de lo injusto que es sentirme así, no por mí, sino por estas dos personas maravillosas: Rebeca y Matías.

Por un lado, tengo todo, TODO lo que siempre quise. Rebeca es mi novia, mi padre y yo nos hemos vuelto más unidos que antes, incluso mi relación con Eva y Aarón ha mejorado bastante, logré entrar en el Real Madrid como profesional, voy a fiestas y me he visto rodeado por todos aquellos a quienes siempre quise cerca de mí y de quienes sentía envidia de que Martín lograra engatusar tan fácilmente.

Estoy en la cima de la montaña, al fin tengo el puesto número uno en el podio, he logrado derrotar a mi enemigo y quedarme con todo aquello que le envidiaba desde que éramos niños, sin embargo, ¿por qué se siente tan vacío?

Es aquí cuando vuelvo al tema de la injusticia con Matías y Rebeca. Rebeca es maravillosa, amo todo de ella, la he amado desde que éramos niños y, por fin, es toda mía, pero cuando estamos juntos en la noche después de terminar con nuestras apretadas agendas, los temas de conversación se acaban, nos quedamos en un silencio incómodo al que solo podemos ponerle fin teniendo sexo y, cuando ella duerme, no puedo evitar pensar en lo que Matías estará haciendo, y sé que es egoísta pensar en él, porque fue mi decisión terminar lo que teníamos y me han inculcado desde niño a hacerme cargo de mis actos, pero no lo puedo evitar.

También he notado que la que más habla en nuestra relación es ella, al principio pensé que era porque, bueno, no es como si a mí me pasaran muchas cosas durante el día para contar, pero cuando intento hablar de algo que me ha sucedido, ella me escucha por unos minutos y luego cambia de tema para volver a ponerse en el centro de la conversación y me di cuenta de que eso siempre ha sido así. Tal vez yo siempre he sido muy callado y ella muy parlanchina o quizá, soy la clase de persona a la que le gusta escuchar y ella a la que le gusta hablar, no lo sé, pero no puedo evitar hacer una comparación cuando pienso en este tema, y es que con Matías ambos hablábamos y ambos escuchábamos.

Odio esto, las comparaciones, yo he sido víctima de las mismas durante toda la vida y no quiero hacerlo con ellos dos. Cuando pienso en esta clase de cosas, no puedo evitar sentirme culpable, como el malo de la historia, aunque lo más posible es que lo sea, después de todo, todos hemos sido el malo en la historia de alguien más y yo soy el patán de la historia de Matías que le rompió el corazón y, he llegado a pensar en la historia de Matías como una serie de esas cursis que hay en Netflix, en la que Félix fue el antagonista de la primera temporada, a la cual miles de chiquillas alrededor del mundo detestan, pero a la vez lo usan como el modelo de sus fanfics por lo guapo que es y luego, yo tomé su lugar en la segunda temporada como el tipo que parece ser la solución de todo el daño efectuado por el ex novio infiel, pero de pronto el guionista decidió darle un giro a la historia, porque Netflix quiere una tercera temporada y, debido a eso, ahora yo soy el villano.

Ya sé que lo último que escribí sonó como la estupidez más grande del mundo y que sería mejor irme a dormir, ya que estoy desvariando al pensar que alguien quisiera hacer una serie de algo tan desafortunado, de seguro la crítica lo odiaría y habrá peleas en twitter sobre el cast elegido y luego, en grupos de Facebook habría innumerables debates entre la gente a la que le gustó la serie y gente que la odió, dando argumentos como si fueran críticos expertos del séptimo arte.

Arriba del ContinenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora