Capítulo 4: Caraluna

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—Por favor sal de ahí— pidió Rebeca desde afuera del baño —has estado encerrado ahí por 30 minutos, dime qué te pasa.

Valentino se levantó del suelo del baño una vez logró calmar su llanto, se lavó la cara y esperó un poco más hasta que el rojo debajo de sus ojos desapareciera.

—Aquí estoy— dijo Valentino saliendo del baño —¿dónde están mis maletas?— preguntó al ver que no había nada sobre su cama.

—Le pedí al guardaespaldas que las pusiera en el auto, tu padre dijo que nos vamos en una hora— contestó Rebeca tomando asiento en la cama —¿por qué te encerraste en el baño?

—Quería bañarme— respondió Valentino.

—Pero estás seco y usas la misma ropa.

—Bueno es que...

—¿Valentino has visto mis zapatos rojos?— preguntó Andrés entrando sin permiso a la habitación —¿Qué hace aquí la bruja?— preguntó en portugués con mala cara al ver a Rebeca.

—No le digas así— lo regañó Valentino en portugués —no he visto tus zapatos rojos, sal de aquí.

Andrés miró el armario de Valentino y luego miró a su hermano.

—¿Te vas a llevar todo tu armario a Liverpool o vas a comenzar a vivir en casa de Matías a partir de ahora?— preguntó con diversión Andrés en portugués.

"Matías" Ese nombre dolía...

—No hablen en portugués, saben que no entiendo nada— pidió Rebeca cruzándose de brazos.

—Ya, en serio ¿qué hace aquí?— preguntó Andrés en español señalando a Rebeca.

—Ayudo a tu hermano a empacar— contestó Rebeca —deberías felicitar a Valentino, a partir de ahora es el nuevo delantero del Real Madrid— dijo feliz.

—¡OH POR DIOS!— Andrés se tapó la boca mientras sus ojos mostraban su felicidad —no puede ser ¿es de verdad?

—Sí— contestó Valentino feliz —comienzo mañana.

—Eso es genial, me alegro tanto por ti— Andrés saltó encima de su hermano para abrazarlo y despeinarlo —¿ya se lo contaste a Matías? Demonios, Matías ¿qué vas a hacer? Escucha él es un tipo bastante abierto, no creo que tenga inconveniente en una relación a distancia, pero vamos a tener que hacer un horario para que se puedan ver— dijo en portugués y la felicidad de Valentino se fue de su cara y un sentimiento de dolor volvió a recorrer su cuerpo —Cuando tengas tiempo libre puedes venir a quedarte aquí, o ya sé tengo una mejor idea ¡que Matías se vaya a vivir contigo!— miró a su hermano —¿por qué esa cara larga?

Valentino cerró los ojos, respiró y luego miró a su hermano.

—Matías no se va a mudar— contestó en portugués.

—No me digas que salió con "no quiero ser un mantenido"— Andrés hizo una voz de niño —no te preocupes, yo voy a hablar con él y lo voy a convencer— se dio la vuelta dispuesto a salir, pero Valentino lo detuvo.

—Andrés— miró a su hermano —terminé con Matías.

—¡¿Qué hiciste qué?!— Preguntó Andrés enojado —¿por qué? ¿Qué diablos te pasa?

—Era necesario...

—¿Necesario para qué?

—Andrés— Valentino miró a Rebeca y luego regresó la vista a su hermano —hablaremos de esto después cuando estemos a solas ¿sí?

—¡No! Explícame por qué terminaste con él— gritó Andrés enojado.

—Andrés ¿por qué haces tanto escándalo?— preguntó Felipe entrando en la habitación —Rebeca está aquí, compórtate.

Arriba del ContinenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora